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Gabriel Celaya

En el 106 aniversario de su nacimiento

Placa rememorativa en su casa de la calle Nieremberg, 23,
del Barrio de la Prosperidad, Madrid
 

«Ser poeta es encontrar
en otros la propia vida.
No encerrarse; darse a todos;
ser sin ser melancolía,
y ser también mar y viento,
memoria de las desdichas...»

Biografía

(Seudónimo de Rafael Múgica Celaya; (Hernani, Guipúzcoa, 18 de marzo de 1911-Madrid, 18 de abril de 1991). Poeta español, uno de los más representativos de la poesía social de los cincuenta. Cursó el bachillerato en San Sebastián y la carrera de ingeniero industrial en Madrid. En esta última ciudad vivió en la Residencia de Estudiantes, experiencia que dejó en él un recuerdo imborrable. Sus primeras tentativas como poeta no fueron aceptadas en modo alguno por su familia, razón por la cual eligió escribir con seudónimo. Con este nombre, pues, apareció su primer libro de poemas: Marea del silencio (1935).

Su relación con su mujer, Amparo Gastón, fue decisiva a lo largo de su vida. En más de una ocasión, Celaya dijo de viva voz que todo cuanto era como poeta y persona a ella se lo debía. Otro encuentro que influyó en la pareja de escritores fue el conocimiento que trabaron con Jorge Semprún (a la sazón, Federico Sánchez), a través del cual ingresaron en las filas del Partido Comunista. Esa militancia llegó hasta el final de sus días y los marcó para siempre.

El año 1946 fue decisivo en el impulso vital y poético de Celaya. A partir de ese momento desplegó una actividad incesante: es el año en que aparece su ensayo erótico-simbólico Tentativas, y constituyó asimismo el momento a partir del cual dio conferencias, colaboró en la prensa, fundó con su mujer la colección de poesía Norte y tradujo obras de R. M. Rilke, A. Rimbaud, P. Eluard y otros.

Su producción, adscrita a la corriente de poesía social, es la expresión de experiencias colectivas, cargada siempre de un propósito de denuncia para el cual recurre a un deliberado prosaísmo. Autor muy prolífico, de casi un centenar de obras, encuentra su voz propia -un decir sencillo y cordial, humano y prosaico- con los libros Movimientos elementales (1947) y, sobre todo, con Tranquilamente hablando (1947) y Las cosas como son (1949).

A pesar de que en 1986 fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas, los últimos años de su vida transcurrieron entre penurias económicas que le llevaron a vender su biblioteca a la Diputación Provincial de Guipúzcoa, y a que el Ministerio de Cultura se hiciera cargo del coste de su estancia en el hospital en 1990.

Cantemos como quien respira. Hablemos de lo que cada día nos ocupa. Nada de lo humano debe quedar fuera de nuestra obra. En el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos. La Poesía no es un fin en sí. La Poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo

Gabriel Celaya, citado por Rodríguez Puértolas, en Historia social de la literatura española)

 

1911

El 18 de marzo nace en Hernani (Gipuzkoa) Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta Cendoya.

1918

Comienza sus estudios en el colegio de los Marianistas de San Sebastián.

1922

Reside temporalmente en Pau (Francia) y en El Escorial, debido a problemas de salud. La lectura es su ocupación preferida.

1927

Termina el bachillerato en San Sebastián. Segundo viaje a Francia.

1928

Se traslada a Madrid, para estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad. Le acompaña su primo Ohlsson. Vive en la Residencia de Estudiantes. Ocupa la habitación nº 6 del tercer pabellón que había sido ocupada previamente por Salvador Dalí y Federico García Lorca.

1929

Entre este año y 1930 conoce a García Lorca, Buñuel, Dalí, Ortega y Gasset, Moreno Villa, Unamuno, Emilio Prados, Juan Ramón Jiménez y a los intelectuales más célebres que pasan por la Residencia de Estudiantes. Inicia una "Historia General del Teatro", obra inacabada.

1932

Empieza a escribir los poemas de "Marea del silencio".

1933

Hace el servicio militar en Cuatro Vientos (Madrid).

