El Día de Europa, cada 9 de mayo, celebramos la
paz y la unidad en Europa. Esta fecha marca el aniversario de la
histórica «Declaración
Schuman», en la que este expuso su idea de
una nueva forma de cooperación política en Europa, que haría
inconcebible la guerra entre naciones europeas. La propuesta de
Schuman se considera el comienzo de lo que hoy es la Unión Europea.
Este 9 de
junio se celebran elecciones al Parlamento Europeo. 360 millones de
europeos, han tenido derecho a votar, al formar parte de Europa y lo
que representa, y su voto contribuirá a configurar e impulsar el
futuro común. En la Unión Europea, la democracia nos puede parecer
algo obvio, pero esto no siempre fue así. No hace tanto tiempo,
millones de europeos vivieron tiempos en los que no podían votar ni
tampoco hablar libremente.
La
democracia es un bien preciado que nos han transmitido generaciones
anteriores. Depende ahora de nosotros mantenerla, hacerla más fuerte y
transmitirla a las generaciones venideras. La manera más eficaz de
hacerlo es votando, porque cuanto más gente vota, más fuerte es la
democracia.
Cada cinco
años se celebran elecciones europeas para elegir a los representantes
en el Parlamento Europeo, la única asamblea transnacional del mundo
elegida por sufragio directo. Estos representantes defienden los
intereses comunes comunitarios y pueden dar forma y decidir sobre la
nueva legislación de la UE. También votan los nuevos acuerdos
comerciales y controlan a las instituciones de la UE y cómo se gasta
el dinero de los contribuyentes.
Todas las
previsiones han sido que la extrema derecha iba a ser una fuerza
determinante para el futuro de Europa. Si fuera así volveríamos a
tiempos indeseables que provocaron los mayores males de ciudadanía
europea y que muchos pensábamos que habían quedado superados. Algo se
ha hecho mal para que se retorne a esa ideología criminal que tantas
vidas y sufrimiento provocaron.
Recordemos
algunos acontecimientos de la historia que al final supusieron la
creación de la Unión Europea. Todas las fuerzas bajo el mando alemán
cesarán las operaciones activas a las 23:01 horas, hora de Europa
Central, el 8 de mayo de 1945. Con estas palabras el Jefe del Estado
Mayor del Alto Mando de las fuerzas armadas alemanas, el general
Alfred Jodl, firmó el acta de rendición incondicional, que ponía fin a
la Segunda Guerra Mundial y con ello el predominio del nazismo y
fascismo en Europa. Tenían que pasar 69 años para ver como esas
ideologías criminales vuelven a tomar auge.
Naciones
Unidas declaró que los días 8 y 9 de mayo son una ocasión propicia
para el recuerdo y la reconciliación y rendir homenaje a todas las
víctimas de la Guerra Mundial, exhortando a los Estados Miembros a que
hagan todo lo posible para resolver las controversias por medios
pacíficos, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y sin
poner en peligro la paz y la seguridad mundial. En ocasiones parece
que todo fue en vano, cuando los conflictos siguen resolviéndose por
medios violentos.
En los
Juicios de Núremberg se determinaron y sancionaron las
responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del
régimen nacionalsocialista, en los crímenes y abusos contra la
Humanidad cometidos en nombre del III Reich. Se establecieron
directrices y principios del derecho internacional en la Carta de los
Juicios de Núremberg, que posteriormente sirvieron para el desarrollo
de jurisprudencia específica internacional en materia de guerra de
agresión, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, así como
para la constitución del Tribunal Penal Internacional permanente.
En la Carta
de los Juicios de Núremberg se determina que "Cualquier persona que
cometa actos que constituyan un crimen bajo las leyes internacionales
será responsable y por consiguiente sujeto a castigo", así como ser
cómplice. Con el establecimiento de estos principios, desapareció la
obediencia debida como eximente: "El hecho de que una persona actúe
bajo las órdenes de su gobierno o de un superior no le exime de la
responsabilidad bajo las leyes internacionales". Igualmente quedaron
tipificados como delitos los Crímenes de Guerra y la Guerra de
agresión. La Carta trata de los Crímenes contra la humanidad como el
asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y cualquier otro acto
inhumano contra la población civil, o persecución por motivos
religiosos, raciales o políticos. De hecho se criminalizaba a la
ideología nazi-fascista por haberse cometido tantos crímenes en el
mundo.
Quién lo
iba a decir que en la Francia de la Liberté, Égalité, Fraternité, el
Frente Nacional de Le Pen, podría convertirse en la primera fuerza
política, con un programa opuesto a la propia Unión Europea y contra
la apertura total de las fronteras. Lo cierto es que desde hace varios
años y en particular desde que se agudizaron la crisis de la
democracia participativa, el desastre social y la desconfianza hacia
la UE, casi todas las elecciones en los Estados de la UE se traducen
en una irresistible subida de las extremas derechas (Ignacio Ramonet).
