> Manifiesto Comunista




 


   

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Capitalismo


 
El marxismo es el conjunto de doctrinas políticas y filosóficas derivadas de la obra de Karl Marx, filósofo, economista, periodista y revolucionario del siglo XIX y de su amigo Friedrich Engels. Marx y Engels se basaron en la filosofía de Hegel y de Feuerbach, ambos alemanes, la economía política de Adam Smith, la economía ricardiana y el socialismo francés del siglo XIX para desarrollar una crítica de la sociedad que es tanto científica como revolucionaria. Esta crítica alcanzó su expresión más sistemática en su obra más importante, El capital: crítica de la economía política. Además de las raíces mencionadas, algunos pensadores marxistas del siglo XX, como Louis Althusser, Toni Negri o Miguel Abensour han señalado en la obra de Marx, el desarrollo de temas presentes en la obra de Maquiavelo o Spinoza.

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Las raíces hegelianas del marxismo

 

Georg Wilhelm Friedrich Hegel

   

Hegel propuso una forma de idealismo en el que las ideas se desarrollaron gradualmente en la historia. Marx conservó el énfasis histórico de Hegel, pero propuso una tesis, contraria a la de Hegel, de que es el desarrollo de la producción, de sus fuerzas productivas y relaciones de producción son las que determinan el curso de la historia, la base de su desarrollo; y que las ideas se alzan sobre esta base, y no a la inversa. Marx resume su teoría filosófica materialista de la historia, en el materialismo histórico, en Contribución a la crítica de la economía política: "En la producción social de su existencia, los hombres inevitablemente entablan relaciones definidas que son independientes de su voluntad, a saber, relaciones de producción aptas para un estado dado del desarrollo de las fuerzas materiales de producción. La totalidad de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, el fundamento real sobre el que se alza una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas definidas de conciencia intelectual. No es la conciencia de los hombres la que determina su existencia, sino su existencia social la que determina su conciencia".

Marx recalcó que el desarrollo de la vida material entrará en conflicto, y la principal contradicción del sistema capitalista es que el trabajo es social, pero la forma de apropiación de éste es privado. Estas contradicciones, son la fuerza motriz de la historia. Como ejemplo de sus ideas, Marx habló -principalmente- del desarrollo del capitalismo a partir del feudalismo y predijo el desarrollo del socialismo a partir del capitalismo.


El pensamiento marxista

Testigo y víctima de la primera gran crisis del capitalismo (década de 1830 del siglo XIX) y del periodo revolucionario de 1848, Marx desarrolla una teoría económica capaz de aportar explicaciones a las mismas, pero a la vez de interpelar a las clases populares a participar en ella activamente para producir un cambio revolucionario.

   
 

Karl Marx

 

Friedrich Engels

Para Marx, la determinación de la magnitud de valor de una mercancía es la cantidad de trabajo requerido socialmente para producirla. Esta es la conocida teoría del valor trabajo. Así, criticando la teoría de David Ricardo del valor–trabajo, deduce que el salario es el valor de la mercancía fuerza de trabajo, y como todo valor, se determina por el tiempo de trabajo necesario para la producción y reproducción de la misma, en este caso para la producción y reproducción de la mercancía fuerza de trabajo, da el valor de los medios de vida necesarios para asegurar la subsistencia del trabajador. Por otra parte, el capitalista comprador de la fuerza de trabajo consume dicha mercancía en el proceso de producción donde el trabajador rinde durante un tiempo (jornada laboral) que excede la cantidad de tiempo necesaria para su reproducción como obrero (salario), es decir el valor de la fuerza de trabajo y su valorización en el proceso de trabajo son factores distintos, cuya diferencia determina la magnitud de la plusvalía (ejemplo de Marx en el Capital 1: "que para alimentar y mantener en pie la fuerza de trabajo durante veinticuatro horas haga falta media jornada de trabajo, no quiere decir, ni mucho menos, que el obrero no pueda trabajar durante una jornada entera). Esta plusvalía es apropiada por el capitalista y de ella procede la ganancia. Esta apropiación constituye la base fundamental del modo de producción capitalista y a su vez estas condiciones materiales determinan la superestructura, es decir las formas y contenidos de la conciencia expresadas en el arte, la política, la religión y también el derecho. Esta contradicción fundamental (producción colectiva vs. apropiación individual) bajo el régimen de producción capitalista reviste la forma de Ley general de la acumulación capitalista que consiste en que cuanto mayor es la riqueza social, es decir el capital en funcionamiento y por tanto, tanto mayor es la magnitud absoluta del proletariado y la capacidad productiva del mismo, tanto mayor es el ejército de reserva, y por tanto a medida que crece la acumulación de capital crece la acumulación de miseria, y algunos de sus fenómenos son la disminución de la tasa de beneficios a la vez que la concentración del capital en muy pocas manos.

Marx distingue dos tipos de capitales, el capital variable y el capital constante. Los medios de producción y las materias primas utilizadas durante el proceso de producción se consideran como capital constante debido a que solo transmiten su valor a la nueva mercancía producida. Sin embargo, la única mercancía capaz de crear la plusvalía es la fuerza de trabajo. Así esta se convierte en capital variable, puesto que gracias a su utilización se genera un valor que no es pagado por el capitalista.

La tasa de explotación se calcula gracias a la fórmula Pl/V en donde V es la cantidad de capital variable utilizado, es decir el capital invertido en salarios, y Pl la plusvalía obtenida luego del proceso de producción. También se puede calcular gracias a trabajo no pagado / trabajo pagado.

Existe también la composición orgánica del capital C/V que muestra la sumisión del obrero a los instrumentos de trabajo o máquinas. En el modo de producción capitalista, esta composición orgánica tiende a aumentar puesto que el capitalista substituye progresivamente la mano de obra demasiado cara por máquinas. En términos anteriores, reemplaza capital variable por capital constante. Esto se debe a que los capitalistas entre ellos, al estar en competencia, tratan de disminuir sus costos para que su producto tenga el mismo valor que los demás, pero cueste menos hacerlo. Así buscan aumentar la productividad gracias al empleo de maquinaria. Sin embargo, esta práctica se generaliza en todas las empresas del sector, y entonces, al haber un cambio en la productividad, se genera un cambio en el valor de la mercancía puesto que ahora cuesta menos producirla. Hay una tendencia a aumentar la productividad y a reducir relativamente la cantidad de capital variable frente al capital constante. Esto genera una baja en el valor de los productos. Marx esboza así una teoría sobre la baja tendencial del beneficio ya que como el capital variable es el único que crea valor, es decir la plusvalía, y el capital constante solo lo transmite, hay cada vez menos creación de valor. La tasa de beneficio tiende a cero.

Sin embargo Marx sugirió que era solo una tendencia ya que los capitalistas podrían extraer más plusvalía según nuevos métodos, como la reducción de los precios de los bienes de consumo gracias al libre comercio, o una nueva organización del trabajo como lo fue el taylorismo. Así, la contradicción principal del capitalismo según Marx es el antagonismo de clases entre la clase capitalista y la clase proletaria.

