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Por construir el socialismo bolivariano |
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EEUU desestabiliza
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vecinos, |
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1 de junio de 2015 | |
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Hay países, que para defender sus intereses, desestabilizan a otros. Ha sido una constante en la historia y ahora lo siguen haciendo. Y no es por defender valores y principios generales, que pudieran entenderse dignos de defensa a sangre y fuego, ni por justicia social ni defensa de derechos humanos, sino por intereses económicos particulares. Estados Unidos de América del norte, es uno de esos países que desestabilizan a vecinos, enemigos y al más pintado en provecho propio. Ya conocemos cual fue la política de EEUU contra la Unión Soviética. Hemos visto su agresividad contra Cuba durante años y como actúa ahora contra Venezuela, por construir un proyecto ideológico diferente al liberalismo americano. También contra Rusia vía Ucrania. Para EEUU todo vale en su provecho; guerras frías, calientes y económicas. Se que no es una expresión original, pero se consideran «gendarmes mundiales», los amos del mundo, defendiendo a la humanidad. Pero no me negarán que es más cierto que es para defender los intereses de los complejos económicos que manejan, utilizando el nombre de la paz para sus tropelías. EEUU retira a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo. Una lista en la que nunca debió estar. Cuba no es un país terrorista. Ahora le toca a Venezuela, considerada por EEUU como una «amenaza a la seguridad nacional»; enemigo a batir y en ello están. Irak, Afganistán y contra el terrorismo internacional, Pakistán, Siria, Libia, Ucrania, Yemen y sus amenazas a Irán. No paran. Colaboraron en el derrocamiento de Gadafi y Libia desestabilizada, como en Yemen y Somalia. Han triplicado el número de tropas en Afganistán; ordenaron la operación que acabó con Bin Laden, al que antes habían organizado, como también hicieron con los del Estado Islámico, al que ahora dicen combatir. Nuevos conflictos y los mismos de antes ampliados. Evítenme seguir enumerándolos. Su nueva estrategia es organizar coaliciones en Oriente Medio, para que hagan su propia guerra, con el mínimo coste y esfuerzo para EEUU. Los países occidentales en general y los europeos en particular, hacen la «vista gorda» en provecho de los intereses que no son los de los pueblos. No todo es guerra con sangre, hay conflictos «asépticos», en los que, aparentemente, la sangre no se ve, pero producen sufrimientos. Retrocesos en seguridad y democracia en México, Honduras y Guatemala. Países que habían avanzado y ahora vuelven a sufrir agresiones en su crecimiento económico. Chile, Perú, Bolivia y Brasil perciben movimientos desestabilizadores. En política internacional, nada es casual. Los analistas y diseñadores de los modelos de futuro, al servicio del capital —discúlpenme soy marxista—, están porque se retroceda sobre lo avanzado, especialmente en la consecución de derechos, progreso económico y social, evitando que avancen en la gestión del conocimiento e intercambio de tecnologías, salvo que sea para el mayor enriquecimiento de sus patronos del norte. Están contra los avances y progresos de los pueblos y pretenden seguir sometiéndoles, en beneficio propio. Ahora andan contra Venezuela, desde todos los frentes. Los países latinoamericanos, con espíritu democrático e independiente, deben fortalecer sus posiciones y poner en evidencia a los EEUU, en sus intentos de someter a Venezuela, Argentina y Ecuador, especialmente. Países independientes, que pretenden lo mejor para sus pueblos, en espacios de negociación comercial y de relaciones diplomáticas. Lo demás es esclavitud y sometimiento. La oposición al presidente Maduro ha vuelto a la calle en 30 ciudades venezolanas, congregando a unas 20.000 personas. La libertad inmediata de los presos políticos fue una de las consignas de la manifestación, convocada desde la cárcel por Leopoldo López, preso desde febrero de 2014, cuya posición es más defendida desde el exterior que desde dentro de Venezuela. Desde el momento en el que quedó investido presidente, Maduro ha sido objeto de una crítica feroz, por parte de la oposición desde dentro y desde fuera; España uno de los países opositores. El presidente Maduro acusa a España de «apoyar al terrorismo» en Venezuela y a Rajoy de «apoyar una conspiración» contra su gobierno. La Asamblea Nacional ha declarado «persona non grata para el pueblo venezolano» al expresidente del gobierno Felipe González, que pretende actuar como asesor técnico ad honorem de la defensa del dirigente opositor Leopoldo López, ante la «falta de garantías» en ese país. ¡Pura intromisión, mi hermano! España, su gobierno y la oposición mayoritaria, apoyan la política norteamericana. Y conscientemente crean tensión pidiendo la liberación inmediata» de los opositores venezolanos «arbitrariamente encarcelados» en aquel país. Menos mal que Izquierda Plural, Amaiur, ERC y BNG, salvan la cara nacional, al pactar una enmienda, reclamando al gobierno, que no contribuya a «alentar las acciones golpistas» en la República Bolivariana de Venezuela. Pero la tensión está creada y la política exterior de España está contribuyendo a ello y EEUU a la cabeza. El Grupo de Contadora, fue creado