Que el presidente Obama haya
visitado Cuba no es
suficiente para dar una
respuesta positiva y poner
fin al embargo, que es
bloqueo, que los Estados
Unidos de América del norte
mantiene contra Cuba desde
1960. No han sido
suficientes las resoluciones
de Naciones Unidas ni los
llamamientos humanitarios ni
el fin de la Guerra Fría.
Parece que no ha pasado el
tiempo. Se observan
movimientos y cierta
apertura, pero no es
suficiente. La visita de
Obama ha sido a un show con
barras y estrellas. El
bloqueo es una coacción y
agresión económica, que
entraña una conducta
genocida y significa el
aislamiento, la asfixia y la
inmovilidad de Cuba, todo
para doblegar al pueblo
cubano.
Las
acciones ejercidas contra
Cuba por los EEUU
no se enmarcan en la
definición de «embargo».
Cuba no es deudora de EEUU y
no ha cometido delito alguno
que autorice el secuestro y
liquidación de sus bienes a
favor de Norteamérica. Cuba
no ha sido ni es una amenaza
para la seguridad, por lo
que la pretensión de
aplicarle medidas de
legítima defensa, resulta
contraria a la ley
internacional. EEUU emplea
la figura del «embargo» para
no reconocer que aplica a
Cuba medidas de guerra en
tiempo de paz. El
aislamiento, la asfixia y la
inmovilidad a la que someten
a Cuba, son acciones típicas
de un «bloqueo»: cortar,
cerrar, incomunicar con el
exterior, para lograr la
rendición del país por la
fuerza o por el hambre. No
lo han conseguido del todo.
La
visita de Barack Obama se ha
enmarcado en el proceso de
acercamiento, iniciado el 17
de diciembre de 2014,
momento en el que el Jefe de
Estado norteamericano
reconoció en diferentes
oportunidades el fracaso de
la política hostil de la
Casa Blanca contra el pueblo
cubano: «el
aislamiento no ha funcionado».
Celebré ese momento
histórico, porque era el
ejemplo más claro, de que la
resistencia del gobierno y
pueblo cubano fueron y
siguen siendo fundamentales
en la lucha contra el
imperialismo y la imposición
de modelos de gobierno que
no respetan la soberanía de
los pueblos. Pero los
Halcones de Washington
siguen presionando para que
nada sea fácil.
La «Ley
Helms-Burton»,
que legalizó el bloqueo
económico, comercial y
financiero a la isla, solo
puede ser derogada por el
Congreso estadounidense.
Esta normativa contempla
duras sanciones contra los
países que intenten
emprender relaciones
comerciales con Cuba. Donald
Trump es el único aspirante
republicano que
se ha mostrado a favor de
mantener las relaciones
diplomáticas con Cuba
si llega a la Presidencia y
apoya la política de Obama
hacia Cuba. El senador
cubanoamericano por Texas,
Ted Cruz, ha prometido
romper las relaciones con
Cuba si llegan al poder,
mientras el gobernador de
Ohio, John Kasich, se limitó
a indicar que acabará con la
política de «tratar mejor a
los enemigos que a los
amigos». Trump, hace unos
años, declaraba que Fidel
Castro era un «asesino» y un
«criminal». Ahora más tibio,
ha declarado que ve
potencial en la isla y
estaría dispuesto a realizar
inversiones en un hotel. Por
el contrario, la tónica
general entre los
conservadores, sigue siendo
rechazar el acercamiento a
la isla mientras no haya
cambios políticos
sustanciales.
Las
relaciones entre EEUU y
Cuba, por intransigencias
ideológicas del vecino del
norte han sido malas y a
muerte. Recordemos la
invasión de la Bahía de
Cochinos en 1961,
operación que acabó en el
fracaso de los invasores en
menos de 65 horas y
aplastados por las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de
Cuba. Más de un centenar de
soldados invasores murieron
y otros 1200 fueron
capturaron. Obama, para
defender el fin del bloqueo,
apuntaba que: si las
relaciones con China o
Vietnam, también comunistas,
se habían retomado décadas
atrás, era tiempo de hacerlo
con Cuba. «No podemos
continuar haciendo lo mismo
que durante 50 años y
esperar un resultado
diferente». A pesar de los
intentos de EEUU por
desestabilizar al Gobierno
cubano, Cuba ha resistido.
