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Galeano visto por Miguel Rep

 

Eneko


Biografía
 

Galeano nació en Montevideo, Uruguay, en el seno de una familia de clase alta y católica de ascendencia italiana, española, galesa y alemana. Su padre fue Eduardo Hughes Roosen y su madre, Licia Esther Galeano Muñoz, de quien tomó el apellido para su nombre artístico. En su juventud trabajó como obrero de fábrica, dibujante, pintor, mensajero, mecanógrafo y cajero de banco, entre otros oficios. A los 14 años vendió su primera caricatura política al semanario El Sol, del Partido Socialista.

Comenzó su carrera periodística a inicios de 1960 como editor de Marcha, un semanario influyente que tuvo como colaboradores a Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti, Manuel Maldonado y los hermanos Denis y Roberto Fernández Retamar. Editó durante dos años el diario Época.

Es además conocida su pasión por el fútbol y en especial por el Club Nacional de Football, pasión que compartía junto a Mario Benedetti.

Contrajo matrimonio tres veces: la primera, con Silvia Brando, con quien tuvo una hija, Verónica Hughes Brando; luego, con Graciela Berro Rovira, con quien tuvo dos hijos: Florencia y Claudio Hughes Berro; finalmente, con Helena Villagra.

Durante sus estudios con una beca en París, supo que Juan Domingo Perón había dicho: «Si ese muchacho anda por acá, me gustaría verlo». Galeano aprovechó un viaje para llamar al teléfono que le habían dado, aun cuando no terminaba de creer que fuese cierto. Lo era, y fue recibido muy bien. Tuvo una larga charla con el expresidente argentino en el exilio, durante la cual le preguntó por qué no emitía señales más a menudo:

«Perón me contestó: "El prestigio de Dios está en que se hace ver muy poco"».

En el golpe de Estado del 27 de junio de 1973, Galeano fue encarcelado y obligado a abandonar Uruguay. Su libro Las venas abiertas de América Latina fue censurado por las dictaduras militares de Uruguay, Argentina y Chile. Se fue a vivir a Argentina, donde fundó la revista cultural Crisis.

En 1976, se casó por tercera vez. Voló a España, donde escribió su famosa trilogía: Memoria del fuego (un repaso por la historia de Latinoamérica), en 1984.

A inicios de 1985, retornó a Montevideo. En octubre de ese año, junto a Mario Benedetti, Hugo Alfaro y otros periodistas y escritores que habían pertenecido al semanario Marcha, funda el semanario Brecha, del cual continuó siendo integrante de su Consejo Asesor hasta su muerte.

Entre 1987 y 1989, integró la "Comisión Nacional Pro Referéndum", constituida para revocar la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, promulgada en diciembre de 1986 para impedir el juzgamiento de los crímenes cometidos durante la dictadura militar en su país (1973-1985).

En 2010, el Semanario Brecha instituyó el Premio Memoria del Fuego, que está previsto que Galeano entregue anualmente a un creador que a sus valores artísticos sume el compromiso social y con los derechos humanos. El primer galardonado fue el cantautor español Joan Manuel Serrat, quien recibió el 16 de diciembre de 2010, en el Teatro Solís de Montevideo, la estatuilla diseñada por el escultor Octavio Podestá. El segundo galardonado con el premio fue Manuel Martínez Carril, renombrado crítico cinematográfico y director histórico de la Cinemateca Uruguaya, el mayor archivo fílmico de Uruguay y una institución independiente y autogestionada emblemática por su resistencia cultural que en 2012 cumplió 60 años de existencia.

En 2004, Galeano apoyó la victoria de la alianza Frente Amplio y de Tabaré Vázquez. Escribe un artículo en el que menciona que la gente votó utilizando el sentido común.

En 2005, Galeano, junto a intelectuales de izquierda como Tariq Ali y Adolfo Pérez Esquivel se unen al comité consultivo de la reciente cadena de televisión latinoamericana TeleSUR. En México escribe para el periódico La Jornada.