La derrota
del nazismo y fascismos en Europa al finalizar la guerra mundial,
llevó a pensar que estos fantasmas no volverían a cruzar su geografía,
pero la realidad es otra. La ideología fascista es odio,
irracionalismo y racismo extremo y su práctica política fuerza de
choque contra la razón y la democracia. El fascismo ahora es más
europeísta que nacionalista, pero sigue manteniendo la política de los
puños de siempre. Lo vemos estos días en los gravísimos sucesos en
Odesa y otras ciudades de Ucrania. Y lo más grave de todo es que el
fascismo hoy, no tiene en frente una fuerza política y un movimiento
obrero organizado, como en los años 30 del siglo pasado, como
ideología de contención, capaces de ser una verdadera alternativa a la
sociedad actual.
En momentos
de crisis el fascismo enseña su cara amable. Participa en la
democracia parlamentaria, intentando dividir a las clases populares
más desfavorecidas, con planteamientos racistas y xenófobos, culpando
a las personas inmigrantes de los males sociales. El fascismo vuelve a
presentarse como alternativa de una burguesía asustada ante la crisis
económica y sus consecuencias políticas. Critican la austeridad y la
corrupción política y la existencia de partidos políticos. Discurso de
fácil acogida por quienes culpan de sus males a la democracia, que en
definitiva es lo que pretenden eliminar. Sigue siendo válida la cita
de Lenin Un fascista es un liberal asustado.
En España,
la presencia del nazismo-fascista, nos llama menos la atención,
sabemos de eso. En Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y demás
naciones europeas, el nazismo-fascista perdió la guerra y desapareció
del escenario, pero aquí la ganaron y han estado gobernando desde
entonces. Durante los primeros tiempos de la Transición, muchos
dirigentes franquistas, se convirtieron en demócratas de toda la vida
a través de Alianza Popular (1976-1989) y después con el Partido
Popular. Hoy son los mismos, que desde las alcaldías, parlamentos y
desde el propio gobierno, hacen apología del franquismo, impidiendo
debates, reduciendo el número de parlamentarios, en perjuicio de la
calidad y cantidad de la democracia. La derecha que representa el PP
es la de siempre: autoritaria y conservadora, oscura, caciquil y
antidemocrática, vengativa, ramplona, católica y antisocial que
mantiene en su seno a sectores de la extrema derecha.
Las
ideologías fascistas, nazis y totalitarias, como fue el franquismo,
han sido la causa de enormes sufrimientos, recorte de libertades y
derechos y millones de muertos. No se precisan nuevos partidos de
extrema-derecha que lo representen. El PP se sobra y se basta para
ello. Los posicionamientos del PP son cada vez más radicales y pueden
ir a más, recurriendo al patrioterismo, el odio a Cataluña, al
Gibraltar español, políticas contra la inmigración, discursos
retrógrados y antisociales, buscando la fidelidad de su electorado y
evitar descalabros electorales. Contra los fantasmas del pasado, hay
que retornar a la Europa social, la de la libertad y de la democracia,
la de los derechos y el bienestar.
Ya conocemos los resultados electorales.
Con el 99,59% de los votos escrutados, el PP
se mantiene en cabeza con una ventaja de cuatro puntos gracias al
respaldo del 34,18% y 22 escaños, frente al 30,19% y los 20 diputados
del PSOE. Vox se consolida en la tercera plaza con el 9,62% y 6
diputados, y detrás aparecen empatados a tres escaños la coalición
Ahora Repúblicas de ERC, Bildu y BNG (4,93%), la plataforma Sumar
(4,65%) y la agrupación de electores Se acabó la fiesta, con el 4,58%.
La sexta plaza es para Podemos con el 3,27% y dos escaños, y por
último Junts y la Coalición por una Europa Solidaria (CEUS) de PNV y
CC entran con un escaño cada uno. Se quedan fuera entre otros
Ciudadanos, la coalición Existe de los partidos de la España Vaciada y
los nuevos partidos Izquierda Española y Cree.
Las fuerzas
ultraderechistas sacuden la UE, pero los partidos europeístas retienen
la mayoría. Populares, socialdemócratas, liberales y verdes obtienen
el 62% de los votos pese al ascenso de los euroescépticos. El
presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado la disolución de
la Asamblea Nacional, el parlamento francés, y la convocatoria de
elecciones legislativas tras conocer los sondeos de las elecciones a
la cámara europea en Francia. La ultraderecha ha ganado las elecciones
en el país galo con el 31,5% de los votos.
Tendremos
tiempo de analizar todas las situaciones que se han producido en
Europa y sus consecuencias, pero pocos países resisten como España el
avance de la ultra derecha. Vox solo pasa de 3 a 6 diputados, mucho
menos que sus colegas europeos. Sumar tiene que revisar su proyecto
político, mientras Podemos obtiene un buen resultado. La situación
creada representa un empate técnico en escaños entre el PP y el PSOE.
La estrecha victoria del PP (que absorbe el voto de Cs y poco más) es
una derrota clara del plebiscito que planteó Feijóo. |