La necesidad de la revolución implicada en tales contradicciones está determinada por las tensiones que se derivan del hecho de que las fuerzas productivas sobrepasan y se ven limitadas por las relaciones de producción, para el capitalismo tal revolución consiste en la «expropiación de los expropiadores» y movimiento final de la dialéctica de la propiedad privada y su abolición, que en el pensamiento de Marx se concreta en un horizonte político concreto: el socialismo, antesala a su vez del comunismo. El materialismo dialéctico, es decir la dialéctica del modo en que el hombre produce sus medios de vida, de la que se deriva su alienación, constituye para Marx la historia humana (para Marx: la historia humana es la historia de su alienación y de la abolición de dicha alienación), historia que a cada momento solo puede ser entendida según sus diferentes modos de producción, y la lucha de clases inherente, por ejemplo, esclavista, feudal, capitalista y comunista.

Las obras de Marx han influido a un buen número de teóricos y políticos, en un buen número de ocasiones enemigos entre sí. Por una parte, habría que señalar la interpretación que han realizado leninistas, trotskistas y maoístas, partidarios de que una vanguardia del proletariado se haga con el poder a través de la fuerza, para así avanzar hacia el socialismo: URSS, Albania, China, Cuba. Por otra, la que realiza la socialdemocracia, en sus orígenes contraria a la táctica revolucionaria y partidaria de avanzar hacia el socialismo a través de progresivas reformas parlamentarias (hay que decir que la mayoría de partidos socialdemócratas han ido poco a poco reformando sus planteamientos, hasta aceptar la economía de mercado). Asimismo, hay teóricos que se sitúan entre estas interpretaciones y defienden una revolución radicalmente democrática (algunos rechazan la idea de conformar un partido político, por ejemplo), y otros que aplican el marxismo al estudio de determinadas ciencias (Historia, Arte, Antropología, etc.).


Las raíces político-económicas del marxismo

La economía política es esencial para esta visión, y Marx se basó en los economistas políticos más conocidos de su época, los economistas políticos clásicos británicos, para ulteriormente criticar su forma errónea de pensar. La economía política, que es anterior a la división que se hizo en el siglo XX de las dos disciplinas, trata las relaciones sociales y las relaciones económicas considerándolas entrelazadas. Marx siguió a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de los ingresos en el capitalismo es el valor agregado por los trabajadores y no pagado en salarios. Esta teoría de la explotación la desarrolló en El capital, investigación “dialéctica” de las formas que adoptan las relaciones de valor.

El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales sólo el primero estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y particularmente su primer capítulo, se encuentra el núcleo del análisis. Aquí tiene un peso extraordinario la herencia de Hegel, y rara vez se lee la obra tan cabalmente como lo pide Marx en su introducción. El método de presentación procede de los conceptos más abstractos, incorporando paulatinamente nuevo estrato sobre nuevo estrato de determinación y proyectando los efectos de dicho estrato en un intento por llegar, finalmente, a una explicación total de las relaciones concretas de la sociedad capitalista cotidiana. En estas obras Marx demuestra científicamente las bases de las diferencias entre los seres humanos y sobre la teoría de la apropiación del trabajo, la "plusvalía", entre muchas otras cosas.

Marx criticó a Smith y Ricardo por no reparar en que sus conceptos económicos reflejaban instituciones específicamente capitalistas, no propiedades naturales innatas de la sociedad humana, y no se podían aplicar intactos a todas las sociedades. La teoría marxista de los ciclos económicos, la del crecimiento y desarrollo económico, especialmente en dos modelos sectoriales, y la de la caída en el índice de rendimiento o teoría de crisis, son otros elementos importantes de la economía marxista.


La economía marxista

La economía política es esencial para esta visión, y Marx se basó en los economistas políticos más conocidos de su época, los economistas políticos clásicos británicos, para ulteriormente criticar su forma errónea de pensar. La economía política, que es anterior a la división que se hizo en el siglo XX de las dos disciplinas, trata las relaciones sociales y las relaciones económicas considerándolas entrelazadas. Marx siguió aAdam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de los ingresos en el capitalismo es el valor agregado por los trabajadores y no pagado en salarios. Esta teoría de la explotación la desarrolló en El capital, investigación “dialéctica” de las formas que adoptan las relaciones de valor.

En su labor política y periodística Marx y Engels comprendieron que el estudio de la economía era vital para conocer a fondo el devenir social. Fue Marx quien se dedicó principalmente al estudio de la economía política una vez que se mudó a Londres. Marx se basó en los economistas más conocidos de su época, los británicos, para recuperar de ellos lo que servía para explicar la realidad económica y para superar críticamente sus errores.

Vale aclarar que la economía política de entonces trataba las relaciones sociales y las relaciones económicas considerándolas entrelazadas. En el siglo XX esta disciplina se dividió en dos.

Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de la riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista era el plustrabajo no retribuido a los trabajadores en sus salarios. Aunque ya había escrito algunos textos sobre economía política (Trabajo asalariado y capital1 de 1849, Contribución a la Crítica de la Economía Política1 de 1859, Salario, precio y ganancia1 de 1865) su obra cumbre al respecto es El Capital.

El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales sólo el primero (cuya primera edición es de 1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y particularmente en su primer capítulo (Transformación de la mercancía en dinero), se encuentra el núcleo del análisis marxista del modo de producción capitalista. Marx empieza desde la "célula" de la economía moderna, la mercancía. Empieza por describirla como unidad dialéctica de valor de uso y valor de cambio. A partir del análisis del valor de cambio, Marx expone su teoría del valor, donde encontramos que el valor de las mercancías depende del tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en que una mercancía se intercambia con otra, no es más que la forma en que aparece el valor de las mercancías, el tiempo de trabajo humano abstracto que tienen en común. Luego Marx nos va guiando a través de las distintas formas de valor, desde el trueque directo y ocasional hasta el comercio frecuente de mercancías y la determinación de una mercancía como equivalente de todas las demás (dinero).

Así como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo, Marx utiliza la abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y hallar las leyes fundamentales de su movimiento. Luego desanda ese camino, incorporando paulatinamente nuevo estrato sobre nuevo estrato de determinación concreta y proyectando los efectos de dicho estrato en un intento por llegar, finalmente, a una explicación integral de las relaciones concretas de la sociedad capitalista cotidiana. En el estilo y la redacción tiene un peso extraordinario la herencia de Hegel.

La crítica de Marx a Smith, Ricardo y el resto de los economistas burgueses residen en que su análisis económico es ahistórico (y por lo tanto, necesariamente idealista), puesto que toman a la mercancía, el dinero, el comercio y el capital como propiedades naturales innatas de la sociedad humana, y no como relaciones sociales productos de un devenir histórico y, por lo tanto, transitorias. Junto con la teoría del valor, la ley general de la acumulación capitalista, y la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia, son otros elementos importantes de la economía marxista.