En enero de 2006, se unió a figuras internacionales como Gabriel García Márquez, Mario Benedetti, Ernesto Sabato, Thiago de Mello, Carlos Monsiváis, Pablo Armando Fernández, Jorge Enrique Adoum, Luis Rafael Sánchez, Mayra Montero, Ana Lydia Vega y Pablo Milanés, en la demanda de soberanía para Puerto Rico. Además firmaron en la proclamación de independencia del país.

En febrero de 2007, Galeano superó una operación para el tratamiento del cáncer de pulmón. En noviembre de 2008, dijo sobre la victoria de Barack Obama:

«La Casa Blanca será la casa de Obama pronto, pero esa Casa Blanca fue construida por esclavos negros. Y me gustaría y espero que él nunca lo olvide».

En abril de 2009, el presidente venezolano Hugo Chávez entregó un ejemplar de Las venas abiertas de América Latina al presidente estadounidense Obama durante la quinta Cumbre de las Américas, celebrada en Puerto España, Trinidad y Tobago.

En mayo de 2009, en una entrevista declaró:

No sólo Estados Unidos, sino algunos países europeos han sembrado dictaduras por todo el mundo. Y se sienten como si fueran capaces de enseñar lo que es democracia.

 Falleció el 13 de abril de 2015, a las 8,20 en Montevidio, Uruguay


 


Las frases de Eduardo Galeano

Deja múltiples frases sobre política, literatura y, cómo no, fútbol

Galeano, será recordado sobre todo por Las venas abiertas de América Latina. Junto a esta obra, El libro de los abrazos obtendría un buen puñado de votos en una hipotética votación sobre lo mejor de un escritor que, bajando al ámbito personal de cada uno, tendría alguna que otra opción.

También sus frases, rotundas, concisas y afiladas, merecerían una clasificación.

Aquí recogemos algunas de ellas con su enlace al dónde y cuándo.

 

Literatura y periodismo

 

"De Juan Rulfo aprendí que se escribe por la otra punta del lápiz, la que tiene la goma de borrar" (leer más...)

“Cortázar siguió creciendo hasta la muerte: manos, pies… Él, que no quería notoriedad y la naturaleza le hacía crecer y crecer sin cesar” (leer más...)

 “Le agradezco al periodismo que me haya sacado de la contemplación de los laberintos de mi propio ombligo” (leer más...)

 

Política

 

"En el siglo XX la mitad del mundo sacrificó la justicia en nombre de la libertad y la otra sacrificó la libertad en nombre de la justicia y en el siglo XXI sacrificamos las dos en nombre de la Globalización" (leer más...)

"El miedo nos gobierna. Esa es una de las herramientas de las que se valen los poderosos, la otra es la ignorancia" (leer más)

"Habitamos un mundo que trata mejor a los muertos que a los vivos. Los vivos somos preguntones, y somos respondones, y tenemos otros graves defectos imperdonables para un sistema que cree que la muerte, como el dinero, mejora a la gente" (leer más...)

“El trabajo no vale nada, no hay plata que alcance, se hace el doble a cambio de la mitad. ¿Qué producen nuestros países? Brazos baratos. La realidad se vuelve chiste de humor negro: “Hay que apretarse el cinturón”. “No puedo. Me lo comí ayer” (leer más...)

“Las paredes son la imprenta de los pobres” (leer más...)

"La libertad del dinero exige trabajadores presos de la cárcel del miedo"(leer más...)

"Convendría que los tecnócratas, los que deciden desde la velocidad del vuelo de las moscas a la intensidad de los amantes, escuchasen las reflexiones de los niños" (leer más...)

 

Irak y el 15M

 

Sobre la guerra de Irak: "El mundo está loco, quizás la solución esté en un congreso internacional de psiquiatras" (leer más...)

Sobre el 15M: “El mundo, hoy, invita a ser indigno y la gente joven se ha negado a esa invitación. A mí me da una inyección de vitamina E: e de esperanza, de entusiasmo" (leer más...)

 

Fútbol

 

"Para los intelectuales de izquierdas, el fútbol impide que el pueblo piense. Para los de derechas, prueba que piensa con los pies. ¿Que es un negocio? Eso vale para todo. ¿El sexo no lo es? Y los que saben me han dicho que el sexo no está mal" (leer más...)

 

Epílogo

 

"RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón..." 

