"Abandonado por España, ocupado por Marruecos y añorado por los
saharauis", el Sáhara Occidental es el último territorio en África
pendiente de descolonización. Fue un 14 de noviembre de 1975, seis
días antes de la muerte del dictador, cuando en Madrid se firmaron
los Acuerdos Tripartitos, por los que el Reino de España entregaba
unilateralmente la administración del Sáhara Occidental a una
administración tripartita formada por España, Marruecos y
Mauritania. Se consumaba la traición al pueblo saharaui y se abría
una de las páginas más negra de la política exterior española.
Los múltiples intentos de las Naciones Unidas
para acercar posturas y realizar un referéndum han sido en vano y,
mientras que Marruecos ofrece autonomía y la República Árabe
Saharaui Democrática pide independencia,
dos generaciones nacidas en campos de refugiados continúan esperando
una solución que parece no llegar. España tenía obligaciones como
metrópolis que según el derecho internacional no cumplió. La actitud
de España supuso una traición para el pueblo del Sáhara que hoy
sigue sufriendo con la ocupación y el exilio.
En el
Sáhara Occidental, se produce una explotación económica, de la que
España es partícipe a través de sus multinacionales, una explotación
de la que el pueblo saharaui no se beneficia. Es un expolio
constante y la política exterior española no solo puede servir a las
grandes empresas, sino que tiene que tener en cuenta los derechos
humanos que se ven pisoteados.
Documentos desclasificados de la CIA, arrojan
luz sobre algunos de los episodios más significativos de la historia
reciente de España. Las revelaciones apuntan al papel que Juan
Carlos de Borbón jugó en la Marcha Verde, movimiento en el que
España perdió el territorio del Sáhara, que quedó repartido entre
Marruecos y Mauritania. (El
Español). El rey Hassan II de Marruecos
había diseñado una invasión, con la pretensión de anexionarse el
territorio, a
la que bautizó con el nombre de la Marcha Verde.
"Se hará cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve
intacto su prestigio y su honor", afirmó el príncipe Juan Carlos
entonces en una visita sorpresa a El Aaiún; mintió.
Los papeles de la CIA detallan que el papel
del emérito hoy, no se limitó a mediar para resolver un conflicto
que terminó con la retirada del Sáhara del Ejército español: "Madrid
y Rabat han acordado que los manifestantes sólo entrarán unas pocas
millas en el Sáhara español" y que
permanecerán un corto periodo de tiempo en la frontera, donde ya no
hay tropas españolas. El informe de la Agencia de Inteligencia
también detalla los pactos secretos para celebrar la Marcha Verde:
"la delegación representativa de unos 50 marroquíes tendrán
permitido entrar en la capital territorial de El Aaiún".
Y ¿cómo están las cosas ahora? A tres meses
del inicio de la guerra en el Sáhara Occidental siguen llegando
muestras de solidaridad de distintos grupos. Más de un centenar de
periodistas de distintos puntos de España han lazando el
manifiesto Informar sobre el Sahara Occidental. Somos Conscientes,
que recuerda la responsabilidad de España en la descolonización de
su excolonia. El manifiesto hace un recorrido por la historia del
conflicto y denuncia que los Acuerdos Tripartidos de Madrid de 1975
son completamente ilegales según el Derecho Internacional, por lo
que España sigue siendo potencia administradora del territorio y
como tal debe actuar, asumiendo su compromiso histórico y jurídico
para que el pueblo saharaui alcance su independencia definitiva.
En Madrid, el 14 de noviembre de 1975,
reunidas las delegaciones que legítimamente representaban a los
Gobiernos de España, Marruecos y Mauritania, suscribieron los
Acuerdos Tripartitos (Ley
40/1975, de 19 de noviembre, sobre descolonización del Sahara).
España ratificaba la resolución "de descolonizar el territorio del
Sahara Occidental poniendo término a las responsabilidades y poderes
que tiene sobre dicho territorio como Potencia Administradora".
España se comprometía a instituir una Administración temporal en el
territorio en la que participarán Marruecos y Mauritania en
colaboración con la Yemaá y "a la cual serán transmitidas las
responsabilidades y poderes". Se pactaba que la terminación de la
presencia española en el territorio se llevaría a efecto, antes del
28 de febrero de 1976.