 


Las clases sociales

Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que toman en consideración principalmente dos:

  • la clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios son prestados por asalariados). El proletariado puede dividirse, a su vez, en proletariado ordinario y lumpen-proletariado, los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo lícito con regularidad. Éstos pueden ser prostitutas, mendigos o indigentes.
  • la burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado. La burguesía puede dividirse, a su vez, en la burguesía muy rica y la pequeña burguesía: quienes emplean la mano de obra, pero que también trabajan. Éstos pueden ser pequeños propietarios, campesinos terratenientes o comerciantes.

Marx desarrolló estas ideas para apoyar su defensa del socialismo y el comunismo. «Los filósofos solamente han interpretado el mundo de diferentes maneras; de lo que se trata es de cambiarlo.» (Tesis XI sobre Feuerbach). El comunismo sería una forma social en la que este sistema habría terminado y las clases trabajadoras serían las únicas beneficiarias de los «frutos de su trabajo».

Algunas de estas ideas las compartieron los anarquistas, aunque difirieron en sus creencias respecto al modo de acabar con la sociedad de clases. Los pensadores socialistas opinaron que la clase trabajadora debía apropiarse del Estado capitalista existente y convertirlo en un Estado revolucionario obrero que implantaría las estructuras democráticas necesarias para luego marchitarse. En el bando anarquista, gente como Mijaíl Bakunin y Piotr Kropotkin afirmaron que el Estado o cualquier forma de autoridad y centralización de poder, per se, era el problema (político-económico), y que destruir esto debía ser el objetivo de toda actividad revolucionaria.

Muchos gobiernos, partidos políticos, movimientos sociales y teóricos académicos han afirmado fundamentarse en principios marxistas. Ejemplos particularmente importantes son los movimientos socialdemócratas de la Europa del siglo XX, la Unión Soviética y otros países del bloque oriental, Mao y otros revolucionarios en países agrarios en desarrollo. Estas luchas han agregado nuevas ideas a Marx y, por lo demás, han transmutado tanto el marxismo que resulta difícil especificar el núcleo de éste.

Actualmente las transformaciones socio-económicas han obligado a repensar al marxismo en una línea llamada posmarxismo en la cual se encuentran autores como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.

Se acostumbra hablar de teoría marxista cuando se hace referencia a la aplicación de planteamientos marxistas a diversas cuestiones no estrictamente económicas o políticas, como la religión, el arte, la relación entre sexos o razas, etc., sin necesidad de asumir la totalidad de las ideas marxistas.


La religión y el marxismo

El marxismo ha sido tradicionalmente opuesto a todas las religiones. Marx escribió al respecto que la religión es el opio del pueblo. La fundamentación filosófica del rechazo de la religión ha sido desarrollada por el materialismo dialéctico de autores como Engels y Lenin.

La miseria religiosa es,
 por una parte la expresión de la miseria real y,
 por la otra, la protesta contra la miseria real.
 La religión es el suspiro de la criatura oprimida,
 el corazón de un mundo sin corazón,
 así como es el espíritu de una situación carente de espíritu.
 Es el opio del pueblo

La referencia al opio ha prestado a una interpretación vulgar ya que éste no es -como suele suponerse- un estupefaciente ni tampoco un alucinógeno, sino un narcótico analgésico. Este equívoco del lector contemporáneo ha derivado en una confusión frecuente respecto de la sentencia marxista. La cita completa revela el por qué de la referencia a un opiáceo: jamás pretende que la religión se considere una forma de degradación intelectual ni tampoco una mera ilusión generada por las clases dominantes (interpretación no marxista que suprimiría la idea que éste tenía de la ideología, esto es, la ilusión de universalidad dentro de cada clase), sino que la religión sea, por el contrario, el anestésico necesario de la sociedad entera frente a la alienación social y de las clases oprimidas frente a sus condiciones materiales de existencia.

En Marx, la crítica de la religión no es una defensa del ateísmo, sino la crítica de la sociedad que hace necesaria a la religión. La supresión de estas condiciones y la realización plena de la comunión humana se desvincula de la condición biológica, proyectándose "al cielo" como intervención divina en una parusía futura, particularmente en el especial caso del cristianismo,3 en vez de construirse políticamente mediante la abolición de la propiedad privada y la división del trabajo. El fundamento filosófico del rechazo marxista de la religión ha estado vinculado al desarrollo del materialismo dialéctico por parte de Engels y Lenin.

En cualquier caso, ha habido diversos teóricos que consideran que ser marxista y religioso es compatible. Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James Connolly y a diversos autores dentro de la teología de la liberación como Camilo Torres y Leonardo Boff. Pero la crítica teórica hacia cualquier religión se basa en que ésta es concebida como el resultado de la producción de la superestructura de la sociedad, es decir, de la fabricación de ideas ideológicas que se hace una sociedad sobre sus propios modos de producción económicos. Así, la religión siempre es una concepción de ideas políticas que tienden a reafirmar la estructura económica existente. Los textos marxistas donde se puede encontrar información sobre la concepción marxista de la religión son: 

La ideología alemana de Marx y Engels, y La filosofía como arma de la revolución de Louis Althusser.

Marx describe a la religión como un ente alienador, el cual le pone como meta alcanzar a Dios, situación imposible para un humano pues Dios es la esencia humana deificada, es decir: la humanidad le ha dado sus mejores características a Dios. La religión haría conformista al hombre y lo obligaría a no luchar en este mundo, pues este es solo un preludio del verdadero. La síntesis cristiano-marxista de los teólogos de la liberación replica que el marxismo no implica este aserto y que, de ser así, también las clases dominantes impregnadas de espíritu religioso serían conformistas respecto de su existencia material e incluso serían pasivas frente a un conflicto con otras clases sociales.

Para estos, en cambio, la religión -y en particular la cristiana- siempre exige una lucha en este mundo en función de una comunidad religiosa: sea con o sin clases dependiendo de cómo se la entienda políticamente. Debe recordarse que para el catolicismo la resurrección es el regreso al edén en la tierra y que, aunque dependa de Dios, ningún esfuerzo individual tendría sentido si estuviera coronado por una muerte sin retorno (incluso si la realización plena de la humanidad pudiera hacerse sólo socialmente y no biológicamente como en la resurrección cristiana), ya que la salvación de cada hombre de acuerdo a su esfuerzo dentro del alienado mundo presente sólo puede ser asegurado con la eternidad y la participación en el mundo venidero.

Esto es igualmente cierto tanto para el ideario de autorrealización personal de la derecha cristiana (calvinista o al menos reconciliada con la burguesía), como para la lucha de clases de la izquierda cristiana (marxista o no), como para las originarias posiciones ascéticas y apolíticas del cristianismo primitivo. Estas últimas en particular dieron forma estamental a la dicotomía interna entre la vida económica y la religiosa del occidente medieval extramundano y a su peculiaridad histórica de fusión entre "sociedad civil" y "sociedad política" descrita con atención por Marx en su obra 

Sobre la cuestión judía, cuya visión llegaría, junto con la opuesta de Nietzsche, a Max Weber, y que entroncaría en el debate marxista-weberiano sobre la influencia económica de la religión.

