Desde que
el ejército sublevado se viera frenado a las puertas de la capital,
se convirtió en un frente de guerra con combates permanentes hasta
el final. El Gobierno de la República, creó la Brigada Especial de
la República, unidad de élite, para desarticular las principales
organizaciones fascistas clandestinas organizadas en la "quinta
columna". Han pasado ochenta y tres años, desde que comenzara la
batalla por Madrid.
En los
días posteriores al golpe, y tras el fracaso de la rebelión en
Madrid, con la caída del Cuartel de la Montaña y el de Campamento,
la ciudad queda bajo el dominio del Gobierno legítimo de la
República. Desde el mismo instante, la toma de Madrid fue un
objetivo para las tropas sublevadas. Durante el intervalo que va
desde el golpe de Estado, hasta los primeros combates en noviembre,
los golpistas recibieron material militar y tropas de la Alemania
nazi y de la Italia fascista, mientras que el Gobierno republicano
no recibió nada de la Unión Soviética hasta el mismo inicio de la
batalla. Nunca ante se había bombardeado una ciudad como objetivo
civil; después se haría en diversas ciudades españolas y en Europa
durante la Segunda Guerra Mundial.
Cuando un
grupo de periodistas extranjeros preguntó al general Mola,
comandante del Ejército del Norte, cuál sería de sus cuatro columnas
la que conquistaría Madrid (una venía por el suroeste, otras dos
desde Galicia y Castilla La Vieja y una cuarta desde Navarra y
Aragón), él contestó: la "quinta columna" (según cuenta Hugh
Thomas). Todo estaba planificado antes del golpe de Estado, Las
tropas sublevadas entrarían en Madrid sin resistencia, por la acción
de los golpistas organizados en la retaguardia.
La quinta columna, no se trataba de simples
espías o saboteadores, agentes desmoralizadores o agitadores. Los
quintacolumnistas, estaban bien organizados e infiltrados en las
organizaciones republicanas. Realizaron actos de sabotaje,
incautaron víveres, difundieron información para minar la moral de
la población, elaboraron informes sobre cuestiones militares o
gestionaban planes de huída hacia la zona "nacional" o refugio en
embajadas extranjeras. Falsificaban documentos o encendían luces en
la noche para que el enemigo localizara objetivos. Por medio de la
emisora de radio clandestina AZ Radio y a través de mensajes
cifrados enviaban la información a Burgos, entre otros datos
importantes, sobre la operación que desembocó en la batalla de
Brunete.
La red contaba con colaboradores en los tribunales populares y
policía, amañando juicios y detenciones, a favor de los
simpatizantes de los sublevados. La
organización contaba con un centro de operaciones, ubicado en la
Escuela de Oficiales del Ejército Popular en Barajas y su cuartel
general en el barrio de Salamanca.
El
gobierno abandonó a su suerte a Madrid y a su población. "El
Gobierno ha resuelto, para poder continuar cumpliendo con su
primordial cometido de defensa de la causa republicana, trasladarse
fuera de Madrid, y encargar a VE la defensa de la capital a toda
costa". Esta fue la orden emitida por el presidente del consejo de
ministros Francisco Largo Caballero al general Miajas. La defensa de
Madrid fue posible, hasta que dejó de serlo, por el ardor del pueblo
madrileño, pese al Gobierno, pese al estupor del momento y frente al
acoso fascista, con todo su poder militar. Soportaron una guerra sin
cuartel. José Miajas, general del ejército popular, "héroe de
Madrid", hizo posible lo imposible: detener al enemigo en el
Manzanares, tras feroces combates en la Ciudad Universitaria, en
Vallecas o en el puente de Toledo.
Los rumores sobre la inminente entrada de los
fascistas, recorre las calles solitarias y las casas a oscuras de la
Villa. El derrumbamiento parece inminente y al amanecer los moros y
legionarios podrían pasearse por la Puerta del Sol.
Franco se contentó con dejar descansar a sus vanguardias en los
arrabales y se puso a repartir por Europa invitaciones para asistir
a la toma de Madrid, que era suyo, cuenta
Chaves Nogales en su relato de la Defensa de Madrid. Los fascistas
perdieron su oportunidad y no pudieron regodearse de la victoria.