1934

Conoce a Pablo Neruda.

1935

Termina los estudios de ingeniero, viaja a Inglaterra y regresa a San Sebastián para trabajar en la empresa familiar. Publica "Marea del silencio", con el nombre de Rafael Múgica.

1936

Obtiene el Premio del Centenario Bécquer, otorgado por el Lyceum Club Femenino de Madrid, por su libro "La soledad cerrada". Comienza la guerra civil española: participa como voluntario en el ejército republicano, siendo capitán de gudaris en Bizkaia.

1937

Es hecho prisionero al caer Bilbao en poder de las tropas rebeldes. Se casa con Julia Cañedo, con quién tendrá dos hijos: Pilar y Luis Gabriel.

1939

Trabaja como gerente en la empresa familiar de San Sebastián.

1944

Años de silencio, aunque sigue escribiendo. Crisis matrimonial.

1945

Una enfermedad anímica le obliga a guardar reposo.

1946

Publica "Tentativas". Conoce a Amparo Gastón.

1947

Muere su padre, Luis Múgica. Funda en San Sebastián la colección de poesía "Norte". Es miembro del equipo fundador de la revista "Egan". Comienza a publicar artículos en el periódico local "La Voz de España". Publica "La soledad cerrada" como Rafael Múgica, "Movimientos elementales" y "Tranquilamente hablando", éste firmado como Juan de Leceta. Traduce "Cincuenta poemas franceses" de R.M. Rilke, "El libro de Urizen" de W. Blake y "Una temporada en el infierno" de Rimbaud.

1948

Publica "Objetos poéticos". Reivindica la figura de Gustavo Adolfo Bécquer en sus artículos en el periódico. Publica "Lázaro calla".

1949

Publica "Las cosas como son" ( como Juan de Leceta), "Se parece al amor", "El principio sin fin" y escribe artículos en las revistas "Manantial" de Melilla y "Espadaña" de León.

1950

Publica "Deriva".

1951

Publica "Las cartas boca arriba", y "El arte como lenguaje". Traduce a Paul Eluard para la revista Deucalión. Finaliza la empresa editorial de "Norte".

1952

Publica "Lo demás es silencio". Inicia una campaña en memoria de Miguel Hernández en la prensa local.

1953

Publica "Paz y concierto", y en colaboración con Amparo Gastón "Ciento volando".

1954

Se separa de su familia. Publica "Vía muerta" y traduce "Quince poemas" de Paul Eluard.

1955

Publica "Cantos Iberos" y en colaboración con Amparo Gastón "Coser y cantar".

1956

Abandona su profesión de ingeniero y su trabajo en la empresa familiar. Se traslada a vivir a Madrid con Amparo Gastón para dedicarse exclusivamente a la literatura. Publica "De claro en claro", que es galardonado con el Premio de la Crítica.

1957

Publica "Pequeña Antología Poética", "Entreacto" y "Las resistencias del diamante".

1958

Publica en colaboración con Amparo Gastón "Música celestial".

1959

Publica "Cantata en Aleixandre" , "El corazón en su sitio" y "Poesía y verdad".

1960

Publica "Penúltimas tentativas", "Para vosotros dos" y "Poesía urgente".

1961

Publica "La buena vida", "Poemas de Juan de Leceta", "L'Espagne en marche" y "Rapsodia euskara".

1962

Viaja a Colliure (Francia) para recordar a Antonio Machado. Publica "Lo uno y lo otro", "Poesía (1934-1961)", "Episodios nacionales" y "Mazorcas".

1963

Publica "El relevo", "Dos cantatas" y "Versos de otoño". Recibe el Premio Atalaya de poesía, en Alicante, por este último libro. Es galardonado a su vez con el Premio Internacional de Poesía Libera Stampa por el conjunto de su obra.

1964

Estancia en Miraflores de la Sierra. Publica "La linterna sorda", "Poema en homenaje a Vicente Aleixandre" y "Exploración de la poesía".

1965

Conoce en Madrid al poeta cubano Nicolás Guillén. Publica "Los buenos negocios" y "Baladas y decires vascos".

