Ya he tratado este tema hace años, pero me ha
venido a la mente el tango y quiero recordar aquel espíritu que vino
de Francia. Viene a cuento para continuar reflexionando sobre lo que
significó la
Transición 2.0 (21),por un Proceso Constituyente)
sobre lo que escribía la semana pasada. "Volver… con la frente
marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien… Sentir… Vivir…",
que canta el tango, así como recordar Suresnes y su espíritu; que si
veinte no son nada, cuarenta y siete son una vida.
En 1974
el régimen de Franco agonizaba y la oposición democrática se
preparaba para acceder a las instituciones. La alternativa pasaba
por reforma o ruptura. Luego, la mayoría de quienes propugnaban la
ruptura, reformaron y los de la reforma, con el tiempo, anhelamos la
ruptura. La muerte del dictador se percibía como próxima y los
cambios sociales y económicos producidos en los años del desarrollo,
facilitaron las actividades de la oposición.
El
movimiento obrero, organizado en torno a las CCOO del PCE y con una
UGT muy castigada por la represión franquista, se pasó de las
reivindicaciones laborales a la concienciación política de la clase
trabajadora. Mientras, Portugal desembocaba en la ‘Revolución de los
claveles’. El nacionalismo se reforzaba en Cataluña y en el País
Vasco, con los influyentes Convergència, Unió y el PNV. El
Movimiento de Liberación Nacional Vasco y ETA era protagonista de la
lucha armada, muy crecida por el éxito del asesinato del presidente
del gobierno Carrero. El gobierno cada vez más débil y todos tomando
posiciones ante la Transición que amanecía.
En estas
y algunas otras cosas más se estaba, cuando el Partido Socialista
Obrero Español y la muy castigada Unión General de Trabajadores,
comienzan a tener mayor protagonismo. Cuarenta y siete años han
pasado, desde que entre los días 11 al 13 de octubre de 1974, se
celebró el Congreso bajo e lema ¡Por el socialismo! ¡Por la
libertad! Suresnes, pequeña localidad cercana a París, adquirió un
protagonismo histórico, por el cambió de orientación política e
ideológica y la toma del poder del "grupo de los sevillanos" y los
vascos, jóvenes dirigentes del interior, que se hacen con el poder
socialista. Más de la mitad de la población de hoy, no había nacido
en 1974 y en 1992 todavía no tenían mayoría de edad. El PSOE contó
con el espaldarazo internacional, dado por Willy Brandt, François
Mitterrand y Bruno Pittermann, presidente entonces de la
Internacional Socialista.
Ya en el
Congreso de Toulouse, agosto de 1972, se había abordado la
renovación, venciendo la tesis renovadora del interior sobre las del
exilio, que encabezada por Rodolfo Llopis. Al no aceptar su
destitución, provocó la ruptura en dos partidos: el PSOE Renovado y
el PSOE Histórico. En Suresnes, a través del comité de redacción de
El Socialista, la Comisión Ejecutiva había informado de las que
deberían ser las líneas de los debates, relatan los hermanos
Martínez Cobos, en su Intrahistoria del PSOE.
La
historia del PSOE es larga y rica en debates sobre ideas,
estrategias y objetivos. En Suresnes comenzó otro cambio de
orientación política e ideológica. Se acordó adaptar la idea y la
acción a la lucha por la democracia y las libertades desde el
interior. En el XXVIII Congreso (1979) con el lema Construir en
libertad, con aquel "hay que ser socialistas antes que marxistas" de
Felipe González, continuó la revisión ideológica. Nueva imagen,
nuevos métodos, nuevas formas de acción y abandono de algunos
objetivos históricos, a petición de intereses internacionales. Fue
durante la llamada Transición a la democracia, cuando se volvió a
perder algún que otro principio ideológico y seña de identidad.
Ahora, sin república y con monarquía.
Toda la
oposición promovía la ruptura democrática, con el fin de restablecer
un régimen de libertades, siguiendo el modelo occidental europeo. La
Resolución de Suresnes establecía un programa concreto: libertad de
todos los presos políticos y sindicales; devolución de todos los
derechos, a las personas desposeídas por sus actuaciones políticas y
sindicales contra la dictadura; disolución de todas las
instituciones represivas; reconocimiento y protección de las
libertades mediante: libertad de partidos políticos, libertad
sindical, libertad de reunión y expresión, derecho de huelga y
manifestación, restitución del patrimonio expoliado a las
organizaciones políticas y sindicales suprimidas por la dictadura,
convocatoria de elecciones libres a fin de que el pueblo manifieste
soberanamente su voluntad y el reconocimiento del derecho de
autodeterminación de todas las nacionalidades ibéricas.
