En la
historia, el mes de mayo tiene un significado especial para mí.
Recuerdo varios acontecimientos que han marcado la historia de la
humanidad y la de España de forma especial. Cada uno de ellos han
servido para marcar algún criterio incluso adoptar medidas vitales
para mi existencia.
Mayo ha
sido florido, lluvioso, tormentoso y guerrero en la historia. En
mayo se fundó el Partido Socialista Obrero Español y se produjo el
levantamiento del pueblo de Madrid contra el francés. En Estados
Unidos fue tormentoso entre el 1 al 4 de mayo con las revueltas
obreras y la masacre de la plaza Haymarket en Chicago. Para mí,
Mayo, a más que florido, ha sido un mes de lucha.
El 1º de Mayo es una fecha emblemática para la
clase trabajadora, en la lucha por conseguir derechos, mejores
salarios, seguridad y dignidad. En 1890, se estableció como Día
Internacional de los Trabajadores, en homenaje a los Mártires
de Chicago ejecutados y a las 5.000
huelgas simultaneas que se produjeron. No estuve allí pero el grito
de la proclama sigue sonándome: ¡8 horas de trabajo! ¡8 horas de
reposo! ¡8 horas de recreación!
A finales
del siglo XIX, las condiciones de vida de los trabajadores eran de
miseria y esclavitud; no podían ser peores: jornada laboral de 16
horas, salario escaso y sin derechos. La miseria y la explotación
eran un lugar común y la represión policial al servicio del patrón.
Ante esta situación extrema, empezó la lucha obrera. En 1886 la
huelga por la jornada de ocho horas estalló de costa a costa de
EEUU. Más de cinco mil fábricas fueron paralizadas y 340.000 obreros
salieron a las calles manifestando sus exigencias. En Chicago los
sucesos tomaron un sesgo violento, que culminaron en la masacre de
la plaza Haymarket (4 de Mayo). En un juicio amañado, contra los
dirigentes anarquistas y socialistas, cuatro de ellos fueron
condenados a la horca. En España durante el franquismo, el 1º de
Mayo se transformó en un día festivo de exhibiciones gimnásticas y
bailes regionales, muy alejado de luchas y reivindicaciones.
Corrían
los primeros años del siglo XIX cuando se produjeron en España una
serie de acontecimientos trascendentales: la invasión francesa y la
guerra de la Independencia. Constitucionalismo, absolutismo e
inquisición. Dos reyes fueron los responsables de que el ejército
aliado de Napoleón ocupara Madrid. Dos reyes por la gracia de dios,
Borbones y traidores para más señas.
El
2 de mayo de 1808, a primeras horas de la
mañana, la multitud comenzó a concentrarse ante el Palacio de
Oriente en Madrid. Los soldados franceses sacaban al infante
Francisco de Paula, para llevarle a Francia con su real familia. Al
grito de ¡Que nos lo llevan!, el gentío intentó asaltar la comitiva.
En lo alto de una farola, a la entrada de la calle Bailén, vi llegar
a los mamelucos y a la artillería disparar contra la multitud. "En
el Pretil de los Consejos, por San Justo y por la plazuela de la
Villa, la irrupción de gente armada viniendo de los barrios bajos
era considerable". (Benito Pérez Galdós: El 19 de Marzo y el 2 de
Mayo). En el Salón del Prado fueron fusiladas 32 personas, otras 11
en Cibeles, Recoletos y Puerta de Alcalá. Al día siguiente los
franceses fusilaron a
24 madrileños en la montaña del Príncipe Pío.
Por Madrid corría la sangre;
enterrados están en el cementerio olvidado de La Florida.
El pueblo
contra los franceses, los liberales contra los absolutistas reales,
Fernando VII contra el pueblo, la razón contra el despotismo y el
oscurantismo contra la ilustración. Con el ¡vivan las caenas! y
derogando la Constitución de Cádiz, se entronizó al Rey Felón y su
descendencia hasta hoy. Si Napoleón hubiese ganado la guerra, otra
historia nos hubiera llegado. Nuestra seña de identidad estaría
dibujada en el lema Liberté, égalité, fraternité, que hago mío
adaptándolo hoy por: igualdad, justicia social y solidaridad. Frente
a esto, seguimos oyendo: ¡viva el novio de la muerte!.
Muy cerca del Palacio de Oriente, en la calle
Tetuán,
el 2 de mayo de 1879, se fundó clandestinamente el PSOE.
Aprovechando las libertades de la Constitución de 1869, la sección
española de la Asociación Internacional de Trabajadores –la
Internacional–, organizó una serie de conferencias en Madrid. Desde
un rincón, veía ensimismado a Pablo Iglesias; ¡cómo se crecía en los
debates! En aquellas fechas, Iglesias conoció a Paul Lafargue, yerno
de Karl Marx, huido de la represión francesa por participar en la
Comuna de París. Pablo Iglesias se unió al Comité de Redacción de La
Emancipación, semanario en el que pude leer
El Manifiesto Comunista; uno de los
tratados más importantes de la historia, que termina con
¡Proletarios de todos los países, uníos! Hoy sigue siendo necesaria
esa unidad proclamada entonces.
