mi opinión


¡OTAN no! ¡bases fuera!


Se han cumplido treinta años desde aquel día en el que se celebró el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. Si en 1981 el PSOE defendía que España debía colaborar con el equilibrio internacional no ingresando en la OTAN, ahora argumentaba que debía hacerlo permaneciendo en ella. Mucho tiempo ha pasado, pero hoy, como ayer, alzo mi voz para decir ¡OTAN no! ¡Bases fuera! ¡No a la guerra!

11 de Junio de 2016




Se han cumplido treinta años desde aquel día en el que se celebró el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. Fue un 12 de marzo de 1986, aunque ya se pertenecía a la organización desde mayo de 1982, siendo presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo de la UCD. Mucho tiempo ha pasado, pero hoy, como ayer, alzo mi voz para decir ¡OTAN no! ¡Bases fuera!

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los países de la Europa Occidental, veían la política expansionista de la Unión Soviética como un peligro para su estabilidad. En marzo de 1948, Francia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Reino Unido e Irlanda del Norte, firmaran el Tratado de Bruselas, con el que creaban la Alianza Atlántica. La aparición de gobiernos comunistas en Europa Central y Oriental aumentó el temor y se decidió crear una estructura mayor que tuviese como base el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. El resultado fue el Tratado de Washington (4 de abril de 1949), por el que se establecían las bases de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

España tenía vetada su participación en el ámbito internacional. Franco había estado ligado a Hitler y Mussolini durante la guerra y el régimen estaba mal visto. Tendrían que pasar muchos años, antes de que se la dejara participar en el concierto internacional europeo. De forma unilateral, Estados Unidos, sí llegó a acuerdos con España, instalando bases militares estratégicas, que serían luego, además, de la OTAN.

El PSOE había sido contrario a que España perteneciera a la OTAN, pero con la entrada en la Comunidad Económica Europea, Felipe González, entendió que las cosas eran de otra forma a las que él mismo había entendido y convocó el referéndum prometido sobre la permanencia de España en la organización. Si en 1981 el PSOE defendía que España debía colaborar con el equilibrio internacional no ingresando en la OTAN, ahora argumentaba que debía hacerlo permaneciendo en ella. Muchos calificaron el cambio de postura como uno de sus primeros engaños políticos. Aparte las presiones recibida por parte de EEUU y de los países europeos, era imprudente salirse de la OTAN en momentos en los que se agudizaban las tensiones de la segunda guerra fría. Hoy parece que estamos cerca de la tercera. Como llegaría a ser el entusiasmo atlantista, que Javier Solana llegó a ser Secretario General de la Organización desde 1995 a 1999.

El PSOE se había manifestado en contra del ingreso en la OTAN, bajo el lema «OTAN, de entrada no» y en el referéndum que se convocó, propuso SÍ a la permanencia. Por su parte, Coalición Popular, antecesora del hoy Partido Popular, que siempre había sido partidaria de la entrada en la OTAN, recomendó la abstención. Todo un despropósito. La redacción de la pregunta, tenía su aquel y era tendenciosa:

«El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos: 1º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada. 2º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español. 3º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España. ¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación

En 1997, durante el mandato de José María Aznar, España se incorporó a la estructura militar integrada de la OTAN. Se incumplía el primer condicionante del referéndum. El segundo precepto fue enmendado, introduciéndose en el Instrumento de Adhesión una cláusula, por la que EEUU puede instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español, previa autorización del Gobierno de España. Tampoco se ha producido la reducción progresiva de la presencia militar norteamericana en España, sino que por el contrario ha ido en aumento, por lo que el tercer precepto también ha quedado incumplido.

La URSS desapareció en 1991, pero la OTAN liderada por EEUU, sigue vinculado a Rusia con una amenaza global y están desplegando sus tropas en las antiguas bases soviéticas para ejecutar sus planes, no sabemos si de agresión o de defensa. La OTAN, tras el surgimiento de la crisis en Ucrania en 2014, ha experimentado un empeoramiento de su relación con Rusia hasta niveles no vistos desde la Guerra Fría. Ha multiplicado sus maniobras militares y patrullas marítimas, terrestres y aéreas en varios países europeos y bálticos. Las autoridades rusas ante las consecuencias de la progresiva expansión atlántica, han desplegado nuevas armas en el mar Negro. La guerra en Siria, Afganistán y todas las demás, hacen que la tensión Este-Oeste se esté sirviendo fría.

Según la Plataforma Global Contra las Guerras, en España hay tres bases con presencia militar permanente de EEUU, según el convenio bilateral de defensa firmado en 1988. En la base aérea de Morón de la Frontera, está desplegada la Fuerza Especial Tierra-Aire de Respuesta de Crisis del Cuerpo de Marines, una unidad con capacidad para desplegar en pocas horas un contingente de hasta 3.000 combatientes en África u Oriente Medio. En Rota, se autorizó en 2012 el despliegue de cuatro destructores que forman parte del escudo antimisiles de la OTAN y que pueden operar en todo el Mediterráneo y África occidental. La base aérea de Torrejón de Ardoz, aloja uno de los dos Centros de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN en Europa. Desde estas instalaciones se controlan todas las operaciones aéreas que la OTAN pueda emprender en el sur de Europa.

En 1982 la población española era de 29.024.494. El censo electoral estaba constituido por 17.246.880 personas. La participación en el referéndum fue del 59.42%, de los que el 52,49% dijeron si a la pregunta de marras. El no representó el 39,85%. Lo que quiero decir es que sólo el 31,19% de la población dijo SÍ y legitimó la permanencia de España en la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Recuerdo que aquel 12 de marzo yo era apoderado de mi distrito por el PSOE y estuve recorriendo los colegios electorales todo el día junto a un compañero concejal socialista. En mi bolsillo llevaba un sobre cerrado con la papeleta del NO, que cuando me tocó, la introduje convenientemente en la urna. Seguí la idea que sobre la OTAN había mantenido el partido socialista hasta entonces. Sigo en el empeño. ¡No a la guerra!



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Víctor Arrogante
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