En su versión más ortodoxa, la interpretación marxista de la religión sería la de una forma de alienación cuya consecuencia para el hombre sería perder sus virtudes para adjudicárselas a un inventado ser supremo.

Según Karl Marx, esto es lo que ocurriría en particular con la religión monoteísta: el hombre toma toda virtud que posee y toda idealización metafísica posible, y se la atañe a un ser supremo de su propia creación, devaluándose a sí mismo y dedicando su ser y propio destino a su voluntad y una trascendencia irreal posibilitada por su existencia.


 
La concepción materialista de la historia

Marx resumió la génesis de su concepción materialista de la historia en Contribución a la crítica de la economía política (1859):


El primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban, fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los “Anales francoalemanes”, que se publicaban en París. Mi investigación me llevó a la conclusión de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política.

En Bruselas a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro dictada por el señor Guizot proseguí mis estudios de economía política comenzados en París. El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.

Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social.

Al cambiar la base económica se transforma -más o menos rápidamente- toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción

Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués.

Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones social de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.

 


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Conceptos básicos marxistas

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      Acumulación: Reinversión del plusvalor en el proceso productivo y aumento  de la escala de producción.
Se caracteriza por la centralización de los capitales y la concentración del plusvalor. La acumulación es una reproducción ampliada del capital
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      Alienación [= enajenación]: Proceso histórico-social en el cual el producto del trabajo humano se independiza, se vuelve autónomo, escapa al control racional y termina siendo hostil contra su creador. Aunque Marx los utiliza como sinónimos, etimológicamente “alienación” tiene un origen psicológico y “enajenación” económico. Hegel define “alienación” como “otro distinto de sí mismo”. En Hegel su contenido no es negativo. En Marx, sí. Además de una pérdida, expresa el desgarramiento, la escisión y la fragmentación del ser humano. Algo está alienado o enajenado cuando ya no nos pertenece. 

      Bonapartismo: Categoría política empleada por Marx a partir del ejemplo histórico de Luis Bonaparte, quien encabezó un golpe de Estado en Francia en 1851. Hace referencia a un tipo  de liderazgo político que aparenta ser “equidistante” en la lucha de clases. Es una forma de dominación política donde el ejército, la burocracia y el Estado —durante una crisis aguda— se independizan parcialmente de la burguesía. Ésta se separa de los partidos políticos tradicionales y pasa a ser representada por el ejército o por algún liderazgo carismático. Para Marx tiene un contenido negativo. 

      Burguesía: Clase social que agrupa inicialmente a mercaderes y banqueros, más tarde a capitalistas industriales. Nace en Europa occidental en el siglo XI y desde allí comienza a expandirse. Alcanza su predominio económico a partir de la revolución industrial en Inglaterra y su completa dominación política desde la revolución francesa de 1789 en adelante. 

      Burocracia: En el capitalismo, es una forma de dominación política donde predominan los funcionarios. Aparenta ser instrumental y neutral pero tiene siempre un contenido político reaccionario. Ejerce su poder tanto en el Estado como en las empresas privadas. En las revoluciones socialistas y proletarias que se burocratizaron (durante el sigo XX), se convierte en una casta represiva y privilegiada que oprime a la clase trabajadora.

      Capital: No es una cosa eterna ni un “factor económico”. No siempre existió: es histórico. Es una relación social de producción. Es valor que se valoriza (se acrecienta) explotando trabajo ajeno. Es dinero que se independiza, cobra vida y se vuelve un sujeto autónomo, ejerciendo su poder de mando sobre los trabajadores. Es trabajo muerto y pretérito que vuelve a la vida oprimiendo al trabajo vivo de la clase obrera. Es un vampiro que se alimenta de plusvalor. 

      Capitalismo: Sistema social de explotación y dominación. Tiene alcance mundial. Está en permanente expansión. Vive conquistando territorios sociales y geográficos. Recorre diversas fases históricas. 

      Clases sociales: Grandes conjuntos de seres humanos que comparten un mismo modo de vida y una misma condición de existencia. Se diferencian, se enfrentan entre sí, construyen su propia identidad social y se definen tanto por su posesión o no posesión de los medios de producción como por sus intereses, su cultura política, su experiencia de lucha, sus tradiciones y su conciencia de clase (de sí mismos y de sus enemigos). Las clases explotadoras viven a costillas de las explotadas, las dominan y las oprimen, por eso están en lucha y conflicto permanente a lo largo de la historia. 

      Colonialismo: Fase histórica del capitalismo donde las grandes metrópolis conquistan territorios que denominan colonias. El neocolonialismo mantiene ese dominio, aceptando solamente la independencia formal de las colonias. 

      Comunismo: Corriente política revolucionaria que aspira a transformar todo el mundo. Marx no la inventa. En la década de 1840 —cuando él la conoce— evocaba la idea de la commune, unidad de gobierno autónomo. Sugería la noción de communauté, propiedad común de las cosas. Como entonces se llamaba “socialismo” a las teorías de los intelectuales y “comunismo” a los grupos de obreros revolucionarios, Marx y Engels adoptaron este último. En tanto movimiento político, para Marxel comunismo es una corriente que intenta defender el punto de vista crítico radical de los trabajadores contra el capitalismo. Como proyecto de nueva sociedad, Marx lo define como una forma social sin explotación ni dominación, donde los productores libremente asociados —sin la violencia del Estado— deciden qué, cómo, cuánto y para qué producir y consumir. Según Marx, en la sociedad comunista del futuro, cada individuo será complemente libre y deberá entregar a la sociedad todo lo que sus capacidades le permitan. A cambio obtendrá todo lo que necesite. 

      Concepciones del mundo: No existe una, sino muchas. Constituyen visiones integrales del ser humano, que presuponen un punto de vista totalizante sobre la sociedad, la historia y el sentido de la vida. Cada una forma un conjunto articulado, sistemático, crítico y coherente de ideas, conceptos, valores y normas de conducta práctica que nos guían en nuestra vida cotidiana. 

      Concepción materialista de la historia: Nueva concepción inaugurada por Marx y Engels. Base de la necesaria y aún pendiente (re)unificación de todas las ciencias sociales. Su idea central es que toda la historia no es más que la historia de la lucha de clases. No hay evolución automática. La clave de la historia está en el conflicto, en las rebeliones y en las revoluciones. Para diferenciar una época de otra, hay que atender al tipo de relaciones sociales que predomina en cada período. El “materialismo” de esta concepción remite a la centralidad de las relaciones sociales, por contraposición al “Espíritu universal” de la filosofía de la historia de Hegel. Para Marx, no hay instituciones eternas. Todas son históricas. La sociedad constituye una totalidad de relaciones de producción y reproducción, materiales e ideológicas. En tanto totalidad, la sociedad no una sumatoria mecánica de parcelas sueltas o factores yuxtapuestos: el “factor” económico, el “factor” político y el “factor” ideológico. La teoría de “los factores” es ajena al marxismo. 

