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#CrisisSanitaria
La crisis
sanitaria ha
provocado un
cambio de
costumbres en todo
el continente,
aunque es en
España donde más
se ha notado junto
con Letonia y
Chipre; pese a
ello, sigue entre
los países con
mayor uso del
efectivo.
Cuando en marzo de
2020 estalló la
pandemia, el uso
de la tarjeta y
los pagos sin
contacto se
convirtió en una
recomendación
sanitaria. Los
bancos
suspendieron
ciertas comisiones
para estas
operaciones y en
los
establecimientos
se incentivó este
tipo de
intercambios.
El Banco Central
Europeo ha
publicado la
tercera oleada de
un estudio sobre
métodos de pago en
toda Europa que se
realizó
previamente en
2016 y 2019,
concluyendo que,
aunque el pago en
efectivo sigue
siendo
mayoritario, su
peso sobre el
total del gasto no
ha parado de caer
y ha perdido
veinte puntos en
seis años y 13
respecto a antes
de la pandemia
(@eldiarioes).
Sin embargo,
aunque la
tendencia es
común, destaca
España entre los
países donde más
se ha recortado el
uso del efectivo
respecto a 2019.
Únicamente Chipre
y Letonia, han
tenido un mayor
recorte del uso de
efectivo durante
la pandemia. De
este modo, en
comparación con
las grandes
economías del
continente, los
españoles son los
que más han
reducido el pago
con billetes y
monedas en favor
de la tarjeta o el
móvil. En España
casi uno de cada
cinco consultados
entiende que es
“difícil” acceder
al efectivo en
nuestro país. Son
cuatro puntos
porcentuales más
que en el anterior
estudio, realizado
en 2019. España es
el tercer país con
un nivel más alto
de estas
respuestas, esta
percepción
coincide con la
desaparición de,
al menos, 5.300
cajeros en este
periodo. El
sector ha asumido
el pasado año una
serie de
compromisos con el
Gobierno para
tratar de mejorar
el acceso al
efectivo en las
zonas rurales.
Entre otras
alternativas, el
uso de cajeros
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