.

Marcos Ana

"Lo más importante era ser más fuerte que el odio de mis enemigos y eso lo he conseguido"

-

 

Su historia

Fernando Macarro Castillo, conocido como Marcos Ana (seudónimo formado con los nombres de sus padres). Nace en Alconada, Salamanca, el 20 de enero de 1920 y fallece el Madrid, 24 de noviembre de 2016).

Fue un poeta y preso político español. Encarcelado con solo 19 años en 1939 y liberado en 1961 gracias a la actividad de la recién fundada Amnistía Internacional, fue el preso político que pasó más tiempo en las cárceles de la dictadura franquista: 23 años de presidio.

Con apenas dieciséis se afilió a las Juventudes Socialistas, que poco antes de la Guerra Civil se convertirían en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), bajo la órbita comunista. En paralelo fue abandonando la religión.

Marchó al frente al estallar la Guerra Civil Española, en 1936, dentro del batallón de milicias «Libertad» de las JSU, combatiendo en la zona de Peguerinos, en la sierra de Madrid, durante los primeros días de la contienda. Al producirse la militarización de las milicias y la creación del Ejército Republicano, fue obligado a abandonar el campo de batalla por ser menor de edad. Macarro volvió a Alcalá de Henares donde fue secretario general de las JSU en la comarca de Alcalá. Durante la contienda, se afilió al Partido Comunista de España. En enero de 1937, su padre murió en un bombardeo de la Legión Cóndor sobre Alcalá.

Macarro no pudo incorporarse al ejército regular hasta que cumplió 18 años, en 1938. Trabajó como comisario político en la 44 Brigada Mixta (estacionada en El Pardo) y más tarde como instructor político de la juventud en la 8ª División del Ejército del Centro, también en El Pardo, responsabilidad que ocupó hasta el fin de la guerra. Antes del cerco total a la capital, consiguió escapar en dirección a Levante, al igual que muchos cuadros y dirigentes del ejército republicano, las organizaciones del Frente Popular, o del aparato estatal de la República. Como muchos otros miles, Macarro llegó al puerto de Alicante en espera de que algún buque los rescatase. No pudiendo alcanzar barco alguno debido al bloqueo naval franquista, se rindió a las unidades italianas (la División Littorio) que cercaban el puerto el 31 de marzo y fue apresado y confinado, primero en el campo de prisioneros de los Almendros, y posteriormente en el campo de concentración de Albatera. Pocos días después escapó y realizó el trayecto de vuelta a Madrid, donde fue nuevamente detenido a la semana de llegar, tras ser delatado por un confidente de la policía.

  Penal de Ocaña

Penal de Burgos  --

  Cárcel de Porlier en Madrid

Su primera prisión fue la cárcel de Porlier. El régimen franquista le atribuyó el asesinato de tres personas, hechos por los que fue condenado a muerte en 1941. En sus memorias, Marcos Ana señaló:

En mi caso personal quedé impresionado y perplejo por las acusaciones del fiscal. Me hacían responsable de hechos sucedidos en Alcalá de Henares por los que ya habían sido juzgados muchos compañeros y algunos de ellos fusilados. Era la práctica habitual en aquella época confusa, especialmente en los pueblos: imputar a los dirigentes más conocidos la responsabilidad de todo lo ocurrido en el lugar.

Dos años después, su condena fue anulada por defecto de forma, si bien fue juzgado otra vez y condenado a muerte de nuevo. A este respecto, a principios de 2010, los periódicos del Grupo Intereconomía lanzaron una campaña en contra de Marcos Ana, presentando las acusaciones de los tribunales franquistas como hechos probados y verídicos.

Su expediente es el número 120.976 y en él se pueden leer los motivos de su condena: como secretario de las Juventudes Socialistas Unificadas en Alcalá de Henares y jefe de un grupo de milicianos dentro del Batallón Libertad, “tomó parte directa” en el asesinato de Marcial Plaza Delgado el 23 de julio de 1936 y en el asesinato, el 3 de septiembre de ese año, de Amadeo Martín Acuña y de Agustín Rosado.

