Se
llama
Josep
Borrell,
tiene
un
sueldo
de
26.285,74
euros
brutos
mensuales
y
pide
a
400.000.000
europeos
que
hagamos
un
sacrifico,
bajemos
la
calefacción
y
nos
duchemos
con
agua
fría.
Pronto
pedirá
que
nuestra
dieta
se
reduzca
a
una
sola
comida.
"Corten
el
gas",
dice
a
los
consumidores.
De
cortar
el
brutal
aumento
de
beneficios
de
las
eléctricas
no
dice
nada.
Hay
una
"cruzada
política",
diagnostica
Borrell,
en
la
que
la
ciudadanía
está
llamada
a
desempeñar
su
papel.
"Los
europeos
necesitan
que
el
ruido
de
las
bombas
a
las
cinco
de
la
madrugada
al
caer
sobre
Kiev
les
despierte
de
su
sueño
de
bienestar",
ha
afirmado
el
jefe
de
la
diplomacia
europea
en
el
Parlamento
Europeo.
¿Y
cuál
es
una
forma
de
despertarse?:
Consumiendo
menos
gas.
"Disminuyan
la
dependencia
de
quien
ataca
a
Ucrania",
ha
clamado
el
Alto
Representante
de
la
Seguridad
y
Cooperación
de
la
Unión
Europea,
que
se
descuelga
del
veto
de
EEUU
y
Reino
Unido
al
petróleo
de
Rusia.
Además
afirma
en
su
discurso:
"Todos
preferimos
la
mantequilla
a
los
cañones,
pero
los
países
de
la
UE
gastaban
hace
50
años
el
4%
de
su
PIB
en
defensa,
y
ahora
están
en
el
1,5%
de
su
PIB".
Los
dividendos
de
la
paz
se
dedicaban
al
Estado
del
bienestar,
pero
ahora
nuestro
sistema
de
vida
tiene
un
precio,
dice,
"y
debemos
cuidarlo
y
defenderlo",
elevando
el
gasto
militar.
Todo
un
discurso
liberal
contra
el
bienestar
conseguido.
Recuerda
que
la
defensa
de
los
valores
liberales
no
se
hará
sin
ciudadanos
dispuestos
a
pagar
un
precio
por
ello.
La
portavoz
de
IU
en
la
Eurocámara,
Sira
Rego,
ha
respondido a
Borrell:
"Haga
su
trabajo,
no
cargue
la
responsabilidad
a
las
personas
individuales".
Que
un
vicepresidente
de
la
Comisión
Europea
plantee
lo
que
ha
planteado,
ante
la
emergencia
energética
es
escandaloso.
Él
si
tiene
en
su
mano
cambiar
el
injusto
sistema
de
fijación
de
precios.
Por
su
parte
el
portavoz
de
Podemos,
Pablo
Fernández,
ha
tildado
de
"infame"
la
postura
del
Alto
Representante.
Pablo
Echenique,
le
ha
reprochado
estar
"desconectado
de
la
realidad,
mientras
las
eléctricas
se
forran".
El
coste
de
la
crisis
energética
lo
tiene
que
pagar
el
oligopolio
reduciendo
sus
obscenos
beneficios
caídos
del
cielo
y
no
las
familias.
Si
pedir
lo
que
pide
Borrell
en
España
es
un
despropósito,
por
el
coste
social
y
el
sacrificio
que
recae
como
siempre
en
los
colectivos
con
menos
recursos,
no
quiero
ni
imaginar
la
situación
para
la
población
en
los
países
del
norte
de
Europa,
donde
el
frío
forma
parte
del
paisaje.
Es
falso
creer
que
bajando
el
termostato
vamos
a
dejar
de
depender
del
gas
ruso.
Alguien
debería
explicar
a
Borrell
que
el
consumo
doméstico
apenas
es
un
15%
del
uso
del
gas
natural,
mientras
las
grandes
industrias
consumen
más
del
80%.
Otro
dato:
el
precio
del
gasóleo
de
calefacción,
el
10
de
diciembre
de
2021
era
de
0,879
euros/litro,
al
día
de
hoy
1,299
euros/litro,
incremento
52,56%.
Alguna
responsabilidad
tiene
Borrell
y
la
Comisión
Europea
a
la
que
pertenece.
Si
esta
propuesta
de
Josep
Borrell
la
hubiera
hecho
el
ministro
de
Consumo
Alberto
Garzón;
definitivamente
alguien
le
hubiera
mandado
fusilar.
El
pueblo
llano
ya
estamos
consumiendo
hace
meses
menos
electricidad
y
ahora
menos
gas,
por
la
imposibilidad
de
pagar
las
facturas.
Y
luego
están
los
que
no
pueden
consumir
menos
porque
nada
tienen. |