 Fuente: El País

Más frases de Galeano
 
Arránqueme, Señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desdúdeme.

Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.

El código moral del fin del milenio no condena la injusticia, sino el fracaso.

La historia de América Latina es la historia del despojo de los recursos naturales.

Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana.

Mirá pibe. Si Beethoven hubiera nacido en Tacuarembó, hubiera llegado a ser director de la banda del pueblo.

La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo.

Yo creo que fuimos nacidos hijos de los días, porque cada día tiene una historia y nosotros somos las historias que vivimos...

La palabra política se ha manoseado tanto que significa todo y no significa nada. Entonces desconfío mucho de la etiqueta política.

Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna tiene dos noches de edad. Yo, una.

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con qué.

En el mercado libre es natural la victoria del fuerte y legítima la aniquilación del débil. Así se eleva el racismo a la categoría de doctrina económica.

Soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable.

No soy fanático ni religioso en política. No creo en el fanatismo, creo que los fanáticos deberían estar todos encerrados en el manicomio, porque son peligrosos.

Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres.

La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo.

El mundo es una gran paradoja que gira en el universo. A este paso, de aquí a poco los propietarios del planeta prohibirán el hambre y la sed, para que no falten el pan ni el agua.

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.

Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.

Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca, peinándose la cabellera, que le llegaba a los pies. El peine desprendía sueños, con todos sus personajes: los sueños salían del pelo y se iban al aire.

El automóvil, el televisor, el vídeo, la computadora personal, el teléfono celular y demás contraseñas de la felicidad, máquinas nacidas para "ganar tiempo" o para "pasar el tiempo", se apoderan del tiempo.

La industria norteamericana de armamentos practica la lucha contra el terrorismo vendiendo armas a gobiernos terroristas, cuya única relación con los derechos humanos consiste en que hacen todo lo posible por aniquilarlos.

Las bombas inteligentes, que tan burras parecen, son las que más saben. Ellas han revelado la verdad de la invasión. Mientras Rumsfeld decía: “Estos son bombardeos humanitarios”, las bombas destripaban niños y arrasaban mercados callejeros.

La realidad de un país es muy compleja, muy contradictoria, muy difícil de desentrañar, y para conocer una realidad no es asunto de estar unos días, una semana o dos o tres en un país. La realidad de cada país es una señora bastante misteriosa.

Por suerte creo que estoy fuera de los géneros. Y eso es el resultado de muchos años de trabajo en que fui descubriendo que lo mío era una síntesis de diferentes géneros. Una tentativa de síntesis para recuperar la unidad perdida del lenguaje humano.

Habitamos un mundo al revés por la sencilla razón de que es un mundo que recompensa la especulación y castiga el trabajo. Entonces es un mundo al revés porque recompensa al revés, recompensa lo que debería castigar y castiga lo que debería recompensar.

Yo les disparo a las etiquetas. Y cuándo me dicen escritor de qué. Yo digo: de todo, de cualquier cosa. O cuándo me dicen usted es poeta; respondo, no, no escribo poesía, o a lo mejor la escribo y no me doy cuenta, y eso me llena de alegría, porque la literatura que más me gusta es la que revela la poesía escondida.

Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.

Las prisiones y los fusilamientos en Cuba son muy buenas noticias para el superpoder universal, que está loco de ganas de sacarse de la garganta esta porfiada espina. Son muy malas noticias, en cambio, noticias tristes que mucho duelen, para quienes creemos que es admirable la valentía de ese país chiquito y tan capaz de grandeza, pero también creemos que la libertad y la justicia marchan juntas o no marchan.

Mis libros se ocupan de todo. De todos los temas imaginables. Nada de lo humano me es ajeno, pero me interesa también la vida de los bichos, los fenómenos de la naturaleza. Por lo tanto la etiqueta de escritor político es algo que rechazo, porque me limita y me amenaza con convertirme en un autor panfletario, a las órdenes de algún partido o alguna religión, y eso no tiene nada que ver conmigo. Soy un hombre muy libre y escribo muy libremente.