En Porlier participó en la creación de un periódico clandestino, Juventud, en 1943, hecho por el que fue trasladado a la Dirección General de Seguridad, donde fue torturado. Fue condenado de nuevo a 30 años de reclusión por un delito contra la Seguridad del Estado y trasladado al penal de Ocaña en 1944. Tras pasar por la cárcel de Alcalá de Henares, terminó su trayectoria carcelaria en el penal de Burgos, donde permaneció desde 1946 hasta 1961. En 1943 había fallecido su madre, cuando se hallaba condenado a muerte, en la cárcel de Porlier. En 1944 su pena de muerte había sido conmutada por treinta años de cárcel, siendo condenado en total a sesenta años. No fue ejecutado por haber cometido los crímenes que se le imputaban en minoría de edad.

A mediados de la década de los 50 comenzó a escribir sus primeros poemas bajo el seudónimo de Marcos Ana que, escondidos, consiguieron salir al exterior y conocerse por muchos opositores a la dictadura. Su poesía animaba a combatir la dictadura con la palabra y hacía un llamamiento a la liberación de los presos políticos. Sus poemas contribuyeron a hacerle conocido fuera de España y a desencadenar una campaña internacional por su liberación, en la que destacaron Rafael Alberti y Pablo Neruda, que consiguió su liberación el 17 de noviembre de 1961. El Gobierno había promulgado un decreto según el cual las personas que llevaran más de veinte años ininterrumpidos en prisión serían excarceladas. Marcos Ana fue el único preso afectado por esta medida de gracia. Al producirse su liberación, sin embargo, y ante la repercusión internacional que había tenido la salida de Marcos Ana de la cárcel, el Ministerio de Información y Turismo, dirigido por Manuel Fraga, publicó un folleto titulado Marcos Ana, asesino, en el que reiteraban las acusaciones contra Ana que le habían supuesto su condena a muerte. Según Marcos Ana, si eso hubiera sido cierto, me hubieran fusilado muchos años atrás. Refiriéndose a otro folleto editado en la época por el mismo ministerio, que tacha de libelo, señala que esa política de descrédito era la respuesta franquista al daño que les hacía mi testimonio sobre las cárceles y los derechos humanos en España. El folleto era distribuido por las embajadas españolas en los países que visitaba Marcos Ana.

A principios de ese año, el PCE había hecho gestiones con Fidel Castro para que este tratase de conseguir de Franco la libertad del dirigente comunista Simón Sánchez Montero, el socialista Antonio Amat, el dirigente del Frente de Liberación Popular Julio Cerón Ayuso y del propio Marcos Ana a cambio de la de cuatro sacerdotes españoles que habían sido detenidos por el nuevo régimen castrista. Las gestiones no fructificaron.

Marchó al exilio en Francia, donde el Partido Comunista le invitó a establecer un servicio en París destinado a la propaganda antifranquista y al apoyo de los presos políticos españoles con la ayuda de personalidades del mundo de la cultura francesa y españoles exiliados: el Centro de Información y Solidaridad con España (CISE) con Pablo Picasso de presidente de honor, dirigido por Marcos Ana. En él participaban también Yves Montand, Michel Piccoli, Jean Paul Sartre o Jean Cassou. Desde ese puesto recorrió Europa y Sudamérica, pronunciando conferencias y organizando campañas de apoyo a los exiliados y opositores al franquismo. También fue miembro del comité central del PCE. En Chile conoció a Pablo Neruda, al que le uniría una gran amistad. En este puesto fue uno de los organizadores de las movilizaciones internacionales en contra del gobierno franquista a cuenta del fusilamiento de Julián Grimau el 20 de abril de 1963. La noche antes del fusilamiento, Ana hizo un último e infructuoso llamamiento a la clemencia desde Radio París.

 
   

En París conoció a Vida Sender, hija de exiliados anarquistas españoles, con quien tuvo un hijo, Marquitos, en 1963. Vida aportaba a la relación dos hijos de un matrimonio anterior. Posteriormente se separaron.

