Luis Roldán
vuelve a ser
noticia y
ocupa las
primeras
páginas de
los medios,
pero por
haber
fallecido en
Zaragoza.
Fue el
primer
político que
dirigió la
Guardia
Civil y que
trepó hasta
la cumbre de
la
corrupción y
el disparate
nacional:
ladrón y
jefe de
policías, en
la España de
las cosas
extraordinarias.
Quién era
Luis Roldán,
el hombre
que pudo
tirar de la
manta.
Recojo parte
de las ideas
de Pedro
Águeda,
publicado
como Un tema
al día en
eldiario.es.
En aquella
España de
las cosas
extraordinarias
se podía ser
policía y
ladrón a la
vez; jefe de
los policías
y destacado
ladrón;
Disfrazarse
y escapar;
aparecer en
un país
remoto y ser
detenido por
un actor que
finge ser
capitán de
un exótico
país.
Hace casi
cuarenta
años, Roldán
infló su
currículum y
a la vez el
sueño de la
joven
democracia
española.
Hasta
reventarlo y
dejar todo
perdido de
pedazos (de
realidad).
En la España
de las cosas
extraordinarias
de mediados
de los 80,
un político
socialista
se convirtió
en director
de la
Guardia
Civil, el
primero que
tenía la
institución
que ni
vestía
uniforme ni
se había
educado en
una academia
militar.
Luis Roldán
siempre tuvo
la habilidad
de estar
donde debía,
justo en el
momento
adecuado. Se
afilió al
PSOE en
1976, con 33
años y
habiendo
muerto el
dictador.
Tardó poco
en tener
cargo, el de
concejal de
Zaragoza, su
ciudad,
excelente
escuela para
adentrarse
en el arte
del
‘pasilleo’ y
las
palmaditas
en la
espalda. En
una
entrevista
en El País
en 2010,
tras salir
de la
cárcel, Luis
Roldán
admitió que
su primer
sobresueldo
lo cobró
siendo
delegado del
Gobierno en
Navarra, 6
millones de
pesetas
(36.000
euros) de
los fondos
reservados
en 1982. Una
especie de
plus de
peligrosidad
sin declarar
a Hacienda.
Según su
convicción,
también
cobraban los
tres
delegados
del Gobierno
en Euskadi.
Para los
jefes
policiales,
500.000
pesetas
(3.000
euros) en
concepto de
“libre
disposición”.
“Yo
consideraba
que ese
sobresueldo
era normal”,
aseguró
muchos años
después de
la sucesión
de
escándalos.
Es 1982, ya
habían
aparecido
los dos
elementos
esenciales
en la
historia de
Luis Roldán:
ETA y los
fondos
reservados.
El enorme
desafío del
terror y la
respuesta,
en ocasiones
descontrolada,
del Estado.
Terreno
fértil para
tipos sin
escrúpulos.
Los
tribunales
condenaron a
Luis Roldán
por haberse
apropiado de
forma
irregular de
1.700
millones de
pesetas (más
de 10
millones de
euros),
aunque no
todo
procedía de
los fondos
reservados.
Antes, había
comenzado la
peripecia de
la
extraordinaria
fuga. Su
búsqueda se
activó por
24 países,
pero Roldán
permanecía
escondido en
París por un
personaje
que
resultará
clave en la
trama,
Francisco
Paesa,
colaborador
de los
servicios de
Información
que facilita
su fuga y
que acabará
entregándolo.
Roldán fue
condenado a
31 años de
cárcel por
malversación,
delito
contra la
Hacienda
Pública,
falsedad en
documento
mercantil y
estafa.
Pasó quince
años en la
cárcel, diez
en el penal
de Brieva,
en Ávila,
donde no
cumplía
condena
ningún otro
recluso.
Desde su
salida de la
cárcel llevó
una vida
modesta en
Zaragoza, en
compañía de
su tercera
mujer. Ni
rastro del
lujo que
prometía el
dinero que
nunca
apareció. |