El proyecto «Solución final» fue ideado por
Adolf Hitler, para exterminar a los judíos en Europa. Casi lo logra. El
nazismo alemán exterminó, al menos, a 10.000.000 de personas entre
judíos y otros grupos étnicos, sociales e ideológicos. Franco, en su
guerra y durante la Segunda Guerra Mundial, favoreció el Holocausto.
Ahora, Rajoy y su «austericidio», tiene en el punto de mira a otros
colectivos. Hitler, Franco y Rajoy: la continuidad de un proyecto.
Nazismo, franquismo y neoliberalismo popular.
La Solución final o «Solución final de la
cuestión judía» fue el plan nazi, para llevar a cabo el genocidio
sistemático de la población judía europea, mucho antes de la Segunda
Guerra Mundial. En 1919 Adolf Hitler escribió su primer documento
político, en el que señalaba que la «cuestión judía» debía ser resuelta
a través de la «remoción total» de los judíos de Europa, que debería
llevarse a cabo «no de forma emocional, mediante pogromos o métodos
similares, sino con base a una eficiente planificación».
Solución final, Holocausto, o «Shoah» — en alemán, Endlösung—, significo
deportación sistemática y exterminio de toda persona clasificada, como
«judía» y otros colectivos «indeseables» para los nazis. Entre los
métodos utilizados estuvieron la asfixia por gas venenoso, disparos,
ahorcamiento, trabajos forzados, el hambre, la tortura médica, los
golpes y los experimentos pseudo científicos. LaConferencia
de Wansee, en enero de 1942, planificó la aceleración de la Solución
final en Europa. Se estudiaron los mejores métodos para exterminar a
todo el pueblo judío europeo. Resultaron ser eficaces para sus
objetivos. Entre 1941 y 1944 consiguieron
exterminar a seis millones de personas de procedencia judía. Las
víctimas no judías, fueron millones de polacos, comunistas y otros
sectores de la izquierda política, homosexuales, gitanos, discapacitados
físicos y mentales y prisioneros de guerra soviéticos. También
republicanos españoles. En total, al menos, más de diez
millones de seres humanos, fueron exterminados y hasta sesenta
millones en la guerra provocada por Alemania.
Todo fue calculado y premeditado. No se escatimaron medios técnicos ni
científicos. La gran industria alemana fue cómplice y pese a la negación
popular, todos tuvieron algún tipo de responsabilidad, en la mayor
matanza de toda la historia de la humanidad. Rudolf Höss, inspector
general de los campos de concentración, ahorcado en Auschwitz por
criminal de guerra, cuenta
en sus memorias, que Himmler le dijo: «El Führer ha dado la orden de
proceder a la Solución final del problema judío. Nosotros, los SS, somos
los encargados de llevar a cabo esta orden. A usted le incumbe esta
tarea dura y penosa», advirtiéndole guardar silencio incluso ante sus
superiores
En España, Franco, comenzaba su «Solución final» contra judíos, masones,
comunistas y defensores de la libertad y la democracia. Los nazis, que
precisaron los plazos del exterminio, tuvieron con su amigo Franco, la
deferencia de otorgarle varias moratorias, para que el régimen pudiera
hacerse cargo de los judíos españoles. «No
quiso salvarles la vida, pero exigió sus bienes por escrito», dice
Eduardo Martín de Pozuelo. Hubo judíos españoles salvados, por mediación
de algunos diplomáticos españoles, que actuaron en contra de las
directrices del gobierno. También por la presión de Estados Unidos y Gran
Bretaña. Franco no fue neutral, fue pro nazi, admirador del III Reich,
antisemita y estuvo contra el «contubernio» judeo masónico y comunista
hasta su muerte. Franco y sus ministros, fueron cómplices del Holocausto,
por omisión deliberada de salvar a miles de personas en manos de los
nazis. Se apoderaron de sus bienes y haciendas, cometiendo crímenes por
saqueo y exterminio ideológico.