en 1983, para hacer frente a la situación que reinaba en la región y responder a una triple preocupación: poner fin a los sufrimientos que padecían los pueblos de América Central a causa de los conflictos militares de sus países, defender el derecho de cada uno de ellos a la independencia y contribuir a la solución de una crisis, cuyas repercusiones implicaban graves riesgos para la paz en el mundo. Mucho se ha avanzado, pero no lo suficiente. No todos han hecho el esfuerzo para conseguirlo, ahora vuelven a estar en peligro. La Cumbre de los Pueblos, celebrada en Panamá, en su declaración final, rechazó el acoso militar, agresiones y amenazas de toda índole que despliega EEUU y sus aliados estratégicos contra la región a través de bases militares y sitios de operaciones. Conocemos la política de EEUU en España, avalada por el gobierno del Partido Popular en descomposición. Tras las elecciones del 24 de mayo, asegura la hipoteca de la soberanía, firmando un protocolo de enmienda al convenio de Defensa entre España y EEUU, (acto aplazado por el accidente sufrido por John Kerry) que permitirá la presencia indefinida en la base de Morón de la Frontera de marines estadounidenses, con capacidad de despliegue rápido en África. Despliega que algo queda y España colaboradora necesaria contra los pueblos africanos por los intereses de EEUU. EEUU está implicada en todas las guerras y no precisamente para estabilizar, sino todo o contrario. Este tipo de actuaciones no son las que los pueblos americanos quieren para sus países. Las declaraciones de la Secretaría General de Unasur, solicita la exclusión de todas las bases militares, afirmando que ningún país tiene derecho a juzgar la conducta de otro y meno imponer sanciones o castigos por su propia cuenta. EEUU y sus socios desestabilizan, porque en ello está su beneficio. Ni EEUU ni ningún otro país, puede entrometerse en la política de otros países, como ahora lo hacen contra Venezuela; dicen que es contra su gobierno —legítimo—, pero es contra el pueblo. Hay que rechazar la Orden Ejecutiva del Gobierno de los EEUU, que señala a la República Bolivariana de Venezuela «como una amenaza a su seguridad nacional». ¡Donde está la amenaza! Todo porque es una nación que defiende su independencia, frente al imperialismo norteamericano que quiere perpetuarse. Frente a la desestabilización, cooperación en la construcción de sociedades en las que la justicia social sea una realidad permanente. Frente a la desestabilización, la solidaridad como principio fundamental para el desarrollo integral y soberano de los pueblos, en el ejercicio de una construcción libre. Contra la desestabilización, eliminación de la pobreza, la miseria, la desigualdad, la exclusión y la injusta distribución de la riqueza. Contra la desestabilización, defensa de los recursos naturales, la biodiversidad, los bienes comunes y la defensa de derechos sociales. La lucha por el empleo, el trabajo y salario digno, la seguridad social, las pensiones, la negociación colectiva, la sindicalización, el derecho de huelga, la libertad sindical. Derechos económicos y sociales, respeto a los migrantes y erradicación del trabajo infantil y esclavo. Nicolás Maduro, gobierna con el mismo plan con el que Hugo Chávez resultó elegido presidente. El «Programa de la Patria 2013-2019», presenta el tránsito y evolución de cuatro macrodinámicas: la revolución antiimperialista; la revolución democrática-burguesa; la contrarrevolución neoliberal; y la pretensión de llegar a una sociedad socialista del siglo XXI; discurso que pone de los nervios a EEUU y sus aliados. Sus objetivos: defender y consolidar la independencia nacional; continuar construyendo el socialismo Bolivariano, como alternativa al modelo salvaje del capitalismo y asegurar la mayor seguridad social y estabilidad política. Convertir a Venezuela en potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la potencia naciente de América Latina y el Caribe; contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar, que permita garantizar la paz planetaria. Contra Venezuela se juega a la desestabilización a favor e intereses contrarios al pueblo, como antes se hizo contra Cuba. En Venezuela, se está realizando un esfuerzo para preservar la integración latinoamericana a fin de garantizar el bienestar de los pueblos. Por ello el presidente Maduro, ha recibido el Premio Rodolfo Walsh, otorgado por la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de la Plata en Argentina, en reconocimiento a «las políticas de inclusión educativa y alfabetización del Estado Venezolano y la firme defensa contra los ataques golpistas de los grupos concentrados de medios de comunicación en el país y en la región latinoamericana y caribeña». El reconocimiento académico, tiene un gran significado para el pueblo venezolano, cuando se recrudece la guerra mediática en su contra. Cuando el pueblo quiere algo, porque es bueno, sus enemigos lo atacan por la misma razón. La desestabilización política no persigue ninguna de las metas señaladas anteriormente. No persigue la defensa de las libertades ni la democracia, que quedan sometidas, en nombre de la seguridad, que quienes desestabilizan dicen defender, poniendo en peligro todo lo demás, junto con la convivencia democrática. Venezuela está siendo desestabilizada, por pretender construir el socialismo Bolivariano del siglo XXI.
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