El
próximo 23 de Julio estamos llamados a las urnas. Se van a celebrar
elecciones generales a Cortes Generales. Serán las decimosextas
elecciones generales democráticas. Tras estas elecciones comenzará
la XV legislatura. Inicialmente estaba previsto que se celebraran en
diciembre de 2023, pero tras la celebración de las elecciones
autonómicas y municipales del pasado 29 de mayo y tras los
resultados que no fueron nada buenos para los partidos de la
izquierda progresista, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez,
anunció su voluntad de disolver las Cortes Generales y anticipar las
elecciones; pero no serán constituyentes.
El 23 de
Julio, elegiremos 350 diputados para el Congreso de los Diputados,
utilizando el método D'Hondt y una representación proporcional de
lista cerrada con un umbral del 3% de votos válidos, que incluye
votos en blanco, que se aplican en cada distrito electoral. Para el
Senado, elegiremos 208 escaños, sobre una lista abierta por
candidatos en lugar de partidos. A cada una de las 47 provincias
peninsulares se les asignan cuatro escaños, mientras que para las
provincias insulares el número oscila entre tres escaños y dos.
Sobre el 23J tendremos tiempo de hablar una vez que conozcamos los
resultados que por lo que parece tampoco se presentan muy halagüeñas
para el PSOE.
Según las encuestas,
el PP ganaría las elecciones con un 33,3% de los electores a su
favor, seguido del 26,1% que cosecharía el PSOE.
Vox mantendría el tercer puesto con un 14,1%, y Sumar en cuarto
lugar con un 13,2%. El resto de formaciones parlamentarias (partidos
independentistas y regionalistas) cerrarían el círculo porcentual
con un 13,3%. Con estos datos, la entrada de Vox al Ejecutivo
nacional sería casi inevitable, dado que sus votos podrían hacer
presidente a Núñez Feijóo; la mayoría absoluta está, en estos
momentos, condicionada por la extrema derecha.
Sánchez pierde fuerza hacia el centro pero se
nutre por su izquierda: mientras 600.000 de sus antiguos votantes
elegirán el 23J la papeleta de Sumar,
el PSOE recoge a 755.000 electores procedentes de ese espacio, según
Sigma Dos. En el caso de la derecha,
589.000 votantes pasarían de Vox al PP, pero 570.000 cambiarían al
Partido Popular por Vox. Precisamente la fidelidad de voto ayuda a
Vox a mantenerse.
Como he
dicho, tiempo tendremos de analizar los resultados de las elecciones
generales que se aproximan. Hoy me voy a referir a las elecciones
generales que se celebraron el 28 de junio de 1931, que si fueron
constituyentes. Las próximas del 23J no son constituyentes, aunque
deberían serlo. En España necesitamos otra Constitución. La actual
está demasiado vapuleada y no recoge las necesidades sociales,
políticas e institucionales de los nuevos tiempos.
El 12 de
abril de 1931 se habían celebraron elecciones municipales, que
resultaron ser un auténtico plebiscito entre monarquía y república.
La victoria republicana, en la mayor parte de las capitales de
provincia, principalmente en Madrid, Barcelona y Valencia, se
consideró un triunfo indiscutible y en el plazo de cuarenta y ocho
horas, se proclamó la Segunda República y la bandera tricolor se izó
en los ayuntamientos.
Las
elecciones convocadas para el 28 de junio, se celebraron siguiendo
el procedimiento del decreto del 8 de mayo de 1931 (modificaba la
Ley electoral de 1907). Se sustituyeron los distritos electorales
por circunscripciones provinciales, con el fin de evitar los abusos
de los caciques de turno y buscar mayor proporcionalidad entre el
número de electores y los representantes. Se incorporó la condición
de elegibles a mujeres y sacerdotes, y se redujo la edad para tener
derecho de voto de 25 a 23 años. Se estableció que las Cortes
Constituyentes estarían compuestas por una sola Cámara elegida por
sufragio universal y que la apertura de sus sesiones fuera el 14 de
julio (aniversario de la toma de la Bastilla en 1789). La democracia
comenzaba a sentirse en España, aunque visto hoy y en perspectiva,
todo fue un sueño.