A principio de la década de los setenta, Ana se alineó con el secretario general del PCE, Santiago Carrillo, en contra de la facción más próxima a la Unión Soviética, encabezada por Enrique Líster. Carrillo le propuso en enero de 1971 como delegado permanente del PCE en el Congreso Mundial de la Paz, en sustitución de Líster, si bien fue finalmente Juan Antonio Bardem el propuesto por el PCE como miembro de la presidencia del Congreso. Líster fue expulsado, pero siguió contando con el favor del PCUS. Por ello, en octubre de 1973, Manuel Azcárate y Marcos Ana negociaron con el PCUS la exclusión de los seguidores de Líster de la delegación española en la reunión del Congreso Mundial de la Paz en Moscú en octubre de 1973, consiguiendo que Líster fuese sólo un «invitado especial».

Tras la muerte de Franco regresó a España en 1976. Durante la Transición continuó sus actividades dentro del Partido Comunista del que fue candidato al Congreso de los Diputados en las elecciones de 1977, por la provincia de Burgos, sin obtener escaño, y en el que ocupó distintas responsabilidades, como la de solidaridad internacional.

Su poesía ha sido calificada de «poesía de trinchera» y ha sido atribuida a «la fuerza de la convicción, la sentida sinceridad poética, la angustia, el miedo del hombre en el presidio». Su obra poética completa no se ha publicado, si bien se han recopilado en Venezuela. En 2007 publicó un libro de memorias, Decidme cómo es un árbol. Memoria de la prisión y la vida, prologado por, y centrado en su estancia en la cárcel y en su actividad política fuera de ella hasta la Transición. Está traducido al portugués y al italiano. Fue la publicación de este libro de memorias la que le supuso su actual notoriedad a Marcos Ana.

En sus declaraciones públicas, Marcos Ana ha mostrado su espíritu de reconciliación:

La única venganza a la que yo aspiro es a ver triunfantes los nobles ideales de libertad y justicia social, por los que hemos luchado y por los que millares de demócratas españoles perdieron la libertad o su vida.

Mahatma Gandhi Hall, Londres, 1962

El poeta Marcos Ana murió el día 24 de Noviembre de 2016 en Madrid a los 96 años de edad, tras haber sido ingresado de gravedad en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid a causa de una serie de complicaciones.

Fuente: Wikipedia

Obras

Poemas desde la cárcel. Brasil. 1960.

España a tres voces. Buenos Aires: Ediciones Horizonte. 1961., en colaboración con Luis Alberto Quesada y Jesús López Pacheco

Las soledades del muro. Akal. 1977.

Decidme cómo es un árbol. Memoria de la prisión y la vida. Barcelona: Umbriel. 2007.

Poemas de la prisión y la vida. Barcelona: Umbriel testimonios. 2011.

Vale la pena luchar. Espasa libros. 2013

Fuente: Wikipedia


 

Marcos Ana, el poeta que nos llenó el corazón de estrellas

Olga Rodríguez

Tenía 96 años y deseaba llegar a los 100, para arañar horas al tiempo que el franquismo le arrebató en la cárcel. No ha podido llegar a cumplir un siglo, pero consiguió "llenar de estrellas el corazón" de muchos

No ha querido olvidarse de nadie y tampoco de la política: sabiendo que le quedaban pocas horas quiso avisar a Alberto Garzón y a Pablo Iglesias, que lo visitaron este jueves.

Olga Rodríguez con Marcos Ana en 2015

Se ha ido Marcos Ana y aún parece un mal sueño, porque siempre había estado ahí, como referente, como poeta, como militante de la vida. Como una robusta viga en el engranaje de las convicciones. Como una representación de la lucha a través de la poesía en los oscuros años de la represión y de la impunidad, que dura hasta hoy. Como una mente clarividente que no se enredaba en las ramas, porque sabía bien lo absurdo que es perder el tiempo en la política y en la vida.

