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Galeano visto por Miguel Rep |
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Eneko |
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Biografía |
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Galeano nació en Montevideo,
Uruguay, en el seno de una familia de clase alta y católica de
ascendencia italiana, española, galesa y alemana. Su padre fue
Eduardo Hughes Roosen y su madre, Licia Esther Galeano Muñoz, de
quien tomó el apellido para su nombre artístico. En su juventud
trabajó como obrero de fábrica, dibujante, pintor, mensajero,
mecanógrafo y cajero de banco, entre otros oficios. A los 14 años
vendió su primera caricatura política al semanario El Sol, del
Partido Socialista.
Comenzó su carrera periodística a
inicios de 1960 como editor de Marcha, un semanario influyente que
tuvo como colaboradores a Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti,
Manuel Maldonado y los hermanos Denis y Roberto Fernández Retamar.
Editó durante dos años el diario Época.
Es además conocida su pasión por el
fútbol y en especial por el Club Nacional de Football, pasión que
compartía junto a Mario Benedetti.
Contrajo matrimonio tres veces: la
primera, con Silvia Brando, con quien tuvo una hija, Verónica Hughes
Brando; luego, con Graciela Berro Rovira, con quien tuvo dos hijos:
Florencia y Claudio Hughes Berro; finalmente, con Helena Villagra.
Durante sus estudios con una beca en
París, supo que Juan Domingo Perón había dicho: «Si ese muchacho
anda por acá, me gustaría verlo». Galeano aprovechó un viaje para
llamar al teléfono que le habían dado, aun cuando no terminaba de
creer que fuese cierto. Lo era, y fue recibido muy bien. Tuvo una
larga charla con el expresidente argentino en el exilio, durante la
cual le preguntó por qué no emitía señales más a menudo:
«Perón me
contestó: "El prestigio de Dios está en que se hace ver muy
poco"».
En el golpe de Estado del 27 de
junio de 1973, Galeano fue encarcelado y obligado a abandonar
Uruguay. Su libro Las venas abiertas de América Latina fue censurado
por las dictaduras militares de Uruguay, Argentina y Chile. Se fue a
vivir a Argentina, donde fundó la revista cultural Crisis.
En 1976, se casó por tercera vez.
Voló a España, donde escribió su famosa trilogía: Memoria del fuego
(un repaso por la historia de Latinoamérica), en 1984.
A inicios de 1985, retornó a
Montevideo. En octubre de ese año, junto a Mario Benedetti, Hugo
Alfaro y otros periodistas y escritores que habían pertenecido al
semanario Marcha, funda el semanario Brecha, del cual continuó
siendo integrante de su Consejo Asesor hasta su muerte.
Entre 1987 y 1989, integró la
"Comisión Nacional Pro Referéndum", constituida para revocar la Ley
de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, promulgada en
diciembre de 1986 para impedir el juzgamiento de los crímenes
cometidos durante la dictadura militar en su país (1973-1985).
En 2010, el Semanario Brecha
instituyó el Premio Memoria del Fuego, que está previsto que Galeano
entregue anualmente a un creador que a sus valores artísticos sume
el compromiso social y con los derechos humanos. El primer
galardonado fue el cantautor español Joan Manuel Serrat, quien
recibió el 16 de diciembre de 2010, en el Teatro Solís de
Montevideo, la estatuilla diseñada por el escultor Octavio Podestá.
El segundo galardonado con el premio fue Manuel Martínez Carril,
renombrado crítico cinematográfico y director histórico de la
Cinemateca Uruguaya, el mayor archivo fílmico de Uruguay y una
institución independiente y autogestionada emblemática por su
resistencia cultural que en 2012 cumplió 60 años de existencia.
En 2004, Galeano apoyó la victoria
de la alianza Frente Amplio y de Tabaré Vázquez. Escribe un artículo
en el que menciona que la gente votó utilizando el sentido común.
En 2005, Galeano, junto a
intelectuales de izquierda como Tariq Ali y Adolfo Pérez Esquivel se
unen al comité consultivo de la reciente cadena de televisión
latinoamericana TeleSUR. En México escribe para el periódico La
Jornada.
En enero de 2006, se unió a figuras
internacionales como Gabriel García Márquez, Mario Benedetti,
Ernesto Sabato, Thiago de Mello, Carlos Monsiváis, Pablo Armando
Fernández, Jorge Enrique Adoum, Luis Rafael Sánchez, Mayra Montero,
Ana Lydia Vega y Pablo Milanés, en la demanda de soberanía para
Puerto Rico. Además firmaron en la proclamación de independencia del
país.