El
resultado de las elecciones constituyentes fue una aplastante
victoria de los partidos que integraban el Gobierno Provisional, que
ya ocupaban cerca del 90% de los escaños. El PSOE se convirtió en la
minoría mayoritaria de las nuevas Cortes con 116 diputados.
Alejandro Lerroux obtuvo 89, seguido del Partido Republicano Radical
Socialista de Álvaro de Albornoz y Marcelino Domingo con 55; Acción
Republicana de Manuel Azaña obtuvo 30; la Derecha Liberal
Republicana del presidente Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura 22,
seguido por Esquerra Republicana de Cataluña.
Los
grandes perdedores fueron los partidos de la derecha monárquica y
católica que consiguieron 50 diputados, repartidos entre la Acción
Nacional de José María Gil Robles, que formarían la Minoría Agraria,
y los diputados de la coalición católico-fuerista, integrada por los
carlistas, los nacionalistas vascos del PNV y los católicos
independientes. Pese a lo que parecía, lamentablemente, estos
resultados estaban lejos de ser los que dieron solución a los
problemas enquistados en la España profunda.
El 14 de julio de 1931 tuvo lugar la apertura
de las Cortes. Después del discurso del presidente del gobierno
provisional de la República, Niceto Alcalá Zamora, se procedió a
elegir la mesa interina de la Cámara, saliendo elegido el socialista
Julián Besteiro como presidente. «La
sesión finalizó con el discurso del presidente que es acogido con
grandes aplausos y muestras unánimes de asentimiento».
Se constituyó una comisión parlamentaria, presidida por Luis Jiménez
de Asúa, para emitir dictamen sobre el texto constitucional. En la
comisión afloraron los puntos más conflictivos del momento: la
cuestión religiosa (que provoca la dimisión de Alcalá Zamora como
presidente del Consejo y fue sustituido por Azaña), la relativa a la
propiedad y a la cuestión autonómica, así como el voto femenino, que
dio lugar a encendidos debates entre las diputadas por Madrid,
Victoria Kent y Clara Campoamor.
La
Constitución española de 1931 quedó aprobada el 9 de diciembre y
Alcalá Zamora fue nombrado Presidente de la República en la sesión
solemne del día 15. Se aprobaron una serie de leyes que supusieron
importantes reformas sociales e institucionales, algunas de ellas
antes de la Constitución, como la Ley de Defensa de la República.
Los problemas, que no habían desaparecido, pronto se dejaron ver. La
Ley de la Reforma Agraria tropezó con dificultades a la hora de su
aplicación. Otras leyes tuvieron gran relevancia y ocasionaron
grandes debates, como las leyes de secularización de cementerios,
las del matrimonio civil y divorcio, o las de Asociaciones
profesionales y Ordenación bancaria.
Avancemos
en la historia. En las elecciones celebradas el 19 de noviembre de
1933 resultan vencedoras las fuerzas de la derecha, integradas en la
CEDA, que inició una rápida contrarreforma. Las elecciones
celebradas el 16 de febrero de 1936 dieron la victoria al Frente
Popular. En el campo como en las ciudades la situación social era
cada vez más tensa y se reflejaba en las discusiones de las Cortes,
centradas sobre todo en el orden público. El 18 de julio, con el
golpe de Estado fascista, que fracasa, da lugar a la Guerra Civil,
que dura tres años y a la dictadura de Franco durante cuarenta años
más.
El
proceso comenzó con unas elecciones generales que fueron
constituyentes y terminó con una dictadura, de la que la
Constitución de 1978 es heredera directa. Por eso no estaría mal,
que tras sus cuarenta y cinco años de vigencia, se cambie por otra,
acorde con los tiempos que corren y si es posible con advenimiento
republicano. Las próximas elecciones tras el 23J deben ser
constituyentes.