Se ha ido Marcos Ana y aún parece mentira, porque tenía fuego en la mirada y muchas ganas de vida. Porque a sus 96 años deseaba alcanzar los 100, para arañar horas al segundero, para beberse el tiempo que el franquismo le robó en la cárcel -23 años- secuestrado por un reloj de agujas como guadañas en un cadalso de sombras.

“La cárcel fue mi universidad y la de muchos”, solía decir. Dentro de ella escribió algunos de sus poemas más hermosos, como “decidme como es un árbol, contadme el canto de un río cuando se cubre de pájaros, habladme del mar, habladme del olor ancho de las estrellas, del aire, recítame un horizonte sin cerraduras ni llave...”, que contribuyeron a hacerle conocido fuera de España.

Cuando salió de prisión sus ojos, acostumbrados a las distancias cortas, a los espacios encerrados por muros y llaves, no lograron enfocar en los anchos horizontes. “Me mareaba hasta el vómito”, contaba.

Tuvo que reaprender el mundo y reajustar la retina, porque fuera todo había cambiado, incluso las curvas de los vehículos y las mujeres. Había entrado con 19 años en prisión y salido con 42. Todo un universo de códigos para ligar, coquetear y charlar le eran ajenos. Pero aprendió rápido, y su torpeza inicial con las chicas dio paso a un ensayado aprendizaje que le duró hasta sus últimos días. Si podía soltar un piropo en mitad de una entrevista, lo hacía, con una elegancia tal que siempre provocaba sonrisas.

Recorrió medio mundo para contar su historia, que es la historia de la represión dictatorial, y sus poemas, cantos de denuncia y de libertad. Conoció a Salvador Allende, a Olof Palme o a Charles Chaplin y se hizo muy amigo de Rafael Alberti, de María Teresa León y de Pablo Neruda, que habían impulsado la campaña internacional por su puesta en libertad.

“Recuerdo que una vez estuvimos en Mauthausen Neruda y yo, y cuando vi aquellos campos y los crematorios no pude contener las lágrimas. Pablo llegó por detrás, me cogió y me dijo: “parece mentira que a un hombre que ha sufrido lo que tú todavía le queden lágrimas”. Y claro que me quedaron lágrimas para llorar por muchas cosas”, recordaba en esta entrevista que grabamos en 2015 en su casa.

Hace tan solo unas semanas lo vimos en la manifestación contra el TTIP, organizada por múltiples organizaciones políticas y sociales. Con la mirada fresca, el abrazo fuerte y elegantemente vestido como siempre, observaba a la multitud con ojos sonrientes, como en tantas otras movilizaciones, desde el 15M hasta las Marchas por la Dignidad. Nunca ha dejado de estar en la calle, en la reivindicación, en la protesta. Defendió siempre verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo y su propia historia es ejemplo de cómo la transición "fue un decreto por la impunidad".

Marcos Ana supo bien, y así solía afirmarlo, que “uno se sostiene siempre por la fuerza de las ideas” y fueron éstas, junto con la poesía y el amor a la vida, las que le salvaron hasta sus últimos días. No ha querido olvidarse de nadie y tampoco de la política: sabiendo que le quedaban pocas horas, quiso avisar a Alberto Garzón y a Pablo Iglesias, que lo visitaron en la tarde de este jueves poco antes de que muriera. Ha dejado para cada uno un libro firmado que aún no les ha sido entregado.

El poeta comunista vivía para los demás y de la felicidad de los demás. Así lo decía él mismo y así lo practicaba. Le recuerdo en su casa, rodeado de fotografías y pertrechado con su sólida memoria, con las puertas siempre abiertas, sin cerraduras ni llave, para quien quisiera visitarle, para "que pasen los pájaros, los amigos, el sol y el aire”. Sabía ver muy hondo, traspasando muros y prejuicios, haciendo de la entrega su bandera, siempre pendiente de los otros.

Dijo en varias ocasiones que había hecho casi todas las cosas que le habían gustado, y entre ellas, dos importantes: mantener siempre la dignidad y ser más fuerte que el odio de sus enemigos. “Eso lo he conseguido. Lo que he querido siempre es estar conforme conmigo, mirarme al espejo y decir ese soy yo y así quiero ser”.