      Conciencia de clase: Identidad cultural y comprensión política, pensada, vivida y sentida por cada grupo social sobre sus intereses a largo plazo. No se adquiere ni se logra por decreto, sino a partir de experiencias históricas, tradiciones y luchas políticas. Nunca está dada. Jamás preexiste. Se va construyendo a partir de los conflictos. La mayoría de las veces se genera a saltos. Cuando se logra, la clase trabajadora puede pasar de la necesidad económica a la voluntad política. La conciencia de clase es parte beligerante en la lucha de clases. Empezar a construirla es comenzar a ganar la lucha. 

      Contradicción: Categoría fundamental de la lógica dialéctica. Su extremo opuesto es la identidad. Algo es idéntico cuando no puede distinguirse una diferencia. Si existen distinciones, la identidad se transforma en diferencia. Si la diferencia se profundiza, hay contrariedad y contraposición. Si la oposición se agudiza, la contrariedad se transforma en contradicción. En ese caso, los polos opuestos ya no son sólo diferentes sino contradictorios y antagónicos (no pueden conciliarse). Ejemplos: la relación social de “capital” encierra la contradicción antagónica entre empresarios y trabajadores. La crisis del capitalismo constituye la explosión de múltiples contradicciones antagónicas. El cambio y el movimiento de la historia son producto de esas contradicciones. 

      Crisis orgánica: Crisis estructural de largo aliento —distinta de cualquier crisis de coyuntura—. Combinación explosiva de la crisis económica y la crisis política. Debilitamiento de todo un régimen político. Pérdida de consenso y de autoridad en la población del conjunto de la clase dominante y sus instituciones políticas. 

      Determinismo: Corriente de pensamiento que asigna a las regularidades de la sociedad un carácter ineluctable, necesario y apodíctico. Tiende a asimilar las leyes históricas con las leyes naturales. Interpreta las leyes que estudia El Capital —leyes de tendencia— como si fueran “leyes de hierro”, que se cumplen sí o sí, independientemente de la lucha de clases. 

      Dialéctica: El pensamiento dialéctico está presente en diversas culturas (China, India, Persia, Mesopotamia, Egipto, Aztecas, Mayas, Incas, etc.) desde los orígenes de la humanidad. En Grecia nace con el filósofo Heráclito de Éfeso [540-480 a.C.]. Para él, el universo está en permanente contradicción y devenir. Según Marx, la dialéctica plantea la unidad inseparable entre la realidad objetiva y el sujeto que piensa y actúa sobre esa realidad. No se pueden escindir la teoría de la práctica, el decir del hacer, la realidad del pensamiento, ni el conocimiento de la acción. La dialéctica de Marx es crítica y revolucionaria porque considera y aborda toda realidad como histórica y perecedera. No se arrodilla ante ninguna institución ni le teme al antagonismo de la contradicción. 

      Dinero: No es una cosa ni un objeto “mágico”. Constituye una relación social de producción. Representa el equivalente general en el cual se refleja el mundo entero de las mercancías. Como equivalente, el dinero se independiza de la relación social de valor y se vuelve autónomo. Se convierte en un sujeto dotado de vida propia. Se transforma en un fetiche. Su poder no es más que el poder social de las clases poseedoras. Siguiendo a W.Shakespeare, Marx lo define como “la puta universal” porque el dinero no reconoce diferencias. Todo le da lo mismo. 

      Dogmatismo: Culto ciego a la obediencia. Cerrazón. Negación de todo pensamiento crítico. Canonización de un texto como si fuera “sagrado”. El dogmatismo le ha hecho un daño enorme al marxismo. 

      Dominación: Proceso de sujeción y subordinación de una clase social sobre otra que se ejerce colectivamente y también en el terreno de la subjetividad. La dominación presupone relaciones de poder y explotación, de imposición de la voluntad del opresor sobre los pueblos oprimidos, las clases explotadas y las masas sojuzgadas.  

      Ecologismo: Corriente político-ideológica que cuestiona las bases de sustentación de la moderna sociedad industrial, el agotamiento de sus fuentes energéticas, la destrucción sistemática del medio ambiente y la irracionalidad de una relación con la naturaleza concebida como puramente instrumental. Como movimiento social es muy heterogéneo. El marxismo hace suyos los reclamos ecologistas, integrándolos en una perspectiva crítica mayor. Sólo se podrá lograr una nueva manera de vincularse con la naturaleza cuando se ponga fin —mediante una revolución mundial— a la lógica del lucro, el valor, la ganancia y la acumulación capitalista. 

      Economicismo: Corriente política que reduce la lucha popular únicamente al reclamo por reformas económicas y reivindicaciones mínimas. Desprecio de todo debate teórico e ideológico. Sospecha a priori sobre toda actividad intelectual. Reducción del marxismo a una vulgar teoría que todo lo reduce al “factor económico”. El economicismo ha hecho estragos en la tradición marxista. 

      Estado: No existe una única definición. Para el liberalismo burgués es “la nación jurídicamente organizada”. Sin distinciones de clases, nos representaría “a todos por igual”. Para el marxismo es la cristalización institucional de determinadas relaciones sociales de fuerza: por eso defiende a unos contra otros y tiene un contenido de clase. El ejercicio permanente del poder del Estado (más allá de quien sea el presidente y cuál partido esté en el gobierno) tiene un contenido de clase que se lo otorga el sector social que tiene el poder. No está sujeto a elección, no se vota. La única manera de cambiar el contenido de clase de un Estado es mediante una revolución. El poder del Estado viene acompañado de instituciones hegemónicas. 

      Eurocentrismo: Ideología que ubica en la historia y la cultura europeo occidental el ombligo absoluto del mundo. Cualquier desarrollo social o cultural distinto o coexistente al de Europa occidental —y al de su hijo predilecto, los Estados Unidos de Norteamérica— es catalogado por esta ideología como “barbarie”. El eurocentrismo ha infringido un gran daño a la tradición marxista. 

      Evolucionismo (etapismo): En su significado marxista (distinto al de Charles Darwin), hace referencia a una concepción de la sociedad que postula la férrea sucesión evolutiva de rígidas etapas, sin saltarse ninguna. También se lo conoce como etapismo. El evolucionismo suele estar asociado a la idea de “progreso”. El desarrollo social es concebido como lineal, moviéndose siempre de lo peor a lo mejor y en una sola dirección. La concepción histórica de Marx no es evolucionista ni etapista. 

      Explotación: Dominación de una clase social sobre otra a partir de la apropiación del trabajo impago, del tiempo de trabajo excedente y del plusvalor. En el capitalismo, aunque la clase trabajadora logre salarios “altos”, sigue siendo explotada. 

      Feminismo: Corriente político-ideológica que cuestiona radicalmente la dominación de la sociedad patriarcal, el machismo, la escisión entre lo público y lo privado y la construcción histórica de la subjetividad que fija “roles” preestablecidos según los géneros. Como movimiento social resulta sumamente heterogéneo. Las vertientes feministas marxistas abordan al mismo tiempo la dominación patriarcal y la opresión de la clase trabajadora, sin confundir pero tampoco sin escindir el género y la clase. 