En febrero de 2007, Galeano superó
una operación para el tratamiento del cáncer de pulmón. En noviembre
de 2008, dijo sobre la victoria de Barack Obama:
«La Casa Blanca
será la casa de Obama pronto, pero esa Casa Blanca fue construida
por esclavos negros. Y me gustaría y espero que él nunca lo
olvide».
En abril de 2009, el presidente
venezolano Hugo Chávez entregó un ejemplar de Las venas abiertas de
América Latina al presidente estadounidense Obama durante la quinta
Cumbre de las Américas, celebrada en Puerto España, Trinidad y
Tobago.
En mayo de 2009, en una entrevista
declaró:
No sólo Estados
Unidos, sino algunos países europeos han sembrado dictaduras por
todo el mundo. Y se sienten como si fueran capaces de enseñar lo
que es democracia.
Falleció el 13 de abril de 2015, a
las 8,20 en Montevidio, Uruguay |
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Las
frases de Eduardo Galeano
Deja múltiples frases sobre
política, literatura y, cómo no, fútbol |
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Galeano, será
recordado sobre todo por Las
venas abiertas de América Latina. Junto a esta
obra, El
libro de los abrazos obtendría
un buen puñado de votos en una hipotética votación sobre lo
mejor de un escritor que, bajando al ámbito personal de cada
uno, tendría alguna que otra opción.
También sus
frases, rotundas, concisas y afiladas, merecerían una
clasificación.
Aquí
recogemos algunas de ellas con su enlace al dónde y cuándo.
Literatura y
periodismo
"De Juan Rulfo aprendí que se escribe por la
otra punta del lápiz, la que tiene la goma de borrar" (leer
más...)
“Cortázar siguió creciendo hasta la muerte:
manos, pies… Él, que no quería notoriedad y la naturaleza le
hacía crecer y crecer sin cesar” (leer
más...)
“Le agradezco al periodismo que me haya sacado
de la contemplación de los laberintos de mi propio ombligo” (leer
más...)
Política
"En el siglo XX la mitad del mundo sacrificó la
justicia en nombre de la libertad y la otra sacrificó la
libertad en nombre de la justicia y en el siglo XXI
sacrificamos las dos en nombre de la Globalización" (leer
más...)
"El miedo nos gobierna. Esa es una de las
herramientas de las que se valen los poderosos, la otra es la
ignorancia" (leer
más)
"Habitamos un mundo que trata mejor a los
muertos que a los vivos. Los vivos somos preguntones, y somos
respondones, y tenemos otros graves defectos imperdonables
para un sistema que cree que la muerte, como el dinero, mejora
a la gente" (leer
más...)
“El trabajo no vale nada, no hay plata que
alcance, se hace el doble a cambio de la mitad. ¿Qué producen
nuestros países? Brazos baratos. La realidad se vuelve chiste
de humor negro: “Hay que apretarse el cinturón”. “No puedo. Me
lo comí ayer” (leer
más...)
“Las paredes son la imprenta de los pobres” (leer
más...)
"La libertad del dinero exige trabajadores
presos de la cárcel del miedo"(leer
más...)
"Convendría que los tecnócratas, los que
deciden desde la velocidad del vuelo de las moscas a la
intensidad de los amantes, escuchasen las reflexiones de los
niños" (leer
más...)
Irak y el 15M
Sobre la guerra de Irak: "El mundo está loco,
quizás la solución esté en un congreso internacional de
psiquiatras" (leer
más...)
Sobre el 15M: “El mundo, hoy, invita a ser
indigno y la gente joven se ha negado a esa invitación. A mí
me da una inyección de vitamina E: e de esperanza, de
entusiasmo" (leer
más...)
Fútbol
"Para los intelectuales de izquierdas, el
fútbol impide que el pueblo piense. Para los de derechas,
prueba que piensa con los pies. ¿Que es un negocio? Eso vale
para todo. ¿El sexo no lo es? Y los que saben me han dicho que
el sexo no está mal" (leer
más...)
Epílogo
"RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar
por el corazón..." |
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Fuente: El País |
Más
frases de Galeano |
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Arránqueme, Señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme,
desdúdeme.
Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que
somos.
Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la
orilla de un abismo.
El código moral del fin del milenio no condena la injusticia,
sino el fracaso.