Y así se va. Siendo el hombre que quiso ser y quedándose un poco en todos nosotros. Como un poeta rescatado por la poesía, como un militante salvado por las ideas, como un luchador antifascista y una víctima del franquismo con un único deseo de venganza: “que triunfen mis ideales”; y con “un terrible pecado: querer llenar de estrellas el corazón del hombre”. Sabía que ser poeta es no encerrarse, darse a todos, encontrar en otros la propia vida. No ha podido llegar a cumplir cien años, pero ha conseguido dejar incontables corazones llenos de estrellas. Y en ellos sigue vivo. Que la tierra te sea leve, poeta eterno.

Fuente: eldiario.es

 

 

El ejemplo de Marcos Ana: un arma cargada de futuro

Alberto Garzón Espinosa y Esther López Barceló

«La única venganza a la que yo aspiro es a ver triunfantes los nobles ideales de libertad y justicia social». Estas palabras describen el espíritu de un hombre que fue bautizado como Fernando Macarro y que, sin embargo, decidió cambiarse el nombre por el de su padre y madre: Marcos Ana. Tan bello gesto no fue un capricho sino una necesidad: había que evitar la censura franquista.

Marcos Ana nació en el seno de una familia de jornaleros y dejó los estudios con doce años para trabajar. Vivió sus años de infancia y juventud entre Ventosa del río Almar y Alcalá de Henares. Las duras condiciones económicas que protagonizaron sus primeros años de vida hicieron emerger su conciencia de clase, lo que a los dieciséis años le empujó a formar parte de las Juventudes Socialistas Unificadas. A tan temprana edad sufrió la conmoción del golpe de Estado y su compromiso político le llevó a participar activamente en el frente de Madrid para defender la legítima II República bajo el grito de «¡No pasarán!».

Durante los tristes años de la guerra perdió a su padre, asesinado durante un bombardeo de la Legión Cóndor, que era la ayuda aérea que Hitler envió para ayudar a Franco en su labor de aniquilación de la población civil española durante la Guerra Civil.

"Durante la guerra perdió a su padre, asesinado durante un bombardeo de la Legión Cóndor"

 

Marcos Ana fue también uno de los miles defensores de la democracia, de la legítima II República, que cruzó el país en marzo de 1939 para alcanzar el puerto de Alicante. Todas las fuerzas políticas democráticas y organizaciones sindicales que se habían enfrentado al golpe de Estado franquista se concentraron allí buscando la única salida viable ante la ya inminente victoria del fascismo. Como ocurre en la actualidad, entonces miles y miles de personas, familias enteras, se congregaron ante el Mediterráneo esperando zarpar hacia la paz.

Sin embargo, hace 77 años, el puerto de Alicante se convirtió en una cárcel de agua. Los esperados barcos no llegaron debido al bloqueo que realizaron los buques franquistas. Al final de la guerra Marcos Ana, como tantos otros, aún seguía en Alicante. Detenido por las tropas fascistas italianas, pasaría después por el tristemente célebre Campo de los Almendros, que el primer día se quedó sin frutos y el cuarto sin hojas, todas engullidas por el hambre. Después le llevaron al campo de concentración de Albatera, del que pudo escapar gracias a su aspecto juvenil.

Sin embargo, toda España se empezaba a convertir en una gran cárcel, en un penal insaciable que cavaba fosas sin descanso. También estaba repleta de chivatos y espías franquistas. Así, un confidente de la policía le delató ante la policía franquista y fue detenido de nuevo. En efecto, tras la guerra civil nunca llegó la paz, sino la dictadura. Una dictadura que duraría 40 años, de los cuales Marcos Ana pasó 23 años en la cárcel. La condena de un luchador por la democracia.

