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25 de mayo de 2015 | |
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En las elecciones municipales y en las 13 comunidades autónomas en donde
se han celebrado, la participación ha sido alta y cuando la participación
es alta, hay cambio de gobierno; una participación cercana al 65%, frente
al 66,16% de las municipales de 2011. Una vez más, unas elecciones
municipales en España, han provocado que el poder cambie de manos. También
en las autonómicas. Las fuerzas de la izquierda política han ganado,
esperemos que de forma irreversible. La ciudadanía española, se ha posicionado contra el bipartidismo, comprometiendo a los partidos en el arte del pacto y del acuerdo. Los resultados han mostrado que el PP y el PSOE, dejan de gobernar en la comodidad de las mayorías absolutas y han de compartir el protagonismo político con otros partidos. Algunos entienden que esta situación traerá la imposibilidad de gobernar; pero es por la falta de costumbre. Rajoy, en sus últimas intervenciones, ha clamado en favor de la estabilidad, contra el voto del miedo y por el útil, que a él se lo asignaba, y que solo es posible con sus mayorías absolutas. Pero eso, en esta legislatura, ya no va a ocurrir. Aunque capaces son de cambiar las normas para que todo siga como está, para su mejor gobernar, que sería por sus intereses.
Si nos refiriéramos a resultados de
unas elecciones generales, como las que celebraremos en otoño, Rajoy
mediante, las hipótesis de los resultados serían más sencillas y
limitadas. Pero en unos comicios electorales, celebrados en más de 8.000
municipios y en 13 entes autónomos, la cosa hipotética, que no
hipotecaria, resulta más compleja. El PP ha perdido tres millones de
votos, por lo que por decencia, Rajoy, mañana, debería presentar su
dimisión. Según el Sr. Inda en la Sexta, el PP pierde prácticamente todo
lo que tenía y se conforma un «Frente Popular» que se va a reeditar a
nivel nacional. Una visión que espero se materialice.
Ya no hay dos partidos a la cabeza,
hay cuatro: PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos o sus marcas blancas en
municipios y autonomías, han sido los ganadores y serán quienes
posibiliten la conformación de las mayoría necesarias para gobernar o
los pactos y acuerdos. Izquierda Unida, lamentablemente, pierde fuelle,
incrustado en las candidaturas populares. UPyD, fuelle y fuselaje. En
muchos lugares, los ganadores en votos, no van a ser quienes asuman el
poder institucional.
Sobre los pactos de gobierno que
pueden realizarse con estos resultados, tendremos que esperar algunos
días y van a depender de la situación en cada lugar, pero en estas
coordenadas: que el PP gobierne en solitario; pacto de gobierno
PP/Ciudadanos; que gobierne el PSOE; gobierno PSOE/Podemos; en algunos
lugares Podemos en solitario; en el mayor número de lugares pactos
puntuales. También puede darse pacto PSOE/Podemos/Ciudadanos. Allí en
donde IU tenga representación suficiente, su apoyo será determinante
para lo que ocurra. Que gobierne la lista más votada es una posibilidad
cierta y muy probable en la mayoría de sitios.
La nueva alineación de fuerzas tras
estas elecciones, se consolidará en las generales, dando paso a unas
Cortes, en las que se necesitarán pactos multipartidistas. El PP perderá
su mayoría absoluta y hasta su capacidad para formar coaliciones para
aferrarse al poder. El PP y el PSOE, no obtendrán ni siquiera los dos
tercios necesarios para la aprobación de determinadas leyes y acuerdos.
Las hipotéticas alianzas tripartitas, no sumarán mayorías absolutas para
gobernar a ninguno de los dos lados del espectro político. Ni siquiera
las fuerzas nacionalistas serán decisivas, como lo han sido en otros
momentos.
El bipartidismo desaparece en los
nuevos parlamentos autonómicos y asambleas municipales. Todo se
consumará, cuando Rajoy considere oportuno convocar las elecciones
generales, decisión vinculada a los resultados de ahora y a la
convocatoria de elecciones en Catalunya, que serán o no, según la
valoración que Mas haga de los resultados de CiU en Barcelona. Los
partidos tendrán que aprender a pactar a múltiples bandas, gobernando en
minoría y con acuerdos puntuales. Veremos su catadura democrática ante
esta nueva realidad: si es calmada o traumática o convertida en una
guerra abierta, que nos lleve a la ingobernabilidad absoluta.
Tendrán que entenderse. El
pacto del 78, para la consolidación de la democracia, mediante un
sistema parlamentario de mayorías alternantes, desaparece. Una nueva
época tenemos encima. Podemos y Ciudadanos, podrán pactar gobiernos con
el PSOE. Queda descartado el gran pacto PP y PSOE y desde luego,
descartadísima la coalición PP con Podemos. «La tradicional ecuación
política izquierda-derecha está obsoleta, y ahora se impondrá
paulatinamente una nueva dualidad viejo-nuevo que obligará a transformar
la composición y hasta la mentalidad de los pactos entre partidos» (Jaime
Miquel & Asociados para Público). En
este panorama, se pierde la identidad ideológica, que en mi opinión es
fundamental, siempre, en la toma de decisiones. Con un planteamiento de
ideología capitalista, ya sabemos quienes ganan y quienes perdemos.
