Si veinte
años no son nada que canta el tango, imagínense lo que son algo más de
veinte días, que es lo que lleva Pedro Sánchez como Presidente del
Gobierno. Con todo y con eso, en este corto tiempo, ha habido
sobresaltos, contradicciones y renuncios. Alguna decisión acertada de
cara a la galería y por convicción. El periodo comenzó con un saco de
promesas destinadas a revertir el desorden político del PP y derogar
algunas de las leyes más polémicas del Ejecutivo de Rajoy.
La reforma laboral, el cambio del modelo de
financiación autonómico o la derogación de la Ley Mordaza son algunas
de las promesas que el PSOE planteó al llegar al poder. Hoy conocemos
que Pedro Sánchez
apela al realismo para aplazar algunas de las propuestas clave que
defendía en la oposición.
Pedro Sánchez, desde el PSOE, llamó a sus
iniciativas «diez
acuerdos de país». (Acuerdo por las
pensiones, por la educación, por la Ciencia y por la
reindustrialización, por el agua, por la dignidad, por un trabajo
digno y el pacto de rentas. Acuerdo para rescatar a los jóvenes, por
la igualdad de género, por una nueva financiación autonómica y por un
nuevo pacto constitucional). Se anunció que el plan iba a ser traslado
al ámbito parlamentario para buscar el mayor número de apoyos posible
entre los meses de junio y diciembre, pensando en que, si no salían
adelante, pasaría a formar parte del núcleo de la oferta electoral del
PSOE si se celebraban elecciones generales.
Entenderán
ustedes que cuando hable del Gobierno, no me refiera a su condición de
socialista, porque el socialismo es otra cosa, por lo que le señalaré
siempre como el Gobierno de Pedro Sánchez que todavía no sabemos
ideológicamente en donde se enmarca, más allá de un social liberalismo
bien intencionada. Con todo y con eso, el Gobierno, tiene buen color y
su composición, una vez ajustado tras el fracaso Màxim Huerta, puede
dar buen juego.
Algo hay que reprocharle y es que, en su
discurso en la moción de censura, Pedro Sánchez defendió su trilogía
como objetivo:
Moción de censura, estabilidad institucional y elecciones anticipadas,
de lo que ya hemos hablado en CuartoPoder. Ahora, las elecciones
anticipadas se dejan para un mejor momento.
El
Gobierno, tiene todo por hacer, pero hay tres cuestiones que deberían
ser prioritarias: negociar un referéndum de autodeterminación en
Catalunya; derogar la Ley Mordaza, teniendo en cuenta que la libertad
de expresión es un superderecho base de todos los demás, como
única garantía de que se ponga coto a la corrupción, la tiranía y la
barbarie que ha instalado la derecha; así como derogar la reforma
laboral, que es el único modo de acabar con la salvaje explotación de
la clase trabajadora, sobre todo los jóvenes.
Sánchez
tendrá que revivir la Ley de Memoria Histórica, maltratada por el
Gobierno de Mariano Rajoy, que desde el primer momento anunció que no
dotaría ni un solo euro a las víctimas del franquismo. Dicen que el
traslado de los restos mortales de Franco deben salir de forma
inmediata del Valle de los Caídos y así tiene que ser. Veremos en los
próximos días, meses o quién sabe cuándo y cómo termina esta historia.
Desde el PSOE, también se han comprometido a ilegalizar instituciones
fascistas como la Fundación Nacional Francisco Franco y retirar las
condecoraciones otorgadas por Rodolfo Martín Villa al torturador Billy
el Niño. Estamos expectantes.
Desde la
moción de censura, el PSOE ha mostrado titubeos en su postura a cerca
de una posible derogación de la reforma laboral del PP. El mensaje ha
ido cambiando a medida que pasaban los días, pasando de una postura
firme y esperanzadora a la negación de la medida por la falta de
apoyos parlamentarios. Estaremos pendientes de la decisión del
Gobierno de Pedro Sánchez, que busca apoyos para ejecutar su política,
que no sabemos bien cual es. El optimismo que transmitían, ahora se
trunca, parece que por la aritmética parlamentaria. Esperemos que sea
por eso.
Las grandes
reformas estructurales tendrán que esperar. Tras su comparecencia en
el Senado, Pedro Sánchez provocó un terremoto entre los líderes
autonómicos y los partidos de carácter regional, al anunciar que la
reforma esperada de la financiación autonómica no se podrá llevar a
cabo en esta legislatura.
Entre los
múltiples frentes abiertos, la crisis catalana destaca por si sola. Se
ha retomado el diálogo, que pretende calmar los ánimos y afrontar una
nueva etapa en la que se contemple el acercamiento de los presos
independentistas catalanes. Hay que tener en cuenta que el apoyo de
los partidos catalanes ha sido fundamental para convertir a Pedro
Sánchez en Presidente.
No estaría de más que el Gobierno actuará sobre
determinados parámetros, que aparecen en el informe
Premiar el trabajo, no la riqueza, de Oxfam
Intermon. El 10% de los más ricos aglutina más riqueza que el 90%
restante. Los millonarios han logrado reunir 29 de cada 100 euros de
la recuperación, y sólo 8 euros han ido a parar a los que menos
tienen. Entre 2016 y 2017, el 1% más rico capturó el 40% de toda la
riqueza creada, y fueron cuatro los nuevos multimillonarios españoles
que entraron a formar parte de
la lista Forbes (ya figuran 25). La
participación en la renta nacional de los más desfavorecidos ha
disminuido un 17%, frente al 5% que han conseguido incrementar los que
más tienen. El Gobierno debe favorecer la creación de una sociedad más
igualitaria a base de dar prioridad a las y los trabajadores y a los
pequeños productores agrarios en vez de a los más ricos y poderosos.
El tiempo
ha ido diluyendo algunos de los compromisos que llevaron a Pedro
Sánchez a La Moncloa, perdidos entre un mar de matices. La
financiación autonómica se queda para la próxima legislatura, Trabajo
renuncia a la derogación de la reforma laboral y el impuesto a la
banca para contribuir a sostener las pensiones ha desaparecido del
discurso del Gobierno. Lo que está claro es que el PSOE carece de
programa de Gobierno.