La historia de América Latina es la historia del despojo de
los recursos naturales.
Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se
reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana.
Mirá pibe. Si Beethoven hubiera nacido en Tacuarembó, hubiera
llegado a ser director de la banda del pueblo.
La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y
desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto
mutuo.
Yo creo que fuimos nacidos hijos de los días, porque cada día
tiene una historia y nosotros somos las historias que
vivimos...
La palabra política se ha manoseado tanto que significa todo y
no significa nada. Entonces desconfío mucho de la etiqueta
política.
Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya
clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna tiene dos
noches de edad. Yo, una.
No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los
párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una
mujer atravesada en la garganta.
Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los
que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no
saben leer o no tienen con qué.
En el mercado libre es natural la victoria del fuerte y
legítima la aniquilación del débil. Así se eleva el racismo a
la categoría de doctrina económica.
Soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la
memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de
América Latina, tierra despreciada y entrañable.
No soy fanático ni religioso en política. No creo en el
fanatismo, creo que los fanáticos deberían estar todos
encerrados en el manicomio, porque son peligrosos.
Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de
los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío
candente, sobre las conciencias de los hombres.
La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también
engendra ganancias para la industria de la violencia, que la
vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo.
El mundo es una gran paradoja que gira en el universo. A este
paso, de aquí a poco los propietarios del planeta prohibirán
el hambre y la sed, para que no falten el pan ni el agua.
La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se
aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.
¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para
caminar.
Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo:
unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no
tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas
que tienen.
Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca, peinándose
la cabellera, que le llegaba a los pies. El peine desprendía
sueños, con todos sus personajes: los sueños salían del pelo y
se iban al aire.
El automóvil, el televisor, el vídeo, la computadora personal,
el teléfono celular y demás contraseñas de la felicidad,
máquinas nacidas para "ganar tiempo" o para "pasar el tiempo",
se apoderan del tiempo.
La industria norteamericana de armamentos practica la lucha
contra el terrorismo vendiendo armas a gobiernos terroristas,
cuya única relación con los derechos humanos consiste en que
hacen todo lo posible por aniquilarlos.
Las bombas inteligentes, que tan burras parecen, son las que
más saben. Ellas han revelado la verdad de la invasión.
Mientras Rumsfeld decía: “Estos son bombardeos humanitarios”,
las bombas destripaban niños y arrasaban mercados callejeros.
La realidad de un país es muy compleja, muy contradictoria,
muy difícil de desentrañar, y para conocer una realidad no es
asunto de estar unos días, una semana o dos o tres en un país.
La realidad de cada país es una señora bastante misteriosa.
Por suerte creo que estoy fuera de los géneros. Y eso es el
resultado de muchos años de trabajo en que fui descubriendo
que lo mío era una síntesis de diferentes géneros. Una
tentativa de síntesis para recuperar la unidad perdida del
lenguaje humano.
Habitamos un mundo al revés por la sencilla razón de que es un
mundo que recompensa la especulación y castiga el trabajo.
Entonces es un mundo al revés porque recompensa al revés,
recompensa lo que debería castigar y castiga lo que debería
recompensar.
Yo les disparo a las etiquetas. Y cuándo me dicen escritor de
qué. Yo digo: de todo, de cualquier cosa. O cuándo me dicen
usted es poeta; respondo, no, no escribo poesía, o a lo mejor
la escribo y no me doy cuenta, y eso me llena de alegría,
porque la literatura que más me gusta es la que revela la
poesía escondida.
Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan
del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de
cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá
desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y
al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque
sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad
es transformable.
Las prisiones y los fusilamientos en Cuba son muy buenas
noticias para el superpoder universal, que está loco de ganas
de sacarse de la garganta esta porfiada espina. Son muy malas
noticias, en cambio, noticias tristes que mucho duelen, para
quienes creemos que es admirable la valentía de ese país
chiquito y tan capaz de grandeza, pero también creemos que la
libertad y la justicia marchan juntas o no marchan.
Mis libros se ocupan de todo. De todos los temas imaginables.
Nada de lo humano me es ajeno, pero me interesa también la
vida de los bichos, los fenómenos de la naturaleza. Por lo
tanto la etiqueta de escritor político es algo que rechazo,
porque me limita y me amenaza con convertirme en un autor
panfletario, a las órdenes de algún partido o alguna religión,
y eso no tiene nada que ver conmigo. Soy un hombre muy libre y
escribo muy libremente.