Sufrió la vida carcelaria de Porlier, Ocaña y Burgos, pasando por las torturas y vejaciones propias de la Dirección General de Seguridad, situada en la Puerta del Sol, símbolo de la represión del régimen y por cuyas ventanas lanzaron de una paliza a Julián Grimau para fusilarlo después completamente descompuesto. Sin embargo, la humanidad de Marcos se hacía patente en los momentos más duros, cuando a uno de sus carcelarios tras una agresión, le explicó: «lucho por una sociedad en la que nadie le pueda hacer a usted lo que usted me está haciendo a mí».

"La presión internacional y nacional obligó a Franco a firmar la excarcelación de quien llevara más de veinte años en la cárcel"

"Sufrió dos condenas a muerte, una por su actividad política defendiendo la legitimidad democrática en la Guerra Civil y la segunda porque descubrieron su organización clandestina en la cárcel y por la cual le hicieron un Consejo de Guerra. En ese tiempo fue cuando Fernando Macarro se convirtió en el poeta comunista Marcos Ana, el poeta que animó con sus palabras y sus versos al resto de compañeros. En 1961 salió en libertad apoyado por una campaña internacional impulsada por su poesía. La presión internacional y nacional obligó a Franco a firmar la excarcelación de quien llevara más de veinte años en la cárcel, y fue así como Marcos Ana pudo llevar la lucha por la libertad de sus compañeros y su pueblo al resto del mundo.

Su vida ha seguido dedicada a la lucha por los valores de la democracia, la libertad y la justicia cimentadas sobre bellas convicciones comunistas que resumió en sus versos:

“Mi pecado es terrible;
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre”

Marcos es uno de los referentes, héroes de la resistencia antifascista, a quienes debemos lo que hoy tenemos y también por lo que soñamos. El ejemplo de su vida nos enseña que cada derecho del que disfrutamos se ha construido sobre los ecos de las voces de miles de mujeres y hombres que lucharon para conquistarlos. También sobre las lágrimas y la vida misma de quienes lo dieron todo por una sociedad de justicia social. Por eso, en este día triste vamos a homenajearle con el compromiso firme y colectivo de seguir su ejemplo, reivindicando su memoria y sus valores. Y lo hacemos con sus propias palabras, que nos ayudan a superar su despedida y a levantarnos cada mañana con el empeño de estar a la altura de todo lo que nos dio y lo que le debemos:
 

"Yo tengo como consigna vivir para los demás. Es la mejor manera de vivir para uno mismo"

 

Con el puño en alto, las comunistas te despedimos: ¡Hasta siempre compañero del alma, compañero!

Fuente: Publico

 

 

Cuéntenles a sus hijos quién es Marcos Ana

Se apaga la memoria de un siglo de lucha antifascista y por la libertad

Isaac Rosa

Cuéntenles a sus hijas e hijos quién es Marcos Ana. Porque de lo contrario, salvo que hayan tenido la suerte de conocerlo en alguna de sus visitas a colegios e institutos, es probable que no sepan quién es. Pese a algunos homenajes y reconocimientos recientes, este jueves eran muchos los que buscaban en Google quién es ese tal Marcos Ana. Y esa ignorancia da la medida de los agujeros que sigue teniendo la memoria colectiva de este país, sobre todo con los antifascistas, y más con los comunistas.

Y si sus hijos no saben quién es Marcos Ana, quizás tampoco sepan que hace ochenta años hubo mujeres y hombres que lucharon contra el fascismo, algunos casi niños, como él. Y que decenas de miles fueron condenados a muerte, fusilados, pasados a garrote. A punto estuvo Ana, condenado a muerte dos veces. Quizás sus hijos han oído algo de la dictadura, pero no conocen cómo eran las durísimas cárceles de la posguerra, donde Marcos Ana se dejó 23 años. Porlier, Ocaña, Burgos. Repítanles la cifra a sus hijos: 23 años. Toda la juventud, entrar adolescente y salir adulto.

Si tienen edad para ello, cuéntenles también cómo torturaba el franquismo, las palizas que Ana y tantos antifascistas se llevaron en esas cárceles o en la Puerta del Sol madrileña, donde sigue sin haber una placa que los recuerde.