El PSOE
de Suresnes aprobó otra resolución que marcaba su posición respecto
al problema nacional y la configuración territorial del estado.
Claramente se defendía el pleno reconocimiento del derecho de
autodeterminación, que comportaba la facultad de que cada
nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a
mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español.
De otra parte el PSOE se pronunciaba por la constitución de una
República Federal de las nacionalidades que integran el Estado, por
considerar que esa estructura permitía el pleno reconocimiento de
las peculiaridades de cada nacionalidad y su autogobierno a la vez
que salvaguarda la unidad de la clase trabajadora de los diversos
pueblos. ¡Qué tiempos!, hoy parecen ensoñaciones, por lo que ha
llovido y por la pérdida de las frustradas esperanzas.
La
renovación del partido era inevitable. Acercar la organización a
España imprescindible y la necesidad de un nuevo liderazgo resultaba
evidente. "Yo me ocupo de UGT y tú del partido", dicen que dijo
Nicolás Redondo, "no me jodas”, respondió el sevillano. El acuerdo
fue el reparto del poder: (Isidoro), Felipe González dirigiría el
partido, (Juan) Nicolás, el sindicato y posteriormente de presidente
(Pablo), Ramón Rubial, quién junto con la federación madrileña, se
había opuesto a ese reparto.
Tres
etapas, tres PSOE. Todos ellos necesarios, pero perdiendo identidad
de forma paulatina. Principios que deberían ser inalterables −digo
inalterables−, presentes en el socialismo español, fundado hace 142
años, segundo partido obrero que se creó en el mundo. Porque el
tiempo ha transcurrido, pero las condiciones sociales de la clase
trabajadora y de los humildes están en retroceso, el poder político
y económico sigue estando en las manos de los de entonces, con una
corrupción institucional, política y económica en crecimiento, junto
con el avance de las desigualdades sociales.
En estos
tiempos de adelantos y retrocesos, han empeorado las condiciones de
jubilación y cuantía de las pensiones; las relaciones y condiciones
esenciales del trabajo están en manos de la patronal, bajo la
amenaza de despido barato; se han reducido o eliminado las
prestaciones a los dependientes; se disminuye la atención sanitaria
pública y aumenta el pago de medicamentos y servicios hospitalarios;
disminuye el número de profesores y se privatiza educación publica;
aumentan los impuestos indirectos, los que pagamos todos por igual y
se protege a quienes defraudan; disminuye el empleo y los salarios
públicos; se salva a la banca, causante de las crisis financieras y
se salvaguarda el pago de la deuda. Hay más desigualdad, menos
justicia social y se criminalizan las protestas. ¿Cuáles de aquellas
reivindicaciones han quedado obsoletas?
La línea
ideológica del PSOE ha evolucionado y no siempre hacia delante, pero
no todo ha estado mal hecho. En otros momentos propugnó la
revolución social. Se han producido retrocesos significativos,
alejándose de la realidad social y de las necesidades de la gente.
Hay que retomar algunas viejas ideas y formas de acción abandonadas,
actualizadas a la nueva realidad y construir el futuro en igualdad,
solidaridad y justicia social. Todo ha cambiado, dejándose en el
camino objetivos y definiciones como los de clase, masas,
democrático; el marxismo y la república.
Hace
cuarenta y dos años, el PSOE se definía "por un método dialéctico de
transición al socialismo", en combinación con la lucha
parlamentaria, la movilización popular en todas las formas, creando
"órganos democráticos de poder de base", como cooperativas y
asociaciones de vecinos, buscando la profundización del concepto de
democracia "superando el carácter formal que las libertades
políticas tienen en el estado capitalista, accediendo a las
libertades reales", señalando las reivindicaciones de cada momento,
"con la perspectiva de una revolución socialista". No podía existir
libertad sin socialismo ni socialismo sin libertad. ¿Qué tiempos!
¡Qué cambios!, sin socialismo y con libertad limitada; por mucho que
la reivindique hoy Díaz Ayuso.
Entre el
tiempo transcurrido, los sucesos acontecidos y los que fueron
compañeros y viejos amigos que se han quedado en el camino, mantengo
la idea sin formar parte del partido desde hace años. Contrario al
tango de Gardel no "han matado mi vieja ilusión" y "guardo escondida
una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón.
Los
socialistas decidieron cambiar modelo organizativo, fines y
objetivos, para adaptarlos a los tiempos. Lo han seguido haciendo en
cada ocasión que se ha presentado. Los socialistas, junto con las
otras fuerzas de la izquierda deberían liderar la rebelión ciudadana
por los derechos, por el empleo, la defensa de lo público, el
derecho a la vivienda, la igualdad social, la justicia y la no
discriminación.