Cuando las tropas africanas llegan, Madrid está defendido por
fuerzas milicianas, poco operativas, sin organización y con escasos
mandos profesionales. Pero Madrid no fue ocupada. Posteriormente se
creó el Ejército Popular, que tomó el testigo de los voluntarios del
Quinto Regimiento, y puso bajo su mando a milicias anarquistas,
socialistas y comunistas.
El
general de la defensa de Madrid, recibe en su despacho, en los
oscuros y húmedos sótanos del ministerio de Hacienda, el número de
bajas. Caen decenas y centenares de hombres soldados; mujeres, niños
y hombres civiles caen también, Las balas de las ametralladoras, los
morteros y obuses enemigos arrasan vidas y destruyen barrios
enteros. No hay armas bastantes y faltan municiones, pero no se
retrocede. "No pasarán" gritaba el pueblo por las calles, con el
puño en alto convencido de su poder. Pero pasaron: "ya hemos
pasao", con voz de Celia Gámez, tras tres años de lucha sin
cuartel.
La
defensa de Madrid se preparó en una noche. Se suponía que el gran
ataqué vendría desde Carabanchel y Villaverde, donde estaban
acuartelados cuarenta mi hombres enemigos. En una operación de
distracción, varias columnas avanzarían hacia el Puente de Segovia y
el de Toledo. Pero el verdadero ataque se produjo por la Casa de
Campo y Ciudad Universitaria hasta el Hospital Clínico, para caer
sobre Madrid por Rosales, Marqués de Urquijo y Princesa, hasta
llegar a la Plaza de España. Se estableció una línea de defensa
desde Villaverde-Entrevías, Vallecas, Puente de la Princesa,
Carabanchel y carretera de Extremadura. La mayor fuerza en la Casa
de Campo y Puente de la República (hoy Puente del Rey) y
emplazamientos en el Puente de los Franceses, Humera-Pozuelo de
Alarcón y Boadilla del Monte. Dio resultado. Madrid quedó cercado,
salvo la salida hacia levante, hasta abril de 1939.
Madrid se fortifica, a la espera del día D y
se prepara para luchar hasta la muerte. En la retaguardia, la vida
sigue, el hambre se hace costumbre y el biruji curte el
cutis. Hay que organizar el abastecimiento de alimentos, agua,
electricidad y ropa de abrigo para los camaradas y compañeros, y
crear un cuerpo de seguridad contra los "paseos". Una mañana, Miaja
leyó en el parte diario: "Esa
noche no ha habidoa ningún asesinado en las tapias de los
cementerios". El orden interno se estaba
restableciendo.
Una de las actuaciones más destacadas de la
"quinta columna", fue iniciar las negociaciones entre Casado y el
gobierno de Burgos. Casado junto a dirigentes como Julián Besteiro o
Cipriano Mera se sublevaron contra el Gobierno. Pretendían negociar
con Franco una paz con garantías y sin represalias; no lo
consiguieron. Tanto esfuerzo y sacrificio para que sin luchar contra
el enemigo, y
sin la "paz honrosa" que perseguía Juan Negrín.
Provocaron una guerra civil dentro de la guerra civil y facilitaron
la entrada de Franco en Madrid dando comienzo una feroz represión.
Víctor,
mi padre, se pone correajes y cartucheras, coge el fusil, se calza
el gorro con orejeras y se despide de mi madre: "Me voy al frente
Felisa, que llega el tranvía"; como si fuera a la cafetería Bolonia
en Manuel Becerra donde trabajaba. "Ten cuidado, le contesta". "Y tú
con los obuses en la Gran Vía". Marcha a las trincheras del
Manzanares, las casas de Carabanchel o al Canto del Pico, en la
sierra.
Hasta
cuarenta mil combatientes defendieron Madrid y con ellos, los más de
tres mil quinientos voluntarios de las Brigadas Internacionales.
Hubo héroes políticos y militares con decisión y arrojo; y hubo
héroes del pueblo con no menos arrojo y decisión, que fueron
determinantes para la defensa de Madrid. Todo fue inútil.