1966

Viaja a Cuba. Junto a Alfonso Sastre y el pintor Ricardo Zamorano es condenado a pagar una multa de 50.000 pesetas por haber participado en una asamblea de estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas de Madrid. Acude a Baeza, para el homenaje tributado a Antonio Machado.

1967

Publica "Poemas de Rafael Múgica" y "Lo que faltaba". Segundo viaje a Cuba invitado por Nicolás Guillén a asistir como jurado del concurso convocado por la Unión de Escritores y Artistas Cubanos. Conoce a Paco Ibáñez en Madrid.

1968

Se le concede el Premio Internacional Etna Taormina por el conjunto de su obra poética. Viaja a Brasil para asistir a la inauguración de un monumento a Federico García Lorca. Encuentro con Pablo Neruda y Francisco García Lorca. Participa en La Habana en el Congreso de la Cultura. Publica "Los espejos transparentes" y "Canto en lo mío".

1969

Publica "Poesías completas" y "Lírica de cámara". Visita Sao Paulo y Río de Janeiro. Viaje a Italia.

1970

Publica en colaboración con Phyllis Turnbull "Castilla, a cultural reader".

1971

Publica "Operaciones poéticas", "Cien poemas de amor" y "Campos semánticos".

1972

Publica de nuevo "Tentativas" y "El relevo"; "Inquisición de la poesía", "La voz de los niños" y "Bécquer".

1973

Publica "Dirección prohibida", "Función de uno, equis, ene" y "El derecho y el revés".

1974

Publica de nuevo "Lázaro, calla" y "Los espacios de Chillida".

1975

Publica "La higa de Arbigorriya" e "Itinerario poético".

1976

La Real Sociedad Vascongada de Amigos del País le nombra socio de honor. Publica "Buenos días, buenas noches" y "Poesía abierta (antología)".

1977

Se presenta como candidato por el Partido Comunista de España en las primeras elecciones legislativas, en Gipuzkoa. Publica "El hilo rojo", "Parte de guerra" y "Poesía".

1978

Publica "Iberia sumergida" y "Memorias inmemoriales".

1979

Publica una antología de sus versos y "Poesía y verdad".

1981

Publica "Poesía hoy" y "Poesías completas (1977-1980)".

1982

El 14 de octubre contrae matrimonio en San Sebastián con Amparo Gastón. Publica "Penúltimos poemas".

1983

Publica "Cantos y mitos".

1984

La Diputación Foral de Gipuzkoa organiza un homenaje al poeta en San Sebastián.

1986

Es galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas por el Ministerio de Cultura. Publica "El mundo abierto".

1987

La Biblioteca Nacional organiza en Madrid la exposición "Noticia de Gabriel Celaya".

1988

Asiste en Madrid al estreno de su obra teatral "El relevo".

1989

El Ayuntamiento de San Sebastián le concede el "Tambor de Oro".

1990

Asiste en San Sebastián a un Curso de Verano, organizado por la Universidad del País Vasco, para estudiar su obra. Con este motivo se celebra una exposición bibliográfica del poeta en el Palacio de Miramar de San Sebastián.

1991

Fallece en Madrid, el 18 de abril. Sus cenizas fueron aventadas en Hernani y San Sebastián, según sus deseos.

1993

Se traslada todo su fondo documental al centro Koldo Mitxelena Kulturunea de la Diputación Foral de Gipuzkoa, en San Sebastián.

1994

Recibe a título póstumo el nombramiento de "Doctor Honoris Causa" por la Universidad de Granada, nombramiento que se concedió en vida del poeta, y fue aceptado por éste, en 1990.

Poemas

 

"En el fondo de la noche tiemblan las aguas de plata"

"España en marcha"

"La poesía es un arma cargada de futuro"

"Momentos felices"

"Los espejos transparentes"

"Niñez sonámbula"

"Primeras materias íberas"

"La irracional alegría"

"La vida, ahí fuera"

"Dedicatoria final (Función de Amparitxu)"



EN EL FONDO DE LA NOCHE TIEMBLAN LAS AGUAS DE PLATA 

(De "Marea de silencio", 1935)

En el fondo de la noche tiemblan las aguas de plata.
La luna es un grito muerto en los ojos delirantes.
Con su nimbo de silencio
pasan los sonámbulos de cabeza de cristal,
pasan como quien suspira,
pasan entre los hielos transparentes y verdes.