[Sobre Internet] Paradójicamente algo que nació al servicio de
la muerte, como un invento del Pentágono para coordinar en
escala planetaria sus planes de agresión contra otros países,
se convirtió en un instrumento de vida. La gente transformó en
su fin original y gracias a eso puede encontrarse, reunirse en
torno a objetivos comunes y puede auto convocarse para
rechazar las injusticias. Para protestar. Son esas paradojas
que te ayudan a vivir y te demuestran que no hay nada
definitivo. Hay muchas cosas que nacen en un sentido y
terminan viviendo en otro.
¿Hasta cuándo los países latinoamericanos seguiremos aceptando
las órdenes del mercado como si fueran una fatalidad del
destino? ¿Hasta cuándo seguiremos implorando limosnas, a los
codazos, en la cola de los suplicantes? ¿Hasta cuándo seguirá
cada país apostando al sálvese quien pueda? ¿Cuándo
terminaremos de convencernos de que la indignidad no paga?
¿Por qué no formamos un frente común para defender nuestros
precios, si de sobra sabemos que se nos divide para reinar?
¿Por qué no hacemos frente, juntos, a la deuda usurera? ¿Qué
poder tendría la soga si no encontrara pescuezo?
El sistema capitalista se come todo lo que encuentra. Incluye
una ideología, una moral, una concepción de la vida y de las
cosas que es peligrosa para el género humano y para el planeta
que habitamos. Es bueno, bajo ese sistema, todo lo que es
rentable, y todo lo que no es rentable no merece existir. Eso
conduce a la rifa del planeta. De hecho las dos actividades
más lucrativas en el mundo de hoy son actividades enemigas de
la condición humana: el comercio de drogas y el comercio de
armas. Las armas son parte esencial de la industria militar,
que es en realidad una industria criminal
Fuente: Frases y Pensamientos |
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El poeta de
los de abajo |
Jorge Majfud
La desproporcionada estatura
literaria de Eduardo Galeano ha sido desde siempre eclipsada por
otra no menos desproporcionada pasión: la batalla ideológica que
nunca rehuyó. Esta verdad nunca le molestó porque, excepto el dolor
de la injusticia, casi nada le molestaba. Era un tipo que iba
desbordando alegría por todas partes, capaz de hablar durante muchas
horas seguidas, con su voz pausada, como si degustara cada palabra,
como si nunca se cansase de buscar en su memoria recuerdos propios y
ajenos.
Diferente a lo que suelen pensar y
propagar sus adversarios, él siempre estaba abierto a reconocer sus
errores, hasta el extremo de intentar, no hace un año, un suicidio
literario cuando criticó sin piedad Las venas abiertas de América
Latina. Enseguida se abalanzaron las aves de vuelo oscuro para darse
un banquete. Sin embargo (se lo reproché), equivocado o no, ese fue
el libro más valiente de su generación. Aun considerando monumentos
literarios como la trilogía Memoria del fuego o el más
reciente Espejos, si luego Eduardo volvió a equivocarse en su
evaluación de la realidad (sabemos que sus adversarios pueden hablar
con varios dioses) lo hizo siempre a favor de los más débiles. Así,
hasta equivocarse vale la pena.
Hace unas horas, un canal de
televisión de Argentina me preguntó si él bromeaba sobre el hecho de
que yo a veces enseño sus libros en Estados Unidos. Esta
simplificación (en forma de inadvertida paradoja) es clásica y
popular y no es necesario ser mala persona para reproducirla. Pero
es otra muestra de algo que no había en Eduardo: él mismo fue
profesor de literatura en California y bastaba con hablar con él o
leer sus libros para darse cuenta de su falta de ortodoxia, de
dogmatismo: los países no tienen dueños ideológicos y la
nacionalidad no da privilegios éticos, pese al interés de
determinados grupos por secuestrarlos en su nombre.
A pesar de su imagen más popular, su
verdadero compromiso no fue político ni fue ideológico. Esto es
evidente apenas uno termina de leer uno de sus libros, cualquiera, y
comienza otro. No hay ortodoxia, no hay dogma en su obra. Si algo se
repite es ese respeto por la prosa, esa imaginación profusa de
mostrar cada cosa desde la periferia, esa sensibilidad por la
injusticia, sobre todo por las injusticias institucionalizadas, esa
valentía de no claudicar cuando el mundo va para otro lado y los
sabios del poder tienen razón.