[Sobre Internet] Paradójicamente algo que nació al servicio de la muerte, como un invento del Pentágono para coordinar en escala planetaria sus planes de agresión contra otros países, se convirtió en un instrumento de vida. La gente transformó en su fin original y gracias a eso puede encontrarse, reunirse en torno a objetivos comunes y puede auto convocarse para rechazar las injusticias. Para protestar. Son esas paradojas que te ayudan a vivir y te demuestran que no hay nada definitivo. Hay muchas cosas que nacen en un sentido y terminan viviendo en otro.

¿Hasta cuándo los países latinoamericanos seguiremos aceptando las órdenes del mercado como si fueran una fatalidad del destino? ¿Hasta cuándo seguiremos implorando limosnas, a los codazos, en la cola de los suplicantes? ¿Hasta cuándo seguirá cada país apostando al sálvese quien pueda? ¿Cuándo terminaremos de convencernos de que la indignidad no paga? ¿Por qué no formamos un frente común para defender nuestros precios, si de sobra sabemos que se nos divide para reinar? ¿Por qué no hacemos frente, juntos, a la deuda usurera? ¿Qué poder tendría la soga si no encontrara pescuezo?

El sistema capitalista se come todo lo que encuentra. Incluye una ideología, una moral, una concepción de la vida y de las cosas que es peligrosa para el género humano y para el planeta que habitamos. Es bueno, bajo ese sistema, todo lo que es rentable, y todo lo que no es rentable no merece existir. Eso conduce a la rifa del planeta. De hecho las dos actividades más lucrativas en el mundo de hoy son actividades enemigas de la condición humana: el comercio de drogas y el comercio de armas. Las armas son parte esencial de la industria militar, que es en realidad una industria criminal

Fuente: Frases y Pensamientos


El poeta de los de abajo

 

Jorge Majfud

La desproporcionada estatura literaria de Eduardo Galeano ha sido desde siempre eclipsada por otra no menos desproporcionada pasión: la batalla ideológica que nunca rehuyó. Esta verdad nunca le molestó porque, excepto el dolor de la injusticia, casi nada le molestaba. Era un tipo que iba desbordando alegría por todas partes, capaz de hablar durante muchas horas seguidas, con su voz pausada, como si degustara cada palabra, como si nunca se cansase de buscar en su memoria recuerdos propios y ajenos.

Diferente a lo que suelen pensar y propagar sus adversarios, él siempre estaba abierto a reconocer sus errores, hasta el extremo de intentar, no hace un año, un suicidio literario cuando criticó sin piedad Las venas abiertas de América Latina. Enseguida se abalanzaron las aves de vuelo oscuro para darse un banquete. Sin embargo (se lo reproché), equivocado o no, ese fue el libro más valiente de su generación. Aun considerando monumentos literarios como la trilogía Memoria del fuego o el más reciente Espejos, si luego Eduardo volvió a equivocarse en su evaluación de la realidad (sabemos que sus adversarios pueden hablar con varios dioses) lo hizo siempre a favor de los más débiles. Así, hasta equivocarse vale la pena.

Hace unas horas, un canal de televisión de Argentina me preguntó si él bromeaba sobre el hecho de que yo a veces enseño sus libros en Estados Unidos. Esta simplificación (en forma de inadvertida paradoja) es clásica y popular y no es necesario ser mala persona para reproducirla. Pero es otra muestra de algo que no había en Eduardo: él mismo fue profesor de literatura en California y bastaba con hablar con él o leer sus libros para darse cuenta de su falta de ortodoxia, de dogmatismo: los países no tienen dueños ideológicos y la nacionalidad no da privilegios éticos, pese al interés de determinados grupos por secuestrarlos en su nombre.

A pesar de su imagen más popular, su verdadero compromiso no fue político ni fue ideológico. Esto es evidente apenas uno termina de leer uno de sus libros, cualquiera, y comienza otro. No hay ortodoxia, no hay dogma en su obra. Si algo se repite es ese respeto por la prosa, esa imaginación profusa de mostrar cada cosa desde la periferia, esa sensibilidad por la injusticia, sobre todo por las injusticias institucionalizadas, esa valentía de no claudicar cuando el mundo va para otro lado y los sabios del poder tienen razón.