      Fetichismo: Proceso derivado de las relaciones sociales mercantiles capitalistas. Se genera a partir de la sociabilidad indirecta del trabajo humano cuando éste se produce en condiciones de mercado. Si hay fetichismo no hay control racional de la producción ni planificación. El fetichismo genera la personificación de las cosas —vueltas autónomas y hostiles contra sus creadores— y la cosificación de los seres humanos. 

      Filosofía: Disciplina milenaria que se caracteriza por formular preguntas críticas y radicales acerca del sentido de la vida, el ser humano, la sociedad, la historia y el papel del sujeto en ella. Marx produce en el seno de esta disciplina una revolución al reclamarle que rompa el círculo vicioso de su discurso para ir más allá de sí misma: hacia la transformación de la sociedad y la unidad con la clase trabajadora. La vitalidad de la filosofía que rechaza toda complicidad con el sistema no está en los pizarrones académicos sino en la calle y en la lucha de clases. 

      Filosofía clásica alemana: Se inicia con Immanuel Kant [1724-1804], continúa con Johann Gottlieb Fichte [1762-1814] y Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling [1775-1854] y culmina con Georg Wilhelm Friedrich Hegel [1770-1831]. La lógica dialéctica de Hegel —que concibe todo en perpetuo devenir y constante contradicción— constituye la máxima expresión teórica de la revolución burguesa europea. Sus herederos no son los tristes profesores de filosofía sino los trabajadores revolucionarios.

       Filosofía de la praxis: Concepción filosófica de Marx y de sus continuadores más radicales que intenta descentrar y superar el punto de vista contemplativo, tanto del idealismo como del materialismo. Su clave reside en la actividad humana transformadora y en la unidad de la reflexión teórica y la práctica política radical. 

       Formación económico-social: El modo de producción capitalista nunca se encuentra en forma pura en la sociedad. Está combinado con diversos tipos de relaciones sociales. Esa combinación se denomina “formación económico-social”. Ésta permite comprender qué posee de específico e irrepetible cada sociedad y qué tiene de común y genérico junto con las demás. Este concepto permite articular lo general y lo particular del capitalismo, la lógica y la historia, el género y la especie, lo común y lo irrepetible. 

       Fuerza de trabajo: Es el término con que Marx designa a la capacidad humana de trabajar (para diferenciarla del “trabajo” a secas). En el capitalismo es una mercancía muy “especial”. Es la única que crea valor y que además genera más valor que lo que ella misma vale. 

       Fuerzas productivas: Dimensión de la historia conformada por los instrumentos tecnológicos del trabajo, las destrezas laborales y, lo principal, el sujeto social que ejerce el trabajo sobre la naturaleza y la sociedad. Marx siempre las analiza en unidad con las relaciones sociales de producción, por eso no constituyen una variable independiente. 

       Globalización: Nueva fase del imperialismo capitalista, caracterizada por la universalización productiva, mercantil y financiera, la revolución tecnológica y la expansión de las comunicaciones. Hasta ahora estuvo dominada por el capital. Los trabajadores y la juventud de todo el mundo luchan por una globalización de las resistencias anticapitalistas. 

       Hegemonía: Proceso de dirección político cultural de un segmento social sobre otro. Generalización de los valores culturales propios de una clase para el conjunto de la sociedad. Hegemonía = cultura, pero con el agregado de relaciones de dominación y de poder. La hegemonía burguesa combina el consenso con los sectores aliados y la violencia con los enemigos. Los trabajadores luchan por una contrahegemonía de carácter socialista. 

      Historia: Proceso contingente y abierto, resultado de la praxis humana. Aunque la historia posee regularidades —estudiadas por la concepción materialista de la historia— no tiene un final cerrado ni una dirección unívoca determinada de antemano. Su futuro depende del resultado de la lucha de clases. Podemos ir hacia el socialismo o podemos continuar en la barbarie. El marxismo intenta analizar la historia pasada desde “abajo”, no desde la mirada de los dominadores y triunfadores, sino desde la rebeldía de los pueblos sometidos y las clases explotadas. 

      Humanismo: Concepción que pone en el eje de sus reflexiones a los seres humanos (en lugar de la naturaleza, Dios, el mercado, el dinero o el capital). El marxismo es heredero de los antiguos humanismos (por ejemplo el griego o el renacentista, en el caso europeo). Pero para Marx el sujeto ya no es el burgués individual sino un sujeto colectivo: los trabajadores. Marx diferencia el humanismo abstracto, que presupone un individuo ajeno a la historia, del humanismo revolucionario. Éste tiene por objetivo acabar con la alineación y liberar al ser humano de sus productos enajenados a través de la praxis. 

      Idealismo: Antigua corriente filosófica. No tiene nada que ver con “tener ideales”. El idealismo afirma que el fundamento último de la realidad es “la Idea”, “Dios” o “El Espíritu”. En última instancia, implica una visión contemplativa del universo. 

      Ideología: En el marxismo “ideología” tiene dos significados distintos: concepción del mundo que implica una determinada perspectiva de vida ligada a los intereses de las clases sociales, una escala de valores, junto con normas de conducta práctica. [2] Falsa conciencia, obstáculo para el conocimiento de la verdad, error sistemático, inversión de la realidad por compromisos con el poder establecido. El marxismo es una concepción ideológica del mundo vinculada a los intereses de los trabajadores (significado) que cuestiona toda falsa conciencia ideológica de la burguesía (significado [2]). 

      Imperialismo: Fase del sistema mundial capitalista. Se caracteriza por la fusión de los capitales bancarios e industriales, el predominio del capital financiero, el reparto del mundo en áreas de influencia, el armamentismo, la agresividad política de las grandes potencias, la generalización de los monopolios y la amenaza de guerra permanente. Recorre diversas fases históricas. La actual globalización capitalista es apenas la ultima fase conocida del imperialismo. 

      Libertad: Tiene distintos significados. Para el liberalismo burgués, ser libre es poseer propiedad y no encontrar obstáculos o interferencias para su disfrute. Ser = tener. “La libertad llega hasta donde llega la propiedad privada”. Para Marx, en cambio, la libertad no puede depender de la propiedad privada. El ser humano es auténticamente libre cuando es genuinamente autónomo, cuando no está forzado a venderse como una mercancía. El capitalismo anula la autonomía de las personas para otorgársela al mercado y a las cosas, transformadas en sujeto (fetichismo). La verdadera libertad sólo puede estar más allá de la cosificación, más allá de la necesidad material, más allá del tener y más allá del trabajo forzado. En el tiempo libre, en el ocio creador. Según Marx, el comunismo es un proyecto de sociedad donde la libertad de todos y todas es condición de la libertad de cada uno. Nadie puede ser genuina y auténticamente libre cuando la mayoría debe venderse en el mercado para sobrevivir. 

      Liberalismo: Corriente ideológica que acompaña el ascenso y el auge político de la burguesía hasta que ésta llega al poder. En sus inicios y durante su apogeo del siglo XVIII europeo, se caracteriza por combatir la reacción absolutista, difundir el pensamiento libre, promover el libre comercio y las libertades públicas. Cambia radicalmente cuando la burguesía llega al poder y entran en escena la clase obrera y el socialismo. Entonces se vuelve reaccionario. Hoy en día, el neoliberalismo sólo contiene de aquella ideología la defensa del libre comercio. Pero se ha tornado absolutamente conservador, partidario de gobiernos despóticos, opositor a todo pensamiento libre y enemigo de las libertades públicas. Por eso promueve el control y la vigilancia permanente de los individuos. 