El compromiso de Eduardo fue un
compromiso con los derechos humanos, con la verdad, con la justicia.
Sí, sus libros dieron batalla, en momentos en que en América Latina
bastaba con pensar y soñar diferente para ser secuestrado, torturado
y desaparecido en nombre de la democracia y la libertad. ¿Cómo pudo
alguien haber sido un molesto disidente en la América Latina del
Siglo XX sin asociarse o sin ser asociado con algún tipo de
izquierda? Pero Eduardo no era un “intelectual de izquierda” como
dirán las enciclopedias; era el poeta de los de abajo, el mayor
poeta en prosa de su tiempo, un mago de la metáfora, un delicado
hermeneuta.
Incluso traducido al inglés esta
magia sobrevive hasta el extremo de conmover al más conservador de
mis estudiantes. Tal vez por todo eso los mayores premios literarios
de su lengua le dieron siempre la espalda. Pero a él no le
importaba. “Nunca quise ser neutral”, me dijo una vez. La realidad
no lo es. Su público, sus lectores, lo aplaudían hasta con los pies.
Eduardo, hermano, como vos decías al
final de cada correo, “mil gracias, vuelan abrazos”. Te voy a
extrañar como un perro.
Jorge Majfud es escritor uruguayo y
profesor de Estudios Internacionales, literatura latinoamericana y
pensamiento hispánico en la Universidad de Jacksonville (EE UU).
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Político hasta el final |
Eduardo Galeano pasará
a la historia de la literatura por sus libros, pero el escritor
nunca descuidó su faceta política, que mantuvo activa hasta el
último momento. La semana pasada, el 7 de abril, Galeano sumó su
firma a un manifiesto contra un decreto de EEUU que considera a
Venezuela una amenaza para la seguridad de este país. Nicolás
Maduro, criticado con dureza por el encarcelamiento de opositores,
entre ellos el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, mostró en
televisión ese apoyo de Galeano, que fue siempre
un referente para Hugo Chávez.
Las televisiones
argentinas muestran ahora el momento en el que, en 2009, el
fallecido presidente de Venezuela interrumpió la Cumbre de las
Américas para levantarse y entregar a Barack Obama, presidente de
EEUU, un ejemplar dedicado de Las
venas abiertas de América Latina, el
libro más político de Galeano en el que critica con dureza la
injusticia social y la explotación de este subcontinente por las
grandes multinacionales de EEUU. Obama, sentado al lado de la
chilena, Michelle Bachelet, se levantó y saludó a Chávez con cara de
circunstancias pero aceptó el regalo y se puso a hojearlo delante de
las cámaras.
Galeano renegaba de
ese libro, decía que lo escribió demasiado joven (31 años), sin
formación real, y que el lenguaje de esa época es demasiado
farragoso, que ahora no lo escribiría así. “Era por coquetería”, se
ríe Miguel Bonasso, escritor y periodista argentino, amigo de
Galeano y exiliado como él. Bonasso, autor de un conocido libro
sobre la represión argentina, Recuerdos
de la muerte, asegura que Las
venas abiertas de América Latina fue
un referente para toda su generación como lo fue el propio Galeano,
activo políticamente hasta los últimos días de su vida. Toda la
izquierda latinoamericana, explica, lo ha tenido como un personaje
clave que si bien pudo no entrar entre los referentes de la crítica
literaria, sí era un hombre tan popular que todo lo que decía tenía
una enorme repercusión, incluso más en su faceta política.
“Siempre estuvo
ahí con personajes muy populares de la izquierda no encuadrada, a
los que la gente seguía, como Mario Benedetti, pero también otros
como el propio Joan Manuel Serrat, a los que la gente venera”,
explica Jorge Fernández Díaz, otro escritor argentino que describió
con mucho detalle la forma en que Galeano escribía y buscaba sus
historias. “Trabajaba con libretas minúsculas, buscaba por todas
partes pequeños fragmentos que narrar, era un topógrafo humano, un
antologista de la vida”, señala Fernández Díaz, autor de éxito en
Argentina. El propio Serrat sigue arrasando estos días en Buenos
Aires con un público incombustible, el de le generación que más leyó
y aplaudió a Galeano.