El compromiso de Eduardo fue un compromiso con los derechos humanos, con la verdad, con la justicia. Sí, sus libros dieron batalla, en momentos en que en América Latina bastaba con pensar y soñar diferente para ser secuestrado, torturado y desaparecido en nombre de la democracia y la libertad. ¿Cómo pudo alguien haber sido un molesto disidente en la América Latina del Siglo XX sin asociarse o sin ser asociado con algún tipo de izquierda? Pero Eduardo no era un “intelectual de izquierda” como dirán las enciclopedias; era el poeta de los de abajo, el mayor poeta en prosa de su tiempo, un mago de la metáfora, un delicado hermeneuta.

Incluso traducido al inglés esta magia sobrevive hasta el extremo de conmover al más conservador de mis estudiantes. Tal vez por todo eso los mayores premios literarios de su lengua le dieron siempre la espalda. Pero a él no le importaba. “Nunca quise ser neutral”, me dijo una vez. La realidad no lo es. Su público, sus lectores, lo aplaudían hasta con los pies.

Eduardo, hermano, como vos decías al final de cada correo, “mil gracias, vuelan abrazos”. Te voy a extrañar como un perro.

Jorge Majfud es escritor uruguayo y profesor de Estudios Internacionales, literatura latinoamericana y pensamiento hispánico en la Universidad de Jacksonville (EE UU).

 


Político hasta el final

 

Eduardo Galeano pasará a la historia de la literatura por sus libros, pero el escritor nunca descuidó su faceta política, que mantuvo activa hasta el último momento. La semana pasada, el 7 de abril, Galeano sumó su firma a un manifiesto contra un decreto de EEUU que considera a Venezuela una amenaza para la seguridad de este país. Nicolás Maduro, criticado con dureza por el encarcelamiento de opositores, entre ellos el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, mostró en televisión ese apoyo de Galeano, que fue siempre un referente para Hugo Chávez.

Las televisiones argentinas muestran ahora el momento en el que, en 2009, el fallecido presidente de Venezuela interrumpió la Cumbre de las Américas para levantarse y entregar a Barack Obama, presidente de EEUU, un ejemplar dedicado de Las venas abiertas de América Latina, el libro más político de Galeano en el que critica con dureza la injusticia social y la explotación de este subcontinente por las grandes multinacionales de EEUU. Obama, sentado al lado de la chilena, Michelle Bachelet, se levantó y saludó a Chávez con cara de circunstancias pero aceptó el regalo y se puso a hojearlo delante de las cámaras.

Galeano renegaba de ese libro, decía que lo escribió demasiado joven (31 años), sin formación real, y que el lenguaje de esa época es demasiado farragoso, que ahora no lo escribiría así. “Era por coquetería”, se ríe Miguel Bonasso, escritor y periodista argentino, amigo de Galeano y exiliado como él. Bonasso, autor de un conocido libro sobre la represión argentina, Recuerdos de la muerte, asegura que Las venas abiertas de América Latina fue un referente para toda su generación como lo fue el propio Galeano, activo políticamente hasta los últimos días de su vida. Toda la izquierda latinoamericana, explica, lo ha tenido como un personaje clave que si bien pudo no entrar entre los referentes de la crítica literaria, sí era un hombre tan popular que todo lo que decía tenía una enorme repercusión, incluso más en su faceta política.

 “Siempre estuvo ahí con personajes muy populares de la izquierda no encuadrada, a los que la gente seguía, como Mario Benedetti, pero también otros como el propio Joan Manuel Serrat, a los que la gente venera”, explica Jorge Fernández Díaz, otro escritor argentino que describió con mucho detalle la forma en que Galeano escribía y buscaba sus historias. “Trabajaba con libretas minúsculas, buscaba por todas partes pequeños fragmentos que narrar, era un topógrafo humano, un antologista de la vida”, señala Fernández Díaz, autor de éxito en Argentina. El propio Serrat sigue arrasando estos días en Buenos Aires con un público incombustible, el de le generación que más leyó y aplaudió a Galeano.

