Si vivir con dignidad es un
derecho, también lo es morir
dignamente. Un derecho para
poder ejercer la última
libertad. Hace unos días, el
Congreso de los Diputados
rechazó las enmiendas a la
totalidad del PP y Vox a la
proposición de Ley Orgánica
de regulación de la
eutanasia. La proposición de
ley aún debe pasar por la
Comisión de Justicia, ser
debatida en la Cámara Baja,
ir al Senado y volver al
Congreso para la aprobación
definitiva; todo está en
marcha y espero poder
utilizar sus mecanismos
cuando llegue la ocasión.
"Quien
quiera vivir que viva, pero
a los demás que nos dejen
morir dignamente". Con estas
palabras de Fernando Cuesta,
enfermo de ELA, que tuvo que
viajar a Suiza para poner
fin a su vida, arrancó en el
Congreso de los Diputados la
toma en consideración de la
proposición de ley para
regular la eutanasia en
España
presentada por el PSOE en el
pasado febrero. Recibió el
apoyo de 201 votos, 2
abstenciones, y 140 en
contra (PP y Vox), que
acusan al resto de partidos
de querer aprobar la norma,
para ahorrar en pensiones y
tratamientos médicos. Estos
grupos siempre han sido
indeseables, pero en esta
ocasión vuelven a
representar las vergüenzas
de España
"El sufrimiento no tiene
ideología", insistió la
diputada socialista y
exministra de Sanidad María
Luisa Carcedo. El texto
aprobado, convierte
la eutanasia en un derecho
que será incorporado a la
sanidad pública, para
quienes lo soliciten y
sufran una enfermedad grave
e incurable o "invalidante",
que cause un sufrimiento
insoportable. Las cosas ya
no pueden ser como antes y
menos si son sometidas a
principios morales
vinculados a la iglesia
católica, que no solo no
promueve la felicidad, sino
que siembra el sufrimiento
para acceder al "reino de
sus cielos", que no es sino
una aberrante idea que avaló
la esclavitud y ahora el
trabajo precario indigno.
El recuerdo de quienes han
muerto en España sin la
eutanasia legalizada −Ramón
Sampedro, Maribel Tellaetxe
o María José Carrasco−, ha
sido una constante en un
debate que ha tenido
momentos con una alta carga
emocional y que se ha
crispado cuando el
indeseable diputado del PP,
José Ignacio Echániz, ha
acusado a los impulsores de
la ley de querer ahorrar a
costa de "los más
vulnerables".
Pablo Echenique, de Unidas
Podemos, ha mostrado su
orgullo por participar en la
tramitación: "Nadie tendrá
que hacer como Ángel
Hernández", encausado por
ayudar a morir a su esposa,
sino que quienes requieran
la eutanasia podrán hacerlo
en la sanidad pública.
Echenique ha calificado a PP
y Vox de "gente sin
escrúpulos".
El
Parlamento holandés viene
tramitando un polémico
proyecto de ley, por el que
los progresistas del D66,
defienden el derecho de los
mayores de 75 años que, aun
estando sanos, opten por
solicitar la eutanasia al
considerar que han vivido
bastante.
Esta iniciativa provocó
alarma entre los socios
conservadores de la
coalición de Gobierno, que
están en contra de legalizar
esta opción. Unos 10.000
holandeses mayores de 55
años mostraron su interés en
ello. El problema es cada
vez mayor, cuando la
diferencia entre la vida
biológica y la vida
biográfica aumenta gracias a
los avances médicos. La
gente deja de formar parte
del sistema laboral a los 67
años, pero vive más que
antes, sin participar en la
sociedad y con quejas como
la soledad o los achaques de
la vejez.
Actualmente la eutanasia
está considerada como un
homicidio, por lo que
el objeto de la Proposición
de Ley
"es regular el derecho que
corresponde a toda persona
que cumpla las condiciones
exigidas a solicitar y
recibir la ayuda necesaria
para morir, el procedimiento
que ha de seguirse y las
garantías que han de
observarse". Esta ley supone
una regulación histórica en
España y en el resto del
mundo.
Eutanasia y muerte digna, no
son conceptos idénticos,
aunque si conexos. La
eutanasia es un derecho
individual subjetivo de las
personas ante situaciones en
las que, sin estar abocadas
a un proceso de muerte
inminente, deciden, por su
situación de invalidez o
sufrimiento solicitar ayuda
para morir anticipadamente.