“Nunca fue un
sectario, siempre fue un tipo inteligente”, explica Bonasso, “pero
fue coherente con sus ideas toda su vida”. Le marcó mucho el exilio,
explica. De hecho, a ellos, al grupo de periodistas y escritores
argentinos que, con Juan Gelman, tuvieron que exiliarse, su
experiencia les ayudó porque ellos le conocieron en Buenos Aires
cuando el propio Galeano tuvo que exiliarse de la dictadura
uruguaya. Ellos entonces no sabían que poco después tendrían que
marcharse también. Galeano a España, Gelman y Bonasso a México.
Galeano ha sido un referente para la mayoría de los líderes
políticos de la izquierda latinoamericana, y en Argentina, donde
vivió hasta que la dictadura le forzó a huir a España, hay auténtica
veneración por él. El escritor también ha tenido una presencia
notable en la política uruguaya, donde apoyó también al actual
presidente, Tabaré Vázquez.
Pero con quien más
se comprometió el intelectual uruguayo fue con el chavismo. Galeano
vivió en Venezuela como corresponsal y siempre apelaba a esa
vivencia para defender los logros del movimiento que lideró Hugo
Chávez. Siempre recurría a la ironía para apoyar al chavismo: “Yo
viví en ese país algunos años (como periodista-corresponsal de Prensa
Latina) y conocí muy bien lo que era. La llaman la
Venezuela Saudita, por el petróleo… Pero tenían más de dos millones
de niños que no podían ir a las escuelas porque no tenían
documentos. Chávez alfabetizó a dos millones de venezolanos que no
sabían leer ni escribir, aunque vivían en un país que tiene la
riqueza natural más importante del mundo, que es el petróleo”,
aseguró. “En la época en que yo vivía allá como corresponsal, nunca
vi un médico. Ahora sí hay médicos. La presencia de los médicos
cubanos es otra evidencia de que Chávez está en la Tierra de visita,
porque pertenece al infierno”, señalaba el escritor uruguayo, que
ironizaba con la idea de que Hugo Chávez era “un extraño dictador”
porque se presentaba a las elecciones y las ganaba.
Carlos E. Cué |
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Eduardo Galeano y el derecho de los niños a
ser niños |
Rubén Luengas |
“Más de la mitad de
los 40 millones y adolescentes que viven en México están en
situación de pobreza extrema”, según el informe anual
correspondiente a 2014 presentado por el Fondo de Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés). También UNICEF
informó esta semana sobre el aumento de homicidios de menores
atribuidos a la delincuencia en El Salvador: 1194 homicidios entre
enero y marzo de este año, superando los 794 del mismo periodo de
2014, mientras el conflicto armado en el país más joven del planeta,
Sudán del Sur, ha generado un alarmante aumento en el reclutamiento
de niños soldados y en África Occidental, uno de cada cinco
infectados por el virus del ébola resulta ser un niño. De las más de
24 mil personas infectadas, unas cinco mil han sido niños y más de
16 mil menores han perdido a uno de sus padres, a ambos o a su
cuidador principal.
Cuánta razón tenía
el escritor uruguayo Eduardo Galeano al escribir y pronunciar estas
palabras:
“Día tras día se
niega a los niños el derecho de ser niños. El mundo trata a los
niños pobres como si fueran basura, el mundo trata a los niños ricos
como si fueran dinero, y a los del medio, a los que no son ni pobres
ni ricos, el mundo los tiene bien atados a la pata del televisor
para que desde muy temprano acepten como destino la vida prisionera.
Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser
niños”.
Que haya niños no
implica que haya niñez. El amor es para la niñez lo que el sol es
para las flores y las plantas.
Recordaba Eduardo
Galeano en un programa de la televisión argentina al médico Oriol
Vall que se ocupa de los recién nacidos en un hospital de Barcelona,
afirmando que “el primer gesto humano es el abrazo, que al salir al
mundo los bebés manotean, como buscando a alguien”, pero ese
“aleteo” en el inicio del viaje de la vida, es para millones de
niños un aleteo sin respuesta complementaria que selle con el abrazo
el recibimiento de los nutrientes de amor que les permitan ser
plenamente niños. Según datos de la Organización Mundial del Trabajo
(OIT) en el mundo hay más de 218 millones de niños que trabajan, y
entre ellos, 126 millones lo hacen en empleos peligrosos o dañinos,
considerados entre “las peores formas de trabajo infantil” laborando
en la agricultura en jornadas de sol a sol, plantando y cosechando
entre pesticidas peligrosos para la salud humana. Y peor aún, en el
mundo hay alrededor de un millón 250 mil menores víctimas del
tráfico de niños. Cuánta razón tenía Eduardo Galeano, autor de
“Patas Arriba, La Escuela Del Mundo Al Revés”, quien nos dejó el
lunes pasado “patas arriba” en un mundo en el que “las víboras
aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los
caminos”. En un mundo al revés que “desprecia la honestidad y
recompensa la falta de escrúpulos”. Un mundo que está aún demasiado,
pero demasiado lejos de abrazar amorosamente a todos y cada uno de
sus niños.