“Nunca fue un sectario, siempre fue un tipo inteligente”, explica Bonasso, “pero fue coherente con sus ideas toda su vida”. Le marcó mucho el exilio, explica. De hecho, a ellos, al grupo de periodistas y escritores argentinos que, con Juan Gelman, tuvieron que exiliarse, su experiencia les ayudó porque ellos le conocieron en Buenos Aires cuando el propio Galeano tuvo que exiliarse de la dictadura uruguaya. Ellos entonces no sabían que poco después tendrían que marcharse también. Galeano a España, Gelman y Bonasso a México. Galeano ha sido un referente para la mayoría de los líderes políticos de la izquierda latinoamericana, y en Argentina, donde vivió hasta que la dictadura le forzó a huir a España, hay auténtica veneración por él. El escritor también ha tenido una presencia notable en la política uruguaya, donde apoyó también al actual presidente, Tabaré Vázquez.

Pero con quien más se comprometió el intelectual uruguayo fue con el chavismo. Galeano vivió en Venezuela como corresponsal y siempre apelaba a esa vivencia para defender los logros del movimiento que lideró Hugo Chávez. Siempre recurría a la ironía para apoyar al chavismo: “Yo viví en ese país algunos años (como periodista-corresponsal de Prensa Latina) y conocí muy bien lo que era. La llaman la Venezuela Saudita, por el petróleo… Pero tenían más de dos millones de niños que no podían ir a las escuelas porque no tenían documentos. Chávez alfabetizó a dos millones de venezolanos que no sabían leer ni escribir, aunque vivían en un país que tiene la riqueza natural más importante del mundo, que es el petróleo”, aseguró. “En la época en que yo vivía allá como corresponsal, nunca vi un médico. Ahora sí hay médicos. La presencia de los médicos cubanos es otra evidencia de que Chávez está en la Tierra de visita, porque pertenece al infierno”, señalaba el escritor uruguayo, que ironizaba con la idea de que Hugo Chávez era “un extraño dictador” porque se presentaba a las elecciones y las ganaba.

Carlos E. Cué


 
Eduardo Galeano y el derecho de los niños a ser niños
Rubén Luengas

“Más de la mitad de los 40 millones y adolescentes que viven en México están en situación de pobreza extrema”, según el informe anual correspondiente a 2014 presentado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés). También UNICEF informó esta semana sobre el aumento de homicidios de menores atribuidos a la delincuencia en El Salvador: 1194 homicidios entre enero y marzo de este año, superando los 794 del mismo periodo de 2014, mientras el conflicto armado en el país más joven del planeta, Sudán del Sur, ha generado un alarmante aumento en el reclutamiento de niños soldados y en África Occidental, uno de cada cinco infectados por el virus del ébola resulta ser un niño. De las más de 24 mil personas infectadas, unas cinco mil han sido niños y más de 16 mil menores han perdido a uno de sus padres, a ambos o a su cuidador principal.

Cuánta razón tenía el escritor uruguayo Eduardo Galeano al escribir y pronunciar estas palabras:

“Día tras día se niega a los niños el derecho de ser niños. El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, el mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, y a los del medio, a los que no son ni pobres ni ricos, el mundo los tiene bien atados a la pata del televisor para que desde muy temprano acepten como destino la vida prisionera. Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños”.

Que haya niños no implica que haya niñez. El amor es para la niñez lo que el sol es para las flores y las plantas.

Recordaba Eduardo Galeano en un programa de la televisión argentina al médico Oriol Vall que se ocupa de los recién nacidos en un hospital de Barcelona, afirmando que “el primer gesto humano es el abrazo, que al salir al mundo los bebés manotean, como buscando a alguien”, pero ese “aleteo” en el inicio del viaje de la vida, es para millones de niños un aleteo sin respuesta complementaria que selle con el abrazo el recibimiento de los nutrientes de amor que les permitan ser plenamente niños. Según datos de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) en el mundo hay más de 218 millones de niños que trabajan, y entre ellos, 126 millones lo hacen en empleos peligrosos o dañinos, considerados entre “las peores formas de trabajo infantil” laborando en la agricultura en jornadas de sol a sol, plantando y cosechando entre pesticidas peligrosos para la salud humana. Y peor aún, en el mundo hay alrededor de un millón 250 mil menores víctimas del tráfico de niños. Cuánta razón tenía Eduardo Galeano, autor de “Patas Arriba, La Escuela Del Mundo Al Revés”, quien nos dejó el lunes pasado “patas arriba” en un mundo en el que “las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos”. En un mundo al revés que “desprecia la honestidad y recompensa la falta de escrúpulos”. Un mundo que está aún demasiado, pero demasiado lejos de abrazar amorosamente a todos y cada uno de sus niños.