Tras la
ruptura de los anarquistas con Marx, Pablo Iglesias solicitó su
ingreso (1873) en la primera organización socialista de importancia,
la Asociación General del Arte de Imprimir. Desde esta nueva
plataforma preparó, durante varios años de trabajo clandestino, la
creación del segundo partido obrero de los que se constituirían en
el mundo. En una comida de fraternidad organizada en la taberna Casa
Labra, desde el quicio de la puerta, pude ver a las veinticinco
personas fundadoras del PSOE. Hoy sigo emocionándome en el recuerdo,
sobre todo cuando veo algunos desmanes del partido contra lo que
sigue representando el socialismo.
Repasemos: el mes de Mayo ha sido revolucionario en su historia. La
revolución republicana frustrada en Madrid a la que nos hemos
referimos, ocurrió un 7 de mayo de 1848, gobernando el general Ramón
María Narváez, bajo el reinado absolutista de Isabel II. Un
pronunciamiento militar, apoyado por los progresistas más radicales
de la época, pretendió instaurar la República. Ya se había intentado
en el mes de Marzo. España se enfrentaba a una grave crisis
económica y los sucesos revolucionarios extendidos desde Francia y
otros países de Europa favorecieron el ambiente.
La
revolución en Francia en febrero de 1848 acabó con el reinado de
Luis Felipe I, dando paso a la Segunda República francesa. En España
no pudo ser. La ola revolucionaria de 1848 tuvo escasa repercusión,
si bien caben destacar dos alzamientos frustrados en marzo y mayo
por parte de algunos sectores progresistas, que, hastiados
del gobierno represor de Narváez, trataron de revertir la situación
por la fuerza. Narváez, conocido como el Espadón de Loja, fue líder
del Partido Moderado y reconocido por haber sido el principal
defensor del sistema isabelino frente a la amenaza de la
revolucionaria.
El primer
intento revolucionario sucedió en Madrid el 26 de marzo. Muchos
civiles, apoyados por militares, levantaron las primeras barricadas
en las calles cercanas al Palacio Real y exigieron la destitución de
Narváez. Sin embargo, el gobierno, actuando con rapidez, movilizó al
ejército leal y a la policía, logrando sofocar la revuelta al día
siguiente de haberse iniciado.
El
pronunciamiento del 7 de mayo, estuvo dirigido por el Regimiento
España, acuartelado en Madrid y azuzado «desde fuera» por el
embajador británico en Madrid, interesado en la instalación de un
gobierno progresista que favoreciera los intereses comerciales de su
país. Narváez fue expeditivo y mandó aplastar el levantamiento con
toda la fuerza posible. Los sublevados fueron acorralados en la
Plaza Mayor, dando fin a una revuelta que apenas había llegado a ver
el sol. En Barcelona, Valencia y Sevilla, la insurrección también
fue aplastada con firmeza. El Gobierno de Narváez salió muy
reforzado, también en Europa, donde Austria, Piamonte y Prusia
premiaron la acción gubernamental a través de un reconocimiento
especial a favor del reinado de Isabel II.
La crisis
económica en Francia en 1847, fue desencadenante de las revueltas.
La crisis agraria influyó en los sectores industrial y financiero,
provocó el paro a miles de obreros. La monarquía de Luis Felipe de
Orleáns sólo satisfacía los intereses de la alta burguesía, en tanto
que la pequeña burguesía y el proletariado quedaban política y
económicamente desatendidos. La «primavera de los pueblos» se
extendió por Europa.
Aunque
las revoluciones de 1848 fracasaron, su experiencia influyó
poderosamente en las ideologías obreras del siglo XIX. Una buena
parte de la pequeña burguesía, temerosa de una revolución social,
abandonó su alianza con el proletariado y se unió a la gran
burguesía, aunque a lo largo del siglo XIX las diferencias se
materializaron en las luchas políticas entre moderados y radicales.
El proletariado comenzó a adquirir conciencia de clase y, si bien
actuó desorganizadamente, se constituyó como un movimiento autónomo
desgajado de los intereses burgueses. Los campesinos, una vez
conseguida su liberación del régimen señorial, se condujeron de
forma muy moderada y su objetivo en el futuro sería preservar las
conquistas conseguidas.
Ya
sabemos que el sistema capitalista funciona en base a la corrupción
generalizada de los poderosos, a costa de la ciudadanía en general y
de la clase trabajadora en particular. Se ha perdido interesadamente
el sentido de la necesidad de la lucha. Los trabajadores y
trabajadoras no debemos perder la conciencia de clase a la que
pertenecemos. Tenemos que recuperar lo perdido o adquirir nuevos
compromisos como colectivo.
El pueblo
de Madrid tuvo conciencia de invasión contra el Imperio francés. Los
obreros de Chicago contra las injusticias sociales. Los derechos
laborales y sociales reconocidos, no son regalo gratuito del
capital; se han conseguido uno a uno con lucha y esfuerzo.
Viva el 1º de mayo; #alacalle
Viva la lucha de la clase obrera
1º de Mayo lucha obrera continúa
Mayo en mis recuerdos
Mayo florido y en lucha
Mayo, mes de lucha y reivindicación