Cuéntenles a sus hijas e hijos quién es Marcos Ana, denles a leer sus memorias, para que conozcan cómo trabajadoras y trabajadores de todo el mundo fueron solidarios con los presos españoles y contra la dictadura. Todos esos países donde acogieron a Ana en los quince años que pasó llevando por el mundo la lucha por la libertad y los derechos humanos en España.

Aunque quizás sus hijas, sus hijos, les sorprenden: claro que saben quién es Marcos Ana. El revolucionario, el comunista, el poeta. Lo conocieron en Sol, cuando el 15M. Lo han visto en manifestaciones, en concentraciones, en huelgas, en actos solidarios. Puede que hasta hayan ido a su casa, su piso en Retiro que siempre ha estado abierto, donde si vas coincides siempre con varias visitas a la vez, jóvenes sobre todo. La casa abierta de quien estuvo 23 años encerrado y decidió que “si salgo un día a la vida / mi casa no tendrá llaves”.

No solo a sus hijos: cuenten a todo el mundo quién es Marcos Ana, porque vamos a necesitar mucha gente para mantener viva toda la memoria que llevaba encima. La suya, la de sus padres, Marcos y Ana. La de sus camaradas caídos. La de tantas mujeres y hombres que conoció en la guerra, en la ratonera trágica del puerto de Alicante, en el terrible Campo de los Almendros, en las cárceles donde había sacas diarias y frío, hambre, enfermedad y palizas; en el exilio del que muchos ya no tuvieron tiempo para volver.

De todos es memoria Marcos Ana, de todos lleva décadas hablando en plural, siendo “nosotros”, leal y generoso. Hoy ha muerto, ya no podrá seguir recuperando los años que le quitó la cárcel. Y vamos a necesitar mucha gente buena para mantener viva su resistencia, que es la de miles de mujeres y hombres desde hace un siglo.

Fuente: eldiario.es

 

 
 
 

Poemas

Decidme cómo es un árbol

Mi corazón es patio

Mi vida

Yo denuncio

Carta urgente a la juventud del mundo

Más poemas

 

Decidme cómo es un árbol

Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,
habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire.

Recitadme un horizonte sin cerradura
y sin llave como la choza de un pobre,
decidme cómo es el beso de una mujer,
dadme el nombre del amor
no lo recuerdo.

¿Aún las noches se perfuman de enamorados
tiemblos de pasión bajo la luna
o solo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mi rosa?

22 años, ya olvidé
la dimensión de las cosas,
su olor, su aroma,
escribo a tientas el mar,
el campo, el bosque, digo bosque
y he perdido la geometría del árbol.

Hablo por hablar asuntos
que los años me olvidaron.

No puedo seguir:
escucho los pasos del funcionario.

Mi corazón es patio

La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.

Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.

Pero el mundo es un patio
(Un patio donde giran
los hombres sin espacio)

A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”.

Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.

“Es la vida”, me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…

Pero soñar es despierto
(mi reja es el costado
de un sueño
que da al campo)

Amanezco, y ya todo
-fuera del sueño- es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.

¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!

Yo ya creo que todo
-fuera del sueño- es patio.
(Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos).

Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
-hasta en el sueño- es patio.

Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.
(Un patio donde giran
los hombres sin descanso)

Mi vida

Mi vida,
os la puedo contar en dos palabras:
Un patio.
Y un trocito de cielo
por donde a veces pasan
una nube perdida
y algún pájaro huyendo de sus alas.

Yo denuncio

Yo no pido clemencia. Yo no pido
con un hilo de voz descolorida
perdón para la vida que me deben.
Odio la voz delgada que se postra
y el corazón que llora de rodillas
y esas frentes vertidas en el polvo,
hecha añicos la luz del pensamiento.

Yo no pido clemencia. Yo no junto
las manos temblorosas en un ruego.
Arden voces de orgullo en mi palabra
cuando exigen -sin llanto- que las puertas
de la venganza oscura se derriben
y a los hombres descuelguen de sus cruces.

Yo no pido clemencia. Yo denuncio
al dictador cadáver que gobierna
la vida de los hombres con un hacha
y ahora quiere dejar para escarmiento
mi cabeza cortada en una pica.