El informe
Eberhard Von Stohrer, dice: «En España no existe un problema judío
como en Alemania. La expulsión de los judíos por la reina Isabella la
Católica (sic) a finales del siglo XV, ha evitado la germinación del
problema judío». En la España católica, apostólica y romana, no cabían los
judíos. Quinientos años de historia nos contemplan y ahora no caben los
«moros», salvo los procedentes del Golfo Pérsico. «Hitler hizo el trabajo
sucio al dictador español, para que pudiera librarse de ciudadanos
peligrosos si volvían a España».Franco
pudo haber salvado de la muerte a más de cincuenta mil personas; si no
lo hizo es cómplice de su exterminio. Poco pudo haberle importado, después
de ser responsable del «millón
de muertos» que causó la guerra provocada por él, tras el golpe contra
la legítima República. Los herederos de Franco, quien dejó todo «atado y
bien atado», gobiernan España. En el lenguaje y conceptos algo han
cambiado, pero la esencia sigue siendo la misma. En lo social, el Partido
Popular, está llevando a cabo su particular «Solución final».
La Solución final made in PP,
fija su atención en los ancianos sin medios, que se sienten maltratados al
no poder subsistir dignamente por sus bajas pensiones, el tiempo que les
quede de vida. Enfermos crónicos que mueren, sin que la política del
gobierno les preste ni siquiera el consuelo de la muerte digna. Personas
dependientes que no son atendidas y viven en condiciones deplorables.
Parados de larga duración, gentes sin trabajo, que no cobran ningún tipo
de ayuda económica ni social, o que trabajando, sufren pobreza energética.
Personas inmigrantes, trabajadoras, avocadas a la miseria o a la expulsión
del territorio español si miramientos. Dijo Rajoy a Cayo Lara: «Me
pinta usted un país que no conozco». Yo lo conocemos bien, como a él y
a su ideología. En España hay 13 millones de personas excluidas y 5 en
exclusión severa, según el informe
Estado de la Pobreza en España, de la Red Europea de Exclusión y
Pobreza. En
los próximos cuatro años, se esperan 1,3 millones más. Todo por una
política neoliberal. Un auténtico «austericidio», aplicado contra la clase
trabajadora y los más desprotegidos e indefensos. Con su política conozco
cuánto nos desprecian.
El capital ha ganado la lucha de clase, sin que la clase trabajadora ni
los sindicatos reaccionen debidamente. El ajuste de cuentas del capital,
representado en la actual ideología neoliberal, está presente en la
política de Mariano Rajoy Brey, su gobierno y su partido. Nos quieren
muertos mejor que viejos, parados, enfermos, dependientes o marginados.
Nos quieren pobres mejor que ricos, que para eso ya están ellos. Inducen
al suicidio con los desahucios, al expulsar de sus casas sin miramientos y
con violencia
policial, que es violencia de Estado contra el pueblo necesitado.
Un colectivo sin la atención debida, es el de los mayores de más de 60
años y con bajos ingresos, pensiones de jubilación mínimas o exiguas
ayudas asistenciales. Es un colectivo que se encuentra en situación de
desventaja o vulnerabilidad social. La falta de atención y ayuda pública,
les genera desigualdad, precariedad; y con ello, ahora, además, tienen que
ayudar económicamente a hijos y nietos sin empleo. Más
de la mitad de los ancianos sufre pobreza energética. El primero en el
punto de mira.
La particular «Solución final» made
in PP, se observa en sus
múltiples políticas antisociales, regresivas y represivas, que lleva a
cabo desde hace tres años. Como justificación y para el engaño general, el
ministro de exteriores Margallo, ratificado por el de economía, han
representado el cinismo y la demagogia en su máxima expresión: «Sin
la ayuda española a Grecia, podrían haber subido un 50% las ayudas a los
parados y un 38% las pensiones» o que «los 26.000 millones prestados a
Grecia equivalen al gasto en prestaciones de todo un año», que dice
Guindos. No nos cuentan lo que se podría haberse hecho, con los más de 100.000
millones que ha costado el rescate público a los bancos privados;
tampoco lo que se hubiera hecho con lo robado y la mala gestión en la
Bankia de Blesa y Rato o por el continuo saqueo contra las arcas públicas.
Los ministros son demagogos de profesión y cínicos por condición;
manipulan y esparcen cizaña, ante lo que se les avecina: el fuego ha
comenzado a prender sus barbas.