Es el momento de las rosas encarnadas y los puñales de acero
sobre los cuerpos blanquísimos del frío.

En el fondo de la noche tiembla el árbol del silencio;
los hombres gritan tan alto que solo se oye la luna.

Es el momento en que los niños se desmayan sobre los pianos,
el momento de las estatuas en el fondo transparente de las aguas,
el momento en que por fin todo parece posible.
En el fondo de la noche tiembla el árbol del silencio.

Decidme lo que habéis visto los que estabais con la cabeza vuelta.
La quietud de esta hora es un silencio que escucha,
el silencio es el sigilo de la muerte que se acerca.
Decidme lo que habéis visto.
En el fondo de la noche
hay un escalofrío de cuerpos ateridos.

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ESPAÑA EN MARCHA

(De "Cantos iberos", 1955)

Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.

No vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.

Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.

¡A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

No reniego de mi origen,
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.

Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.

Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.

Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.

No quiero justificarte
como haría un leguleyo.
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.

España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.

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LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

(De "Cantos iberos", 1955)

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

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MOMENTOS FELICES

(De "De claro en claro", 1956)

Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,

y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
--el pitillo en los labios, el alma disponible--
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican de alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro --sé que todo es fiado--,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así a la muerte,
¿no es felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme, pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y, pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
"Estaba justamente pensando en ir a verte."
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

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LOS ESPEJOS TRANSPARENTES

(De "Los espejos transparentes", 1967)

Uno dice lo que dice, mas no dice lo que piensa.
Los espejos no reflejan: transparentan.
Todo mira fascinante de frente, pero no existe.
Todo vuelve por detrás y es lo real, invisible.
En lo que veo, no veo; en lo que no veo, creo;
en toda imagen apunta una múltiple presencia,
palpitante intermitencia del corazón: confusión;
y así me siento indeciso como un pobre hombre perdido,
como tú que ¿quién eres?, como yo que ¿quién soy?

Los espejos que me escupen hacia fuera, y hacia dentro
me proponen transparencias de distancias y silencios,
deben ser, quiero que sean, para mis obras ejemplo,
con mucha luz hacia fuera, con más secreto hacia dentro.
Juego al juego, sí, con trampa, como hay doblez en los versos.

Así se cuentan las cosas que nos pasan cada día,
y bien contadas parecen fascinantes y sin alma.
Si se piensa, nada es lo que se ve en el espejo.
La luz grande es un abismo y un estúpido misterio.

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NIÑEZ SONÁMBULA

(De "Los espejos transparentes", 1967)

Era una casa grande, vacía, llena de ecos,
con veinte ventanales abiertos hacia el mar.
Y el mar sonaba triste contra el acantilado
como el destino sueña y acaba por matar.
Era una casa rara porque nada pasaba
y siempre parecía que algo iba a pasar.
Era una casa loca como aquella en que, niño,
según ahora me explican, nunca llegué a vivir,
pero que yo recorro, sabiendo los secretos
de sus cien corredores y sus puertas ocultas,
sus vueltas y revueltas, sus cámaras cargadas
de perfumes pesados y de un pasado horror
que todas las ventanas abiertas hacia un mar
de luz y de aventura, y disponibilidad,
no barren con su brisa, ni liberan del ¡ay!
Era una casa antigua. Y triste sin razón.
Allí viví de niño, y allí vivo de veras
por mucho que me nieguen. Y así, ciego, atravieso
los pasillos sin fin y las salas vacías,
y esas puertas que empujo para abrir otras salas,
todas ricas, lujosas, con sus tapicerías,
relojes, porcelanas, cortinas y recuerdos.
Todas eran iguales, repetidas, abiertas,
la rosa y la morada, la del león de oro,
la del abuelo Juan... ¿En qué se distinguían?
Yo abría puertas, puertas, buscando una salida,
lloraba algunas veces sin saber bien por qué,
y huía como un ciervo frente a aquella doncella
que me decía amable: "¿Qué quiere el señorito?"
Huir, huir, mi vida sólo ha sido una huida
sin saber hacia dónde y sin saber por qué.
Huir de aquella casa donde viví de niño,
aunque según me dicen nunca viví de veras.
No es un sueño. No. Veo oculto y real
a ese niño que mira con ojos espantados
detrás de una ventana, la mar, el mar, la mar. 

