Los muros
dividen a la humanidad. Lo vimos en Alemania cuando se dividió Berlín
construyendo un muro que separaba la parte soviética de la occidental,
que significó, en apariencias el fin de la guerra fría tras la Segunda
Guerra Mundial. Desde entonces, se han levantado otros muros de la
vergüenza: en Palestina, Corea, Melilla, Ceuta, en la frontera entre
Estados Unidos y México o el de Marruecos con el Sahara; también el de
la desigualdad social y económica entre los ricos y los pobres, que
sigue creciendo. En ocasiones, los muros en las cabezas de las
personas duran más los de hormigón.
La
construcción del Muro de Berlín y, especialmente su caída, han formado
parte de los momentos más importantes de la historia del siglo XX. El
muro que dividía Berlín estuvo en pie 28 años años, desde su
construcción en 1961 por la República Democrática Alemana (RDA), sitió
a la ciudadanía del este en una penuria económica y falta de
libertades. Las potencias que habían ganado la guerra contra el
nazismo alemán, no terminaron de entenderse. El muro se levantó,
mientras se negociaba sobre el futuro de Alemania y de Berlín en
especial, que estaba divido en cuatro zonas de influencia. El muro
marcó la división ideológica de Europa y del mundo en dos bloques
irreconciliables, oriente y occidente, comunismo y capitalismo, fue la
imagen viva del telón de acero, al que se refirió Winston Churchill.
La
construcción del Muro de Berlín cortó bruscamente la mayoría de las
conexiones entre las dos mitades de la ciudad. La propaganda de ambos
lados enfatizó los opuestos políticos en los tonos más agudos, y el
sellado militar de la frontera del sector cortó el contacto hasta
entonces cotidiano entre las personas. Sin embargo, la gente a ambos
lados del muro encontraba la manera de seguir comunicándose y
ayudándose entre sí, intercambiando notas, como una forma de
mantenerse en contacto a través del Muro de Berlín en las primeras
semanas y meses tras su construcción.
Acompañando al muro,
se creó la llamada franja de la muerte,
formada por un foso, una alambrada, una carretera por la que
circulaban constantemente vehículos militares, sistemas de alarma,
armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por
perros las 24 horas del día. Tratar de escapar era similar a jugar a
la ruleta rusa con el depósito cargado de balas. Aun así, fueron
muchos los que lo intentaron. En la República Democrática Alemana la
libertad de movimiento no existía. Según un informe de la Policía
Popular de la RDA, en las tres primeras semanas tras el cierre de la
frontera, 6.041 personas fueron detenidas por declaraciones críticas
contra la construcción del Muro.
Fue
Willy Brandt, entonces alcalde socialdemócrata de Berlín, el que lo
identificó como muro de la vergüenza. A EEUU
no le preocupó en exceso la construcción del muro; Kennedy entendió
que la Unión Soviética no tenía planes de conquista; había que estar
alertas, pero tranquilos. Faltaba un año para que se produjera la
crisis de los misiles en Cuba. La caída del muro fue fortuita. En el
ambiente de la Perestroika de Gorbachov, el gobierno de la RDA,
pretendía liberalizar el régimen de viajes, eliminando la obligación
de presentar motivo para salir. A la pregunta de ¿cuándo la reforma?,
el portavoz gubernamental dijo: inmediatamente, dando paso a las
movilizaciones. Cuando el gobierno intentó reconducir la situación ya
era tarde.
La pujanza
de la mundialización, el desfase industrial comunista, los fallos
inherentes a las sociedades cerradas, el activismo no violento de los
sin poder, la influencia de la televisión, o la parálisis de la
nomenclatura, fueron algunas de las causas que contribuyeron al
colapso, pero ninguna de ellas por sí solas explica la rapidez del
derrumbe de un sistema, el del socialismo real, que había tutelado la
vida de millones de personas durante más de cincuenta años, (Nacho
Segurado en 20minutos.es).
Para muro
de la vergüenza, el que rodea y sitia al pueblo palestino. Miles de
personas han quedado aislados, careciendo de acceso a agua, salud o
educación. La ONU ha criticado en múltiples ocasiones la construcción
del muro, mediante resoluciones, dictámenes e informes. También han
sido aprobadas resoluciones en la Comisión de Derechos Humanos en los
que se instaba a Israel a su desmantelamiento. El Comité Internacional
de la Cruz Roja, considera el muro como una violación flagrante del
derecho humanitario internacional.
Ahora no solo es muro y sitio, sino genocidio
contra el pueblo palestino con una guerra que ya dura demasiado, con
EEUU y determinados países occidentales como colaboradores necesarios.
El número de palestinos muertos en la guerra que Israel libra en la
Franja de Gaza desde octubre aumentó este domingo a 36.439,
el 70% de ellos mujeres y niños, según el recuento del Ministerio de
Sanidad gazatí, controlado por Hamás, con 82.627 heridos.
El muro
fronterizo Estados Unidos-México es una valla de seguridad construida
por Estados Unidos en su frontera con México. Su construcción se
inició en 1994, en el gobierno de Bill Clinton, bajo el programa de
lucha contra la inmigración ilegal conocido como Operación Guardián.
