Cada
día que pasa surge un manifiesto, algunos días hasta dos, incluso
contramanifiestos. Declaraciones anunciando el fin de la humanidad si no
se permite que el Partido Popular forme gobierno en la primera
investidura. Presiones al Rey para que haga o deje de hacer, permita,
impida o aconseje. Todos contra la ingobernabilidad de un gobierno que
lleva demasiado tiempo en funciones, incluso en ejercicio. Que el PP
continúe en el Gobierno, es lo peor que podría pasarnos. No tengo
ninguna duda de que seguiría con su política regresiva, represiva,
antisocial y corrupta; es su condición.
La
ciudadanía expresó sus preferencias en las elecciones del 26J; ya lo
había hecho el 20D, pero los receptores de los votos no entendieron el
mensaje. Las urnas han abierto alguna posibilidad: Investidura de Rajoy
apoyada por PP, Ciudadanos, PNV y CC, con la acción u omisión
abstencionista del PSOE; Investidura de Pedro Sánchez apoyada por PSOE y
Unidos-Podemos, además del voto favorable o la abstención de Ciudadanos
y/o los grupos catalanes y vasco; La convocatoria de nuevas elecciones.
Parece que el PSOE y Podemos
cierran la puerta a entenderse aunque fracase Rajoy.
Contra todo deseo, la distancia entre el PSOE y Podemos se acrecienta
día a día. Ninguno ha hecho el menor esfuerzo por buscar puntos de
encuentro, ni siquiera para la formación de la Mesa del Congreso. Pablo
Iglesias está convencido de que «Si
Rajoy no lo consigue, en la siguiente investidura el PSOE se abstendrá».
Por su parte el portavoz (provocador) Óscar López, anima a Podemos a que
«remate la faena» y se abstenga para que el PP siga en La Moncloa.
Rompen todos puentes, sabiendo que lo hacen, olvidándose de la voluntad
y los intereses de la ciudadanía.
No termino de entender la táctica que siguen desde el PSOE, cuando
jalean al PP para que
negocie sin descanso con C's, CDC y PNV antes que Rajoy vea al Rey,
a no ser que quieran que gobierne el PP, sin mancharse ellos en la
decisión. Felipe González
propone al PSOE que acepte negociar con Rajoy,
mientras exministros y dirigentes socialistas como Joaquín Almunia,
Javier Solana, Mercedes Cabrera, José María Maravall o Eduardo Serra,
junto a medio centenar de intelectuales, han firmado el
Manifiesto a los diputados electos, en el que
reclaman a los políticos «todos los sacrificios» necesarios, incluso
«los más personales», para formar Gobierno cuanto antes. A su juicio, es
el momento de «buscar acuerdos y soluciones» en vez de «proseguir
obsesionados por identificar culpables» sobre la actual situación
política. En definitiva proclaman que es «prioritario investir un
Gobierno que cuente con el respaldo parlamentario suficiente». Pero no a
cualquier precio, digo yo. Lo apunté al principio, que el PP continúe en
el Gobierno, es lo peor que podría pasarnos. Si no es posible un
gobierno de Progreso, hay que ir irremediablemente a unas terceras
elecciones.
Por presionar que no quede. El Foro 26J, formado por antiguos cargos
socialistas, responden a los exministros pidiendo un pacto PSOE-UP.
Plantea un Gobierno para el Progreso, producto de uno o varios acuerdos.
Que haya un Gobierno cuando antes de Progreso,
para lo que las fuerzas sociales y políticas de progreso han de realizar
todos los esfuerzos necesarios para impedir que, «por una equívoca
comprensión de lo que significa la gobernabilidad, se consagre la
impunidad política de la corrupción». Deben tender puentes donde el
diálogo, la capacidad y la flexibilidad en la negociación permitan, «la
recuperación de la ética y de los valores democráticos», para poner en
marcha otro modelo económico, «ejecutado por un honesto y solvente
Gobierno de progreso, que impulse la regeneración política y ponga fin a
la desigualdad, a la precariedad laboral, a la alarmante emigración de
nuestros jóvenes y a la exclusión social». El PP ha venido realizando
una política sin consenso, empleando la mayoría absoluta, sin conceder
ningún margen al dialogo, llevándonos a una involución política y de
derechos sin precedentes. «No podemos olvidar lo que ha significado el
peor cuatrienio por el que ha pasado la historia contemporánea de
nuestro país».
Todo son presiones.
Rajoy echa un órdago: o hay una investidura en
el primer intento o el país quedará abocado a las terceras elecciones,
salvo que haya un plan alternativo que «sólo pasaría por conjugar un
Gobierno multipartito de izquierdas más las fuerzas independentistas».
El vicesecretario Sectorial del PP Javier Maroto, afirma que si no hay
gobierno cuanto antes «pagarán
el pato los más débiles» y no podrán subirse
pensiones ni sueldos de funcionarios. Avisa a Ciudadanos de que no vale
decir que está dispuesto a negociar con el futuro Gobierno si éste no
puede formarse.