Vuelvo a Galeano para citarlo cuando escribe:

“En América latina, los niños y los adolescentes suman casi la mitad de la población total. La mitad de esa mitad vive en la miseria. Sobrevivientes: en América latina mueren cien niños, cada hora, por hambre o enfermedad curable, pero hay cada vez más niños pobres en las calles y en los campos de esta región que fabrica pobres y prohíbe la pobreza. Niños son, en su mayoría, los pobres; y pobres son, en su mayoría, los niños. Y entre todos los rehenes del sistema, ellos son los que peor la pasan. La sociedad los exprime, los vigila, los castiga, a veces los mata: casi nunca los escucha, jamás los comprende”.

Tras la muerte de Galeano el pasado lunes en Montevideo, muchos titulares de la prensa escrita, de la radio y la televisión, se refirieron a él como un “referente de la izquierda latinoamericana”, pero Galeano solía decir: “La palabra política se ha manoseado tanto que significa todo y no significa nada. Entonces desconfío mucho de la etiqueta política”. Queda claro que su mirada crítica no fue del todo bienvenida por la izquierda dogmática y ni hablar de la derecha troglodita de la que algunos representantes vieron en el fallecimiento de Galeano la oportunidad mezquina para intentar denigrarlo.

Más allá de las cegueras ideológicas, a Eduardo Galeano le dolía sinceramente lo injusto, el sufrimiento provocado por seres humanos a otros seres humanos y de manera especial el sufrimiento que el mundo de los adultos causa entre los niños: “Mucho antes de que los niños ricos dejen de ser niños y descubran las drogas caras que aturden la soledad y enmascaran el miedo, ya los niños pobres están aspirando pegamento. Mientras los niños ricos juegan a la guerra con balas de rayos láser, ya las balas de plomo acribillan a los niños de la calle”.

Galeano entendía perfectamente bien que los niños no son adultos chiquitos, que los demonios diseñadores del infierno les han robado la sonrisa que se refleja en los rostros de los niños que han tenido la oportunidad de jugar, que es lo más importante y trascendente que puede haber en la vida un niño, el juego como dimensión natural para el aprendizaje, el juego que se adquiere y se construye con los otros, al contrario de aquellos niños con infancia pero sin niñez que han sido obligados a ganarse antes de tiempo el pan de cada día. Galeano entendía que el niño se convierte en el hombre que será por la calidad de sus experiencias, incluida la respuesta a “ese primer gesto del abrazo” que le de la bienvenida al mundo a los niños de la vida; pero resultando que el mundo enfermizamente consumista al que los niños llegan pronto les demuestra que llegaron a un lugar en el que se prefiere al objeto y no al sujeto y en el que se enseña esencialmente a luchar por tener y no a luchar por ser. Galeano sabía muy bien que cada niño no reconocido plenamente será un adulto perdido y sin rumbo.

En entrevista con una revista argentina le preguntaron a Galeano acerca del significado de la muerte, él contesto: “A veces me angustia. A veces le tengo miedo. A veces me resulta indiferente, y otras veces, las más frecuentes, creo que la muerte y el nacimiento son hermanos. Que la muerte ocurre para que el nacimiento sea posible. Y que hay nacimientos para confirmar que la muerte nunca mata del todo”.

 En Publicoscopia


Libros para descargar
 
 
10 Libros para descargar de Eduardo Galeano
 
  1. Días y noches de amor y de guerra

  2. El libro de los abrazos

  3. Las palabras andantes

  4. Las venas abiertas de América Latina

  5. Memoria del fuego I - Los nacimientos 

  6. Memoria del fuego II - Las caras y las máscaras

  7. Patas arriba, la escuela del mundo al revés

  8. Bocas del tiempo

  9. Espejos, una historia casi universal

  10. Extraño "dictador" este Hugo Chávez

    Fuente:
    teleSUR

 

 
 

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Víctor Arrogante
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