Tomó más entidad al ser un componente importante de las promesas de
campaña del candidato y el presidente Donald Trump en 2017.
Está
formado por una barrera física de unos 900 km de extensión en la zona
fronteriza de Tijuana y San Diego. Inmigrantes ilegales, procedentes
principalmente de México intentan cruzar a Estados Unidos por zonas
más peligrosas, como por ejemplo el desierto de Sonora, lo que ha
originado más de 10.000 muertes desde el inicio de su operación. El
gobierno del presidente Joe Biden llegó a anunciar que construiría un
nuevo tramo de 32 km de muro fronterizo. Un anuncio que contrasta con
la declaración del entonces candidato Biden en 2020 de que no
construiría ni un metro más de muro como presidente. Detuvo la
construcción en su primer día en el cargo.
Otros muros
se han construido en el mundo, después del de Berlín. El Muro del
Sahara Occidental, comenzó a construirse en 1980, con una longitud de
2.720 Km. Búnkeres, vallas y campos de minas, con el fin de proteger
el territorio ocupado por Marruecos, que no tiene reconocida la
soberanía ni por las Naciones Unidas ni por ningún país del mundo.
Hasta 100.000 soldados marroquíes sitian el Sahara, que quiere ser
libre, desde que el 14 de noviembre de 1975, el rey Juan Carlos, que
sustituía a Franco moribundo, entregó el territorio a su hermano el
rey Hassan II. El Frente Polisario, proclamó su independencia en 1976
creando la República Árabe Saharaui Democrática. España, abandonó a
los saharauis a su suerte y entregó el Sahara Occidental a Marruecos y
Mauritania, conforme a lo dispuesto en los Acuerdos de Madrid La ONU
sigue considerando el territorio del Sahara Occidental, como único
territorio español pendiente de descolonización. A la ONU ni se la
escucha.
Este muro impide que el mundo no vea, lo que
Marruecos no quiere que se vea, con la complicidad de los gobiernos de
España, que no quieren ver, lo que las Naciones Unidas dejaron ver.
Marruecos ocupa, la zona más rica del Sahara Occidental, la explota y
negocia con la Unión Europea y el resto del mundo, en detrimento del
pueblo saharaui, que malvive en campamentos entre las arenas del
desierto. El muro de la vergüenza en el Sahara, es el secuestro de una
nación y el exilio de un pueblo, que se siente olvidado. (saharalibre.es).
España
tiene responsabilidad y sigue manteniendo obligaciones con el pueblo
saharaui de tipo moral, histórico y político; también de carácter
jurídico, como garante de su derecho a la autodeterminación, con
respecto a la tutela de los Derechos Humanos de su población y la
preservación de la soberanía del pueblo saharaui sobre sus recursos
naturales. La entrega del Sahara Occidental a Marruecos, sigue siendo
un asunto pendiente de la Transición Española. Quienes entonces eran
conciudadanos del Sahara, fueron los grandes sacrificados. España
empujó al pueblo saharaui hacia un horizonte de guerra, horror y
desolación, que está pendiente de reparación.
España
también tiene otros históricos muros, en Ceuta y Melilla. Melilla, de
85.000 habitantes, está rodeada de la frontera más fortificada de la
Unión Europea. 12 km de largo y seis metros de alto separan a
Marruecos de España y suponen el último obstáculo para quienes se
proponen llegar a Europa. Quienes tratan de cruzar la frontera
ilegalmente lo hacen saltando la valla, escondidos en coche o por mar
en una embarcación, pero no todos lo consiguen. Los migrantes que
tratan de saltar se exponen a cortes y lesiones por caídas mientras
las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas patrullan para
neutralizar sus intentos, muchos de los cuales acaban en tragedias
como la ocurrida en Nador.
Muros de la
vergüenza, que separan y hacen a la gente infeliz, como el muro que
produce la desigualdad social y económica, el que hace que los ricos
sean cada vez más ricos y a los pobres más pobres. Según el Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo, dos mil doscientos millones
de personas o son pobres o se encuentran al borde de la pobreza. Ha
aumentado la desigualdad: las 85 personas más ricas del mundo acaparan
la misma riqueza que los 3.500.000.000 más pobres. El aumento de esta
desigualdad se está viviendo intensamente en España, segundo país más
desigual de la Unión Europea, por detrás de Letonia.
Contra
todos los muros, compromiso social, voluntad política y fuerza
solidaria para derribarlos; por un mundo en el que se respeten los
derechos humanos, las poblaciones más vulnerables tengan voz y se
combatan las desigualdades y las injusticias. Pobreza, injusticia,
corrupción, despilfarro, desempleo y represión.
El Muro de
Berlín cayó en 1989, llenando de esperanza a millones de personas en
todo el mundo, que vaticinaban, ansiosos, un futuro en libertad. Sin
embargo, la convivencia entre las distintas visiones de cómo deben
organizarse las sociedades modernas continúa siendo un reto al que nos
enfrentamos cada día. |