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PRIMERAS MATERIAS IBERAS

(De "Iberia sumergida", 1978)

El esparto, la sal, el granito,
lo estrictamente seco, lo ardientemente blanco,
la furia indivisible en la luz absoluta
de un sol por todo lo alto y un espacio vacío.

Las piedras abrasivas y la cal deslumbrada.
El cuarzo y su explosión de estrellas diminutas
metidas en los dentros de lo que no se explica.
Y el explendor del mundo carente de sentido.

Aquí, en los dentros, roca, luz, furia, sequedades,
detalles violentos y a veces luminosos;
y el tejido del aire, los temblores del lino
entre los leves dedos de una brisa insinuante.

Lo digo, y al decirlo, recuerdo cuentas, cuentos
que Plinio registró con nombres sustanciales:
la bellota, la arcilla, la encina y el arrabio,
el vino y el calcanto, la pizarra y la cera, 

el escombro, el electro, la plata viva ardiente,
el deslizado aceite, el plomo negro o blanco,
el cárbaso, los higos, la cebolla albarrana,
la sal en bloque, el agua mineral y el conejo.

La luz de los metales: sus encuentros sagrados
y en la noche, enterradas, sus mil aguas quemantes,
y ese furor del oro, rojo león llameante,
y ese azul de aire ardiente, duro esplendor parado.

¡Furias! ¡Dominaciones! ¡Dioses devoradores!
¡Velocidades ciegas! Y de pronto, ante el sol,
un grito alucinado que gira sobre sí,
que puede, que podría ser no se sabe qué.

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LA IRRACIONAL ALEGRÍA

(De "Poemas órficos", 1978)

En la mañana clara, la risa de los dioses
retumba como un trueno.
El toro subterráneo levanta la cabeza
y los árboles tiemblan millonarios de hojas.

Tempestad transparente. ¡Azul! Y de repente
una leve sonrisa femenina, perdida,
condena al silencio los grandes poderes,
y parece que algo dice.
                                Pero no dice nada.

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LA VIDA, AHÍ FUERA

(De "Poemas órficos", 1978)

Esa vida que no es mía y me rodea,
el misterio de la muerte, lo que llamamos la muerte
y el misterio de la vida siempre abierta,
lo que llamamos la vida
en el árbol, en las nubes y en el agua,
y en el viento y en el mundo que es quien es sin ser humano,
y en la inmensa transparencia que no se dice, se muestra
en eso que busqué tanto y ahora encuentro regresando:
La infancia, quizá, la infancia, nuestro final seguro,
nuestro cuento, nuestro canto, nuestra mágica conciencia:
El total de lo sin fin y de la vida abierta.

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DEDICATORIA FINAL (Función de Amparitxu)

(De "Función de uno, equis, ene", 1973)

Pero tú existes ahí. A mi lado. ¡Tan cerca!
Muerdes una manzana. Y la manzana existe.
Te enfadas. Te ríes. Estás existiendo.
Y abres tanto los ojos que matas en mí el miedo,
y me das la manzana mordida que muerdo.
¡Tan real es lo que vivo, tan falso lo que pienso
que -¡basta!- te beso!
                               ¡Y al diablo los versos,
y Don Uno, San Equis, y el Ene más Cero!
Estoy vivo todavía gracias a tu amor, mi amor,
y aunque sea un disparate todo existe porque existes,
y si irradias, no hay vacío, ni hay razón para el suicidio,
ni lógica consecuencia. Porque vivo en ti, me vivo,
y otra vez, gracias a ti, vuelvo a sentirme niño.

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Fuente: Diputación Foral de Guipuzcoa


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