El Gobierno en funciones también presiona a la ciudadanía,
provocando el caos en los ministerios al cerrar el grifo del gasto en
julio, con la excusa de la amenaza de la multa
de Bruselas por el incumplimiento de déficit. Esta medida no tiene el
carácter burocrático que parece, afecta directamente las inversiones,
jornadas, becas y programas, todo lo que no tuviera el visto bueno el 20
de julio suspendido.
Dice Ignacio Trillo. que «no es cierto, como
está difundiendo el PP, que no se puedan adjudicar obras, hacer
reformados de las mismas o adjudicar suministros, porque simplemente el
presupuesto está en vigor y tiene que ser ejecutado». Si los próximos
presupuestos para el 2017 fueran una prórroga del 2016, seguirán los
pagos y las obras sin problemas. En 1996 y 1994 fueron prorrogados y
hasta se subieron las pensiones y los salarios a los funcionarios un 3%.
En Bélgica un Gobierno en funciones estuvo varios años y la economía
creció y se creó empleo.
Albert Rivera quiere
que el rey se involucre en la formación de Gobierno
y presione a Pedro Sánchez para que deje gobernar al PP. Por su parte
Rajoy
confía en que el rey actúe de mediador y, de
alguna manera, presione a Pedro Sánchez para que se abstenga y le
permita seguir en el Gobierno. «O Ciudadanos dice sí, o el PSOE se
abstiene, o tendrán que darle al rey una alternativa».
Parece que la presión funciona más que el amor. Antonio Hernando,
portavoz del PSOE en el Congreso,
ha dicho estar de acuerdo con que haya gobierno cuanto antes, como
reclaman en el manifiesto los exministros.
«Piden que haya un gobierno cuanto antes y en eso estamos de acuerdo,
pero para eso es fundamental que Rajoy se aplique el cuento y negocie,
este viernes por la tarde, el sábado, el domingo, el lunes, el martes y
el miércoles, hasta la extenuación», antes de ver al jefe del Estado.
Un segundo manifiesto circula. «Es
posible y necesario un gobierno del cambio: repetir elecciones no es
solución», que apuesta por un Ejecutivo
formado por miembros de PSOE, Podemos y Ciudadanos, o en su caso un
gobierno encabezado por el líder del PSOE. En el acuerdo de Gobierno,
como mínimo, deberían figurar los elementos que hoy demanda la mayoría
de la sociedad española: crecimiento económico con creación de empleo;
plan social contra la desigualdad y por el estado de bienestar; medidas
claras contra la corrupción y por la regeneración democrática;
negociaciones que reduzcan y encaucen las tensiones territoriales; una
política europea efectiva que ayude a la cohesión social y no
obstaculice la recuperación económica. Si no fuese posible formar un
Gobierno compuesto por miembros de partidos dispares, habría que acordar
un gobierno, encabezado por el líder del partido mayoritario del
acuerdo.
El
Manifiesto contra el Manifiesto –el primero–,
lo firma Maria Mir-Rocafort, una leal socialdemócrata, escritora y bloguera y termina exponiendo: «Señores firmantes, saben ustedes
perfectamente, que en esa petición están pidiendo a Pedro Sánchez y al
PSOE que incumplan todo su programa electoral. Señores firmantes, saben
ustedes perfectamente, que si Pedro Sánchez y el PSOE se abstuvieran
para permitir que Mariano Rajoy y el PP vuelvan a gobernar España, una
cantidad muy considerable de militantes, simpatizantes y votantes del
PSOE… abandonarían la militancia, la simpatía y la intención de voto
convirtiendo al PSOE en un partido residual. Sepan ustedes, señores
firmantes, que están moralmente obligados a realizar todos los esfuerzos
y todos los sacrificios que fueren necesarios, incluso personales, para
poner fin a esta improrrogable e intolerable presión sobre Pedro Sánchez
y el PSOE».
Toda la presión se centra sobre el PSOE para que vote a favor de un
gobierno presidido por Rajoy o se abstenga. José Bono, sin careta y sin
algo más, cree que «si es necesario»
el PSOE debe abstenerse y permitir gobernar a Rajoy
«pasar a la oposición, liderarla y acabar con la teatralidad de una
izquierda populista» y al grito militar «¡Abstenerse por España!» Pocos
como él representan la decadencia del Régimen, surgido en la Transición.
Si ahora es tan urgente formar Gobierno, como casi todos dicen y que
Rajoy sea investido, por la acción activa o pasiva del PSOE: ¿por qué el
PP no votó la investidura de Pedro Sánchez y la formación de un Gobierno
PSOE-C's? El PP, en su estilo, apelando a la mentira, el chantaje y el
miedo. Las pensiones, han sufrido más por lo que han robado y por sus
leyes regresivas de derechos, que por la falta de apoyo que demandan
ahora.
La
izquierda parlamentaria debe unir sus fuerzas y ofrecer una alternativa
real con amplios acuerdos, con un compromiso claro con la ciudadanía,
anteponiendo sus intereses a los partidistas. Se hace inaplazable,
levantar la bandera de una mayoría de progreso para la regeneración
política y social. De lo contrario, el pueblo, seguirá alejándose de la
política y en definitiva de la democracia.