Yo no pido clemencia.
Doy banderas.
Paso de mano el golpeado
corazón de mi pueblo prisionero.

Carta urgente a la juventud del mundo

Si la juventud quisiera
mi pena se acabaría,
y mis cadenas.

(Decid ¡basta!
Haced la prueba.)

Vuestros brazos son un bosque
que llena toda la tierra;
si enarboláis vuestras manos
el cielo cubrís con ellas.
¿Qué tiranos, qué cerrojos,
qué murallones, qué puertas
no vencieran vuestras voces
en un alud de protesta?

(Todos los tiranos tienen
sus pedestales de arena,
de sangre rota, y de barro
babilónico sus piernas.)

Pronunciad una palabra,
decid una sola letra,
moved tan solo los labios
a la vez y la marea
juvenil atronaría
como un mar cuando se encrespa.

Pero, ¿quién soy yo, qué barco
de dolor, qué espuma vieja,
qué aire sin luz en el viento
acerco a vuestras riberas?

Como campanario de oro
vuestros corazones sueñan.
La juventud es la hora
del amor, su primavera.
¿Por qué mover vuestras ramas
alegres con mi tristeza?
¿No es mejor que yo me coma
mi pan solo en las tinieblas;
que mis pies cuenten las losas
veinte años más, mientras sueñan
mis alas entre las nubes
de un cielo roto en mis rejas?

Pero la vida -mi vida-
me está clamando en las venas;
abrasa loca las palmas
de mis manos; lanzaderas
clava y desclava en mi frente
y el pensamiento me quema.

Ved nuestros tonos. Ya somos
como terribles cortezas;
claustrales rostros, salobres
ojos que buscan a tientas
-sedientos de luz y sol-
una grieta entre las piedras.

No sabéis lo que es vivir
muriéndose a vida llena;
grises, sobre grises patios,
sin más luz que una bandera
de amor...

Ni lo sepáis nunca...
Más si queréis que esta lepra
jamás os alcance el pecho,
no dejéis "mi muerte" quieta.
No dejadme, no dejadnos
con nuestras sienes abiertas
y en un cerrojo sangrante
crucificada la lengua.

Levad vuestros pechos. ¡Pronto!
( Es bueno que esta gangrena
os revuelva las entrañas.)
¡Echad abajo mi celda!
Abrid mi ataúd; que el mundo
en pie de asombro nos vea
indomables, pero heridos,
sepultos bajo la tierra.
¡Que no queden en silencio
mis cadenas!

Fuente: eldiario.es


Más poemas

“Marcos Ana: No rogamos clemencia”: AQUÍ

“Marcos Ana: A los católicos”: AQUÍ

“Marcos Ana: Hablar en paz”: AQUÍ

“Marcos Ana: Malditos sean”: AQUÍ

“Marcos Ana: Mi casa y mi corazón”: AQUÍ

“Marcos Ana: Canto absoluto a la libertad”: AQUÍ

“Marcos Ana: Decidme como es un árbol”: AQUÍ

“Marcos Ana: Valientes, de Poemas de la prisión y la vida”: AQUÍ

“Marcos Ana: Mi corazón es patio”: AQUÍ

“Marcos Ana: Hablaré por vosotros”: AQUÍ

“Marcos Ana: Rómpete corazón, de Poemas de la prisión y la vida”: AQUÍ

“Marcos Ana: Mano abierta”: AQUÍ

“Marcos Ana: Oración a la Patria”: AQUÍ

“Marcos Ana: De río a río”: AQUÍ

Fuente: Triana.rts


 

Marcos Ana: “La transición fue un decreto por la impunidad”

 

 

Marcos Ana, 23 años en las cárceles de Franco

 

 

Decidme como es un árbol

 
 

 

ESTADÍSTICAS
clocks for websitecontadores web

Multiforo.eu es una web personal con fines no lucrativos
Editado por
Víctor Arrogante
contacto: varrogante arroba multiforo punto eu
Navegador Chrome