El objetivo de los Acuerdos de Madrid fue
legalizar la ocupación marroquí del Sáhara, una ocupación que ya
estaba hecha. La Asamblea General de las Naciones Unidas rechazó de
forma determinante los hechos y presentó una resolución en la que se
exigía el respeto a la legalidad internacional y que reconocía el
derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Hasta la fecha
nadie reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara. Marruecos
ni cumple con la legislación internacional ni reconoce las
resoluciones de la ONU. La Asamblea General de las Naciones Unidas
volvió a aprobar en diciembre de 2019, una
nueva resolución que reafirma sus responsabilidades hacia el pueblo
saharaui y su derecho "inalienable" a la autodeterminación.
El voto unánime, de la Asamblea General, demuestra la adhesión de
la comunidad internacional a la legitimidad de la cuestión del
Sáhara Occidental como tema de descolonización.
El Frente
Polisario apostó desde el año 1991 por la paz y la negociación como
forma de resolver los conflictos, Marruecos continúa presumiendo de
la imposición, la violencia y la sinrazón frente al derecho
internacional, apostando por el conflicto directo como forma de
resolver un problema que tiene su origen en la incapacidad de España
para concluir el proceso de descolonización del Sahara Occidental,
incapacidad que han presentado todos los gobiernos que se han
sucedido en la Moncloa desde el año 1975. Llama la atención que el
actual Gobierno de coalición no haya retomado ya este tema y con una
propuesta que solucione el conflicto que no supo o no quiso resolver
en 1976.
El Sahara
Occidental sigue siendo la última colonia del continente africano.
Los gobernantes españoles han demostrado su incapacidad y cobardía
en el ámbito internacional, que no son capaces de cerrar el proceso
de descolonización de este pueblo. La colonización fue considerada,
desde la fundación de Naciones Unidas en 1948, una lacra histórica
de la humanidad, que sólo produjo sufrimiento y retroceso en el
progreso de la convivencia humana.
Para la
descolonización y la independencia del Sáhara, es preciso que se
emprendan nuevas acciones y medidas eficaces, de conformidad con el
derecho internacional, para eliminar los obstáculos que impiden la
plena realización del derecho a la libre determinación de los
pueblos que viven bajo ocupación colonial y extranjera y que siguen
afectando negativamente a su desarrollo económico y social.
La
ruptura del alto al fuego ha agravado aún más la situación,
agudizándose la represión marroquí sobre los defensores de Derechos
Humanos y sobre quienes ejercen el periodismo en la zona y sobre el
tema. Son varios los informes que reportan el asedio en los
domicilios de periodistas pertenecientes a colectivos como Equipe
Media o Fundación Nashata, denuncia el Manifiesto. El retorno de la
guerra el pasado noviembre supone un fracaso de la comunidad
internacional y del Estado español, que no han sido capaces de
garantizar el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.
El
Manifiesto referido denuncia las duras condiciones del exilio y la
ocupación que ha sufrido el pueblo saharaui durante cuarenta y cinco
años. Las zonas ocupadas por Marruecos son "una cárcel a cielo
abierto" para la población saharaui. Se han violado sistemáticamente
sus derechos más elementales: reunión, expresión, identidad,
culturales, sociales, económicos, a la integridad física, a la
propia vida. Desapariciones, encarcelamientos arbitrarios o juicios
sin garantías procesales.
El
Gobierno español debe tomar la iniciativa hacia una resolución del
conflicto en el marco del derecho internacional, en el marco de una
política responsable, con lazos que "también tienen que ver con la
memoria histórica y democrática".
Me sumo
al Manifiesto de periodistas y gente de la cultura: "Somos
conscientes de los lazos históricos y de los lazos presentes. Somos
conscientes de la responsabilidad con la memoria y con el futuro. Y
porque somos conscientes, lo hemos de reflejar a la hora de informar
y narrar lo que acontece".
Si no se
actúa hoy, el conflicto del Sáhara Occidental seguirá siendo un
bochorno, una hipoteca para la dignidad de España.