☼ |
Ha
comenzado
la
campaña
de
Declaración
de la
Renta
2021.
Pagar
lo
debido,
es
defender
lo
público
como
la
mejor
garantía
de
tener
servicios
públicos
y de
asistencia
social
gratuitos
y
universales.
Un año
más
Europa
Laica pide
a los
contribuyentes
que no
se
marque
ninguna
de las
dos
casillas
del
IRPF,
ni la
de la
Iglesia
Católica
(IC)
ni la
de
Fines
Sociales
(FS).
Todos
los
impuestos
deben
quedar
en la
hucha
común para
cubrir
asuntos
de
interés
general
como,
entre
otros,
son
los Servicios
Públicos
y de
Asistencia
Social.
La
Iglesia
Católica
debe
autofinanciarse
y
pagar
impuestos.
Quien
quiera
donar
a la
Iglesia
Católica
o a
Fines
Sociales que
lo
haga
con la
cantidad
que
quiera
y a
quien
quiera,
pero
como
adicional,
de su
propio
bolsillo,
a los
impuestos
que le
toque
pagar.
Los
Acuerdos
con la
Santa
Sede
de
1979
otorgan
una
situación
de
privilegio
financiero
y
fiscal
a la
Iglesia
católica,
que no
es
sino
una
organización
privada
de
creyentes,
recibiendo
miles
de
millones
del
erario
público,
para
pagar
sus
propios
gastos.
Tampoco
se
debe
marcar
esta
casilla
de
Fines
Sociales.
Aunque
lo de
“fines
sociales”
llama
a la
solidaridad,
existen
varias
circunstancias
en
torno
a esta
casilla
que
conviene
desmitificar.
La
casilla
FS se
incorporó
en el
IRPF a
la par
que la
casilla
a la
Iglesia
Católica
como
coartada
y
justificación,
para
evitar la
burda
situación
de que
en la
Declaración
del
IRPF
figurara
únicamente
la de
la
Iglesia
católica,
en un
Estado
que se
proclama
aconfesional.
Quien
marca
la
casilla
FS no
tiene
control
alguno
sobre
el
destino
concreto
del
0,7%,
pudiendo
ocurrir
que se
destine
a
subvencionar
a ONG
u otro
tipo
de
organizaciones
particulares
que no
tengan
un
interés
general,
o con
dudoso
funcionamiento
democrático.
En los
últimos
años,
la
cantidad
recaudada
por FS
está
en
torno
a
los 380
millones
anuales,
de los
cuales
unos
150
millones
van de
esa
forma
indirecta
a
parar
al
entorno
de la
Iglesia,
que se
suman
a los
directos
300 de
la
casilla
IC. El
resultado
es
que la
Iglesia
y sus
instituciones
obtienen
más de
450
millones
anuales
a
través
del
IRPF.
Quien
desee
hacer
una
donación
a la
Iglesia
Católica
o a
determinada
ONG u
organización
social que
lo
haga
de su
propio
bolsillo,
en la
cantidad
que
quiera,
y a
quien
quiera,
pero
adicional
a los
impuestos
que le
corresponda
pagar.
Las
políticas
e
instituciones
públicas
son
las
que
deben
determinar
el
destino de
la
hucha
común
que se
debe
nutrir
de los
impuestos
íntegros,
sin
detraer
nada a
priori. |