Esto, según defiende el
PSOE, da seguridad jurídica
a los profesionales que
participan de esta práctica
sin obligarles a ello. La
muerte digna, en cambio,
engloba la serie de derechos
y garantías de todas las
personas a una asistencia
sanitaria y social en el
final de sus vidas que
respete su autonomía y su
voluntad para morir en
condiciones dignas. Se trata
del rechazo a la obstinación
terapéutica, la garantía de
unos cuidados paliativos
integrales, intimidad,
acompañamiento y apoyo.
También consiste en
establecer un régimen que
obliga y dota de seguridad
jurídica de todos los
profesionales implicados
La
regulación de la eutanasia
exige una regulación no solo
sanitaria, sino también
civil y penal, pues exige la
derogación parcial del
artículo 143 del Código
Penal
(1.- El que induzca al
suicidio de otro será
castigado con la pena de
prisión de cuatro a ocho
años). La muerte digna, ya
contemplada en varias
comunidades autónomas, es
una cuestión de legislación
sanitaria y no demanda
cambios en el CP. A día de
hoy, la eutanasia,
considerada como un
homicidio, es ilegal en
España, mientras que la
sedación terminal sí está
permitida. El PSOE ha venido
insistiendo en que son dos
debates muy diferentes, y
por eso han de caminar por
carriles distintos.
El PSOE abre la puerta al
suicidio médicamente
asistido, aunque solo en
condiciones de enfermedad
incurable o discapacidad
crónica (no válido para
cualquier situación), y con
presencia del facultativo
hasta el final. El PSOE
calcula que todo el proceso,
desde la petición hasta la
resolución final, no debería
tardar menos de 32 días. En
el suicidio médicamente
asistido, el médico indica
al paciente qué fármaco debe
ingerir por sus propios
medios para morir. Este
supuesto es legal en Suiza
(y en algunos estados de
EEUU) y ha generado un
cierto "turismo de la
muerte".
La ley
de la eutanasia divide a los
partidos entre una medida "garantista"
y los cuidados paliativos.
Para el PSOE,
la Ley es una respuesta
jurídica, sistemática,
equilibrada y garantista.
No solo busca la
legalización, sino también
controlar todo el proceso,
desde la información al
paciente hasta la labor del
médico. Consideran que de
aprobarse la ley, se
introduciría en el
ordenamiento legal "un nuevo
derecho individual".
Podemos, que ya había
registrado su propuesta
sobre la eutanasia antes que
el PSOE, respalda de manera
casi total la iniciativa. No
considera que este cambio
tenga que asentarse "en el
sufrimiento del paciente",
sino en la "libertad de
decidir". "No
es una competencia para ver
quién sufre más, sino cuando
alguien dice no puedo más y
en el camino me quedo".
La
eutanasia conecta con un
derecho fundamental de la
persona constitucionalmente
protegido como es la vida,
pero que se debe conectar
con otros derechos y bienes,
igualmente protegidos por la
Constitución,
como son la integridad
física y moral de la persona
(artículo 15 CE), la
dignidad humana (artículo
10), el valor superior de la
libertad (art. 1.1), la
libertad ideológica y de
conciencia (art. 16) o el
derecho a la intimidad (art.
18.1).
Cuando una persona
plenamente capaz y libre se
enfrenta a una situación
vital que a su juicio
vulnera su dignidad e
integridad, el bien de la
vida puede decaer en favor
de los demás bienes y
derechos.
No existe un deber
constitucional de imponer o
tutelar la vida a toda costa
y en contra de la voluntad
del titular del derecho a la
vida. En estos casos, el
Estado está obligado a
proveer un régimen jurídico
que establezca las garantías
necesarias y de seguridad
jurídica.
Junto con la Ley propuesta
por el PSOE, hay que
promover el derecho de toda
persona a disponer con
libertad de su cuerpo y de
su vida, y a elegir libre y
legalmente el momento y los
medios para finalizarla;
especialmente el derecho de
los enfermos terminales e
irreversibles a morir sin
sufrimientos, si este es su
deseo expreso.
La legalización y regulación
de la eutanasia se asientan
sobre la compatibilidad de
unos principios esenciales
que son basamento de los
derechos de las personas, y
que son recogidos en la
Constitución. De un lado,
los derechos fundamentales a
la vida y a la integridad
física y moral, y de otro,
bienes constitucionalmente
protegidos como la dignidad,
la libertad o la autonomía
de la voluntad.
Si el Sistema difícilmente
es capaz de proteger mi vida
y que se desarrolle
dignamente y en bienestar,
al menos que me de
protección para que el fin
de mi vida sea cómo y cuando
yo quiera. Vivir puede ser
una maravilla, dejar de
vivir, hacer desaparecer la
vida, es como un acto de
magia, que los magos
conocemos; como cuando
hacemos desaparecer una
paloma blanca entre sedas de
colores