      Lucha de clases: No es un enfrentamiento entre individuos aislados (por enemistades o envidias personales). Es un conflicto histórico entre grandes conjuntos de personas: las clases sociales. Esta confrontación divide a la sociedad en opresores y oprimidos: esclavistas y esclavos, patricios y plebeyos, señores feudales y siervos de la gleba, terratenientes y campesinos, burgueses y trabajadores. Esta contradicción impulsa el desarrollo de la historia. 

      Marxismo-marxiano-marxista: El marxismo es una teoría crítica de la sociedad capitalista que promueve en todo el mundo una práctica política de emancipación, rebeldía, resistencia, liberación y revolución. Presupone una concepción del mundo y de la vida, de la historia y del sujeto, expresada desde el punto de vista de las oprimidas y los explotados. Como teoría crítica constituye un saber abierto. Es científica, filosófica, ideológica, ética y política al mismo tiempo. El término marxiano es más “técnico”. Hace referencia a los textos escritos exclusivamente por Karl Marx. El término marxista alude a los escritos, al pensamiento y a las tradiciones políticas no sólo de Marx sino también de sus seguidores y partidarios posteriores, hasta hoy en día. 

      Materialismo: Antigua corriente filosófica. No tiene nada que ver con el “culto al dinero y a los bienes terrenales”. El materialismo afirma que el fundamento último del Universo es “la Materia”. Uno de los primeros filósofos materialistas es, en Grecia, Demócrito [460 a.C.-370 a.C.]. Al poner el énfasis en la realidad objetiva, independiente de la praxis del sujeto, ajena a la historia y a las relaciones sociales, el materialismo filosófico se vuelve especulativo, contemplativo y pasivo. Separa tajantemente al objeto del sujeto: se queda sólo con el objeto, sólo con la materia, sólo con la naturaleza. El “materialismo” marxiano está centrado en la historia, la sociedad y los sujetos. A Marx le interesa la materialidad… de las relaciones sociales. La “materia” de la que habla el marxismo es una materia… estrictamente social y construida históricamente: las relaciones sociales de producción. ¡No es la materia físico-química de las ciencias naturales!. Para la filosofía marxista de la praxis no hay materia objetiva sin sujeto, ni sujeto sin materia objetiva. 

      Mediación: Categoría fundamental del pensamiento dialéctico. Expresa el nexo, el vínculo y el pasaje entre dos momentos del desarrollo y el movimiento. Al estudiar la sociedad, lo más difícil es explicar las mediaciones entre la economía y el poder, entre la acción reivindicativa y la política, entre los movimientos sociales y la revolución socialista. Cuando el marxismo soslaya las mediaciones se transforma en un vulgar mecanicismo, donde todo se reduce a un esquema simplista de “una causa… un efecto”. 

      Mercancía: Forma social que adquieren los productos del trabajo humano en la sociedad mercantil capitalista. Un objeto es mercancía si además de tener valor de uso (utilidad) posee valor. Sólo es mercancía lo que se produce para vender, no para consumir directamente. En la mercancía están encerradas las potenciales contradicciones antagónicas del capitalismo. 

      Metafísica: Toda concepción del mundo, puramente especulativa, desvinculada de la historia y de la práctica, que se postula como si estuviera al margen del tiempo y el espacio. En toda metafísica predomina una interpretación del mundo, no su transformación. La metafísica se caracteriza por sus pretensiones de (falsa) universalidad. 

      Método: Conjunto de reglas lógicas que guían el pensamiento y la práctica. 

      Método dialéctico: Para Marx, este método plantea la unidad de la investigación histórica y de la exposición lógica de los resultados obtenidos, siguiendo la línea: concreto-abstracto-concreto. El conocimiento parte de las contradicciones de la sociedad real. Luego la teoría abstrae, construye categorías, hipótesis y conceptos, y finalmente vuelve nuevamente a la sociedad, para intervenir en sus contradicciones mediante la praxis. Según Marx, la lógica dialéctica de conceptos y categorías está estrechamente vinculada a la historicidad de la sociedad. La lógica dialéctica de la exposición teórica —El Capital— expresa y resume a la historia de la sociedad —el capitalismo—. La clave del método dialéctico está en concebir la sociedad como una totalidad y el desarrollo histórico a partir de las contradicciones. 

      Modernidad capitalista: Época histórica atravesada por la urbanización e industrialización aceleradas, grandes medios de comunicación, procesos de secularización religiosa, desacralización de valores trascendentes, desencantamiento del mundo y predominio despiadado del valor de cambio. Según Marx tiene un carácter contradictorio. Por un lado genera “progreso” y posibilidades de emancipación individual y colectiva; por el otro barbarie, vandalismo, conquista, sojuzgamiento, opresión, genocidio y explotación. El racionalismo liberal sólo atiende al primer aspecto. El posmodernismo sólo al segundo. Marx ve ambos. 

      Modo de producción: Conjunto articulado de relaciones sociales de producción. Los diversos modos de producción permiten periodizar la historia humana. Según la teoría marxista de la historia, cada uno de ellos expresa las relaciones sociales en su máxima pureza y en su concepto esencial. En las sociedades empíricas y concretas, las relaciones sociales nunca se dan puras, están combinadas con relaciones de otros modos de producción (siempre hay uno que predomina sobre los demás). 

      Neoliberalismo: Fase globalizada del imperialismo capitalista. Ideología que acompañó la ofensiva capitalista a nivel mundial desde 1973 —golpe de Estado en Chile—, pasando por Margaret Thatcher y Ronald Reagan, hasta 1994 —alzamiento zapatista en México—. Promueve la libre circulación del capital, las privatizaciones, el desmantelamiento de los derechos sociales, la reducción de los gastos en educación y salud, la represión a la clase obrera, el conservadurismo cultural, el machismo, la xenofobia, la vigilancia y el control permanente de los individuos, el racismo y la militarización de todo el planeta. Entra en una fase de crisis a fines de 1990 a partir de las rebeliones contra la globalización capitalista en diversas ciudades del mundo. 

      Plusvalor o plusvalía: Fracción del valor producido por la fuerza de trabajo que es apropiada gratuitamente por el capitalista. Constituye el origen de la explotación. Representa un trabajo impago. Se produce en un tiempo de trabajo excedente. Es la fuente de vida del capital. Se divide y reparte entre diferentes capitalistas: como interés (bancos); ganancias (industriales) y rentas (terratenientes). 

      Praxis: Actividad humana que transforma la sociedad y la naturaleza transformando, al mismo tiempo, al sujeto que la ejerce. Ya sea en la política, en el arte, en la ciencia o en el trabajo productivo. Como concepto, expresa la unidad de la teoría y la práctica. Es la categoría fundamental de la filosofía de Marx. 