En Madrid capital, mi pueblo,
ha ganado Manuela Carmena, con Ahora Madrid, la candidatura de unidad
popular (constituida por Equo, Podemos, Por Un Mundo Más Justo, y
relevantes exmiembros de Izquierda Unida), pese a quedar a un concejal
del PP. La soberbia Aguirre, ha quedado sometida a la exjueza y premio
nacional de derechos humanos 1986. El
pacto con el PSOE, encabezado por Antonio Miguel Carmona, mi amigo,
tercera fuerza, es una posibilidad real de gobierno que puede y debe
prosperar.
En la Comunidad de Madrid, el
PP, perdiendo la mayoría absoluta, gana en votos y podría pactar con
Ciudadanos para gobernar, si éste quiere identificarse definitivamente
con la derecha del PP, que lo dudo, porque la candidata de Ciudadanos,
Begoña Villacis,rechaza
rotundamente cualquier pacto de gobierno con Aguirre.
Gabilondo, con el PSOE, Podemos y Ciudadanos, podría obtener la mayoría
absoluta y gobernar.
En Barcelona, Ada Colau ha ganado las
elecciones, con la candidatura Barcelona en Comú, que engloba a
Iniciativa, Esquerra Unida, Podemos, Procés Constituent y Equo. Los
catalanes castigan la corrupción. Ninguna formación obtiene la mayoría
absoluta, por lo que estará obligada a formar pactos a tres o cuatro
formaciones. CiU el PSC, junto con el PP pierden posiciones,
convirtiéndose casi en fuerzas marginales. Ciudadanos adelanta a ERC,
que gana concejales. Tras estas elecciones, el escenario en Catalunya
queda abierto y el conflicto territorial enmarcado, ante la convocatoria
de elecciones. Nadie modificará su posición: ni el gobierno de España,
ni el catalán
En Andalucía, Susana Díaz, asume para
sí el triunfo municipal. Saldrá elegida presidenta en una próxima sesión
de investidura. Queda descartada la convocatoria de nuevas elecciones,
que a nadie parece interesar. El PP, no tiene mayoría absoluta en
ninguna de las 8 capitales de provincia. El PSOE obtiene la mayoría en
Sevilla y Huelva. Susana Díaz cometió un doble error: disolver la Cámara
y convocar elecciones y no ser capaz de llegar a ningún acuerdo con las
minorías. También las minorías tienen su propia responsabilidad, que
juegan a la contra en su provecho. Los resultados de hoy, clarifican las
posturas de cada cual y fortalece al PSOE.
La conformación de algunos
gobiernos, va a depender del posible compromiso, que deje paso libre a
la lista más votada. La
ley orgánica del régimen electoral, prevé que los eventuales empates se
resuelven por sorteo. Los partidos
políticos que se opongan a la elección automática de la lista más votada
tienen tiempo para negociar, aunque no demasiado. La constitución de las
corporaciones municipales se lleva a cabo 20 días después de la
celebración de las elecciones, salvo en aquellos lugares donde se
planteen recursos contra los resultados, lo que proporciona más tiempo
para negociar.
Si existiera una cultura democrática
suficiente, con capacidad analítica para contrastar ideas, propuestas y
elegir según convicciones ideológicas, otros resultados se hubieran
dado; pero «qui sait tout», que dirían los franceses. Como la situación
económica, social e institucional no es buena, en contra de lo que nos
han saeteado desde estrados y púlpitos oficiales, no han ganado los
mentirosos, engreídos y algunos corruptos; y en eso hemos ganado todos.
Si la economía va mal, la política va mal. Nos han acostumbrado a
enfocar todo desde una perspectiva económica. Tendremos que hacerlo
desde principios democráticos: igualdad real y efectiva, justicia
social, solidaridad, y con la máxima participación social. Si se hubiera
votado con estas claves, seguramente, el PP habría sido enviado, para
siempre, a las catacumbas del desprecio más absoluto.
Tendremos que conocer como desde el
PSOE valoran los resultados en la Comunidad de Madrid, donde el
secretario general apostó buena parte de su prestigio. Su liderazgo
interior en el partido está en juego; porque desde Andalucía, hay un
operativo para lanzar a Susana Díaz al estrellato nacional. De lo que si
tenemos que felicitarnos, es que la cacareada gran coalición PP-PSOE, en
principio, se ha alejado perdurablemente. El PSOE ha ganado en Aragón,
Asturias, Canarias. Castilla-La Mancha y Extremadura.
Podemos se presenta como una fuerza
política a la izquierda del PSOE, lugar en el que se encontraba IU,
coherente ideológicamente, ahora mermada. Podemos no ha mostrado todavía
su cara ideológica y por lo que se escucha, no es tan de izquierda como
en un principio podría parecer. Todo está por ver, en función de las
ideas que desarrolle y las propuestas y actitudes que acomode.
Los resultados de las elecciones
municipales y autonómicas son los que son, y estamos todavía a tiempo
para corregir nuestro voto y decisión para las que se avecinan. Serán,
no cuando más beneficie a los intereses generales, sino cuando mejor
convenga a los del PP y Rajoy lo considere. De momento las lideresas,
que marcaron el ABC popular: Aguirre, Barberá y Cospedal pierden y
esperemos que para siempre,
Para que los que no tienen que estar
nunca más en las Cortes representando a la ciudadanía no estén, hay que
convocar elecciones generales ya. Cuando la ciudadanía se moviliza, el
cambio es posible. El poder popular, la ciudadanía, la voluntad por el
cambio ha ganado. Las fuerzas de la izquierda política tienen que asumir
el compromiso de pactar, para alejar a la derecha de los gobiernos.
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