Un estudio
elaborado por las instituciones españolas de defensores del pueblo denuncia
problemas en los servicios de urgencias hospitalarias y la atención a los
inmigrantes «irregulares» se ve dificultada con la emisión de facturas y
hacerles firmar compromisos de pago. Lo que pretende el gobierno que se
mueran o que se vayan. La Plataforma de Afectados por la Hepatitis C,
responsabiliza al gobierno de las muertes y lesiones de los enfermos que
no han recibido los nuevos fármacos. Se han querellado contra la ex
ministra Mato y contra el nuevo Alonso por
tres presuntos homicidios y más de una veintena de lesiones de enfermos.
Son las víctimas de la omisión del deber de socorro, teniendo en cuenta
que el 80% de los enfermos tiene prescrito el tratamiento con los fármacos
adecuados pero no los ha recibido. «12
muertes diarias» se producen en España por esta enfermedad, aseguran
desde la Plataforma.
La abuela de David Boyero ha muerto, porque se
cansó de esperar. Murió tras permanecer más de 24 horas en un box de
Urgencias del Hospital Ramón y Cajal, por un trastorno que «era cuestión
de dos días». Se cansó de esperar. «Toda una vida de sacrificios, de
impuestos y trabajo duro para que la Sanidad Pública no sea capaz de
subirla a una habitación en más de un día». Eldesmantelamiento
del Sistema Público de Salud, comenzó desde el primer día del gobierno
de Rajoy, subvirtiendo el mandato constitucional. El artículo 43 de la
Constitución estable que «Se reconoce el derecho a la protección de la
salud. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública
a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios
necesarios». Papel mojado, como en otros tantos derechos y libertades. Los
servicios de urgencia están colapsados y se están convirtiendo en
antesalas de la muerte.
Las personas dependientes también sufren en sus carnes la «Solución final»
del gobierno. Una
de cada cinco murió en lista de espera sin recibir la ayuda que le
correspondía, según los datos del último dictamen del Observatorio de
la Dependencia. El
sistema de la dependencia se encuentra «en situación demolición
controlada», dicen en su informe la Asociación de Directoras y
Gerentes de Servicios Sociales. Más de 100.000 dependientes han fallecido
desde 2012 esperando una ayuda reconocida por el Estado y no que no ha
llegado. La realidad que dibujan es de una auténtica «Solución final». Que
no engañen las estadísticas, la reducción de la lista de espera, no se ha
producido por un incremento de las atenciones, sin por que los usuarios
han muerto en este tiempo. Fallecen más usuarios, que beneficiarios nuevos
entran en el sistema.
El ministerio del interior, del muy casto y caritativo Fernández del Opus, ha
ejecutado la deportación —sin contar las «expulsiones en caliente»— de
9.410 inmigrantes en 257 vuelos internacionales fletados hasta octubre de
2014. Es culpable, como culpables son los 16 guardias civiles imputados y
sus mandos, por la muerte de los inmigrantes en Tarajal. La Guardia Civil
disparó pelotas de goma y botes de humo a un grupo de subsaharianos que
intentaba alcanzar la costa española, primero por tierra y luego por mar.
Omitieron el deber de socorro a personas en riesgo de morir y murieron; que
no son 15, como dicen los datos oficiales, sino 80, según testimonio
de los supervivientes.
Los grandes beneficiarios de la política de recortes en gastos sociales,
son el capital financiero, que domina el mundo, que influyendo en la
política, en las instituciones, en lo mediático y en lo académico, «continúa
promocionando el dogma que sustenta el aparato ideológico que lo sostiene»,
según el profesor Vicenç Navarro. Sabíamos que el Estado de Bienestar
estaba en peligro y ahora padecemos su desaparición. El Banco Central
Europeo, la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el Fondo Monetario
Internacional, insisten en que para salir de la crisis, hay que continuar
con las medidas de austeridad: reducir más el gasto público, de forma
especial el gasto social; así como continuar con las «reformas
estructurales»: facilitar el despido de los trabajadores y reducir los
salarios, para el mayor beneficio empresarial. Todo para ellos.
Las políticas de austeridad han causado un enorme daño a la mayoría de la
población y Rajoy insiste en ello. El gobierno del Partido Popular, ha
eliminado derechos y restringido libertades, en aras de esa austeridad
canalla. Gran parte de los derechos perdidos, están ocasionando
calamidades, sufrimiento humano y muertes en tiempos de paz, siguiendo
planes premeditados, con estilo propio de un estado totalitario. Estamos
sufriendo una auténtica «Solución final» made
in PP. |