      Producción-mercado-consumo: La producción es el ámbito donde se generan las mercancías. Allí se produce la explotación (“invisible” a la conciencia inmediata). El mercado es el lugar de la distribución y el intercambio de mercancías. Es lo más visible en el capitalismo. El consumo es el espacio donde las mercancías llegan a los consumidores. Según Marx, aunque todos estos momentos están relacionados, el que marca el ritmo del conjunto es la relación de producción. 

      Reformismo: Corriente política que busca parches y remiendos para el capitalismo, reclamando reformas y migajas para el trabajador, pero sin cuestionar al sistema en su conjunto. Combate los efectos “no deseados” del sistema, no sus causas. Propone cambios graduales. Rechaza la confrontación con el poder. Limita la lucha a lo inmediato y puntual, sin apuntar a la totalidad. 

      Relaciones sociales de producción: Vínculos sociales que se establecen entre los seres humanos para producir y reproducir su vida material y cultural. Los diversos tipos de relaciones de producción permiten diferenciar una época histórica de otra. En las sociedades de clases, toda relación de producción es al mismo tiempo una relación económica, una relación de poder y una relación de fuerzas entre las clases. Las relaciones de producción capitalista expresan la contradicción antagónica entre los propietarios de dinero y los de fuerza de trabajo. No hay conciliación posible entre ambos. 

      Reproducción: Mantenimiento y producción continuada de las relaciones sociales. Puede ser simple —en la misma escala— o ampliada. En este último caso, es sinónimo de acumulación. En el modo de producción capitalista la reproducción nunca es automática. Presupone siempre mecanismos hegemónicos y ejercicio de la fuerza material (o su amenaza). 

      República parlamentaria: Forma específicamente moderna de dominio político burgués. Cuenta con una serie de instituciones y mecanismos flexibles que le permiten ejercer y reproducir un poder político de clase: las cámaras legislativas, la autonomía relativa de la burocracia, la prensa organizada en las grandes urbes, los partidos políticos de masas, el “libre juego” entre sindicatos obreros y corporaciones empresarias, las alianzas y fraccionamientos políticos, las elecciones periódicas (donde siempre se elige entre dos caras de la misma moneda…) etc., etc. Según Marx, es una forma de dominación política anónima e impersonal, que representa al conjunto de la burguesía. Por eso resulta mucho más eficaz para ejercer el dominio sobre los trabajadores que una dictadura o una monarquía. 

      Revolución bolchevique: Primera revolución socialista triunfante en la historia de la humanidad. También es conocida como “revolución de octubre”. Se produjo en 1917. Fue dirigida principalmente por Lenin, y también por Trotsky. Antes de que se burocratice, logró influencia mundial. Marcó a fuego todo el siglo XX: desde la política hasta el cine y la pintura. Para frenar y contrarrestar su influencia en occidente, Henry Ford y John Maynard Keynes planearon reformas al capitalismo. Con su revolución, Lenin consiguió muchas más reformas para los obreros del mundo que todos los reformistas juntos. 

      Revoluciones burguesas: Se producen en el norte de Italia (siglo XV y XVI). Luego en los Países bajos (1579), en Inglaterra (1645-1649 y 1688-1689), EEUU (1776) y Francia (1789). Al generalizar la ideología del liberalismo, la revolución francesa se convierte en el paradigma clásico de revolución burguesa. Ésta separa la Iglesia del Estado, construye el Estado-nación, el mercado interno y el Ejército “nacional” (burgués). Inaugura la dominación política de la burguesía y el reinado absoluto del dinero y el valor de cambio. 

      Revolución socialista: Se propone crear una sociedad futura de hombres y mujeres nuevos, liberados de la explotación económica pero también de la dominación política de la subjetividad, de la alienación y el fetichismo mercantil, de la burocracia, del patriarcalismo, del racismo, del etnocentrismo y de la xenofobia. Es un proyecto centralmente político, pero también ético y cultural. 

      Sentido común: Ámbito espontáneo de nuestras opiniones cotidianas. Es caótico y contradictorio. Nunca es ajeno a las ideologías. Es un campo de batalla entre diversas concepciones del mundo y escalas de valores. El marxismo aspira a reforzar en su seno las opiniones progresistas y a combatir las reaccionarias. La filosofía de la praxis intenta superar su espontaneidad para lograr una concepción del mundo crítica y coherente. 

      Sociedad civil: Tiene muchos significados. En Hegel hace referencia a las instituciones del mercado y también a algunas instituciones políticas, como la policía y la administración de justicia. En Marxalude al conjunto de las relaciones sociales de producción de la sociedad capitalista. En Gramsci remite a las instituciones políticas que no son estrictamente ni económicas (no pertenecen al mercado) ni estatales (no son necesariamente parte del Estado): escuela, universidad, medios de comunicación, partidos políticos, sindicatos, sociedades de fomento, iglesias, etc. Estas instituciones tienen por finalidad generar consenso y construir la hegemonía. Gramsci también denomina a la sociedad civil “Estado ampliado”. 

      Teología de la liberación: Corriente filosófica y teológica que intenta fusionar al marxismo con el cristianismo revolucionario. Aunque originariamente tuvo ideólogos franceses, la mayor parte de sus seguidores son latinoamericanos. Retoma el humanismo de Marx (así como también del Che Guevara o de Camilo Torres) y los interpreta desde el mensaje profético del cristianismo. 

      Tiempo de trabajo socialmente necesario: Dimensión cuantitativa de la teoría del valor. Cantidad de trabajo abstracto. Constituye la medida social —no individual— del valor de las mercancías. 

      Trabajo: Proceso de intercambio y mediación entre el ser humano y la naturaleza, inserto en relaciones sociales. Cuando es libre, Marx lo concibe como una actividad vital humana orientada a un fin que modela según las leyes de la belleza. Pero en la sociedad capitalista no es libre, es forzado, está alienado y enajenado. Se convierte en una tortura y en una obligación impuesta por la dominación capitalista. El capitalismo de nuestros días obliga a una parte de los trabajadores a desgastar su vida trabajando el doble, y a la otra, la condena al desempleo, en lugar de repartir el trabajo entre todos, reduciendo el trabajo necesario de reproducción y aumentando el tiempo libre de ocio y disfrute para el conjunto. 

      Trabajo abstracto: Trabajo social global que en la sociedad capitalista genera valor. Dimensión cualitativa de la teoría del valor, estrechamente ligada a la teoría del fetichismo. Característica que asume el trabajo humano cuando su sociabilidad es indirecta y está mediada por el mercado y el equivalente general. Principal descubrimiento teórico de Marx en su crítica de la economía política. 

      Valor: No es una cosa ni una propiedad intrínseca de las cosas. Es una relación social de producción. En ambos polos de la relación vincula a poseedores de mercancías. Cuando los productos del trabajo se generan dentro de relaciones de valor, se producen para ser vendidos en el mercado. Marx distingue históricamente diversas relaciones de valor. Desde la más simple (el trueque) hasta la más desarrollada (el dinero). 

   

del libro de
Néstor Kohan


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