Vuelvo a Galeano
para citarlo cuando escribe:
“En América latina,
los niños y los adolescentes suman casi la mitad de la población
total. La mitad de esa mitad vive en la miseria. Sobrevivientes: en
América latina mueren cien niños, cada hora, por hambre o enfermedad
curable, pero hay cada vez más niños pobres en las calles y en los
campos de esta región que fabrica pobres y prohíbe la pobreza. Niños
son, en su mayoría, los pobres; y pobres son, en su mayoría, los
niños. Y entre todos los rehenes del sistema, ellos son los que peor
la pasan. La sociedad los exprime, los vigila, los castiga, a veces
los mata: casi nunca los escucha, jamás los comprende”.
Tras la muerte de
Galeano el pasado lunes en Montevideo, muchos titulares de la prensa
escrita, de la radio y la televisión, se refirieron a él como un
“referente de la izquierda latinoamericana”, pero Galeano solía
decir: “La palabra política se ha manoseado tanto que significa todo
y no significa nada. Entonces desconfío mucho de la etiqueta
política”. Queda claro que su mirada crítica no fue del todo
bienvenida por la izquierda dogmática y ni hablar de la derecha
troglodita de la que algunos representantes vieron en el
fallecimiento de Galeano la oportunidad mezquina para intentar
denigrarlo.
Más allá de las
cegueras ideológicas, a Eduardo Galeano le dolía sinceramente lo
injusto, el sufrimiento provocado por seres humanos a otros seres
humanos y de manera especial el sufrimiento que el mundo de los
adultos causa entre los niños: “Mucho antes de que los niños ricos
dejen de ser niños y descubran las drogas caras que aturden la
soledad y enmascaran el miedo, ya los niños pobres están aspirando
pegamento. Mientras los niños ricos juegan a la guerra con balas de
rayos láser, ya las balas de plomo acribillan a los niños de la
calle”.
Galeano entendía
perfectamente bien que los niños no son adultos chiquitos, que los
demonios diseñadores del infierno les han robado la sonrisa que se
refleja en los rostros de los niños que han tenido la oportunidad de
jugar, que es lo más importante y trascendente que puede haber en la
vida un niño, el juego como dimensión natural para el aprendizaje,
el juego que se adquiere y se construye con los otros, al contrario
de aquellos niños con infancia pero sin niñez que han sido obligados
a ganarse antes de tiempo el pan de cada día. Galeano entendía que
el niño se convierte en el hombre que será por la calidad de sus
experiencias, incluida la respuesta a “ese primer gesto del abrazo”
que le de la bienvenida al mundo a los niños de la vida; pero
resultando que el mundo enfermizamente consumista al que los niños
llegan pronto les demuestra que llegaron a un lugar en el que se
prefiere al objeto y no al sujeto y en el que se enseña
esencialmente a luchar por tener y no a luchar por ser. Galeano
sabía muy bien que cada niño no reconocido plenamente será un adulto
perdido y sin rumbo.
En entrevista con
una revista argentina le preguntaron a Galeano acerca del
significado de la muerte, él contesto: “A veces me angustia. A veces
le tengo miedo. A veces me resulta indiferente, y otras veces, las
más frecuentes, creo que la muerte y el nacimiento son hermanos. Que
la muerte ocurre para que el nacimiento sea posible. Y que hay
nacimientos para confirmar que la muerte nunca mata del todo”.
En Publicoscopia |
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Libros para descargar |
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10 Libros para descargar de Eduardo Galeano |
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Días y noches de amor y de
guerra
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El libro de los abrazos
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Las palabras andantes
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Las venas abiertas de América
Latina
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Memoria del fuego I - Los
nacimientos
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Memoria del fuego II - Las
caras y las máscaras
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Patas arriba, la escuela del
mundo al revés
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Bocas del tiempo
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Espejos, una historia casi
universal
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Extraño "dictador" este Hugo
Chávez
Fuente:
teleSUR

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