Wikileaks en noviembre de
2006
desveló algunos proyectos
ejecutados contra Cuba.
El
presidente
Raúl Castro, ha mostrado la
disposición de su Gobierno
de avanzar en la
normalización de relaciones
con Estados Unidos,
insistiendo en que el
bloqueo sigue siendo el
principal obstáculo para el
desarrollo de su país.
Demandó poner en práctica el
arte de la convivencia
civilizada, que implica
respetar y aceptar las
diferencias y no hacer de
ellas el centro de la
relación. También recordó
que han pasado quince meses
desde el anuncio del
restablecimiento de
relaciones y que, pese a que
se ha avanzado en algunos
temas, «mucho más pudiera
hacerse si se levantara el
bloqueo». No olvidó reclamar
la devolución de los
terrenos de la Base Naval de
Guantánamo, que junto al
embargo, son los principales
obstáculos para tener
relaciones bilaterales
plenas. El embargo sigue,
EEUU ni se plantea la
exigencia de La Habana de
devolver Guantánamo y, en
materia política, permanece
un abismo entre ambos
países.
Según
informe del Gobierno cubano,
se calcula que desde el
bloqueo, en el sector salud
pública se han perdido unos
104 mil millones de dólares
y generado la escasez de
medicamentos destinados al
tratamiento de enfermedades
como el cáncer, que
perjudican directamente a la
población. En materia de
educación, afecta en la
compra de material escolar,
el mantenimiento de la red y
en el intercambio de
información científica,
cultural y deportiva. Por
otro lado, la aeronáutica
civil cubana ha perdido un
promedio, en los últimos
cuatro años, cerca de 300
mil dólares. Mientras que el
transporte terrestre se
encuentra totalmente
desactualizado. Las multas
impuestas por EEUU ascienden
a más de 11 mil 500 millones
de dólares, mientras que el
total de pérdidas monetarias
por el bloqueo llega a 116
mil 800 millones de dólares.
Además, los daños humanos
que ha producido el bloqueo
son incontables y su
duración en el tiempo ha
hecho del mismo
insostenible.
Desde
1992, son 23 las
resoluciones aprobadas por
la Asamblea General a favor
del levantamiento del
bloqueo. En 2014 fue la
68/8 por la «Necesidad de
poner fin al bloqueo
económico, comercial y
financiero impuesto por EEUU
contra Cuba»,
aprobada por una aplastante
mayoría: 188 votos a favor,
2 en contra (Estados Unidos
e Israel). Cuba no puede
utilizar en sus
transacciones
internacionales el dólar
americano, ni tiene acceso a
créditos de bancos en los
EEUU ni de sus filiales ni
de las instituciones
financieras internacionales.
Las resoluciones aprobadas
son una señal inequívoca de
que la comunidad
internacional está a favor
de la independencia, la
soberanía y la libertad del
pueblo cubano. Mas de
cincuenta años han pasado y
EEUU mantiene el castigo
«inmoral e injustificado»,
violando la propia Carta de
la ONU, la legislación
internacional y los derechos
humanos.
Mientras los líderes
proclaman sus grandes
declaraciones, la realidad
del pueblo cubano es
descorazonadora. Me cuentan
cubanos de aquí y de allí,
que el día a día de la gente
es desesperado. El embargo
quizás este cediendo en algo
(por el interés económico de
Norteamérica), pero el
autobloqueo se mantiene. La
enseñanza ha perdido el alto
grado de calidad de antaño,
porque los maestros se
cansaron, aunque siempre
quedan algunos dignos de
reverenciar, y los de la
nueva oleada carecen de la
cultura general necesaria y
con graves problemas
didácticos para enseñar. Los
mejores médicos se jubilan o
están en otros países, como
vía de escape para cubrir
las necesidades vitales
familiares. Lo peor, la
influencia de los nuevos
ricos que manejan dólares y
exhiben lo mas mediocre y
casposo del Miami cubano.
Difíciles condiciones de
vida, sin recursos
económicos y con escasos
productos, de todo tipo, que
comprar.
Más del 70% de la población
cubana ha nacido bajo el
bloqueo y el atraso
generado, en todas las áreas
de la vida, no es más que la
consecuencia de un bloqueo
arbitrario que viola
totalmente los derechos
humanos y además el legítimo
derecho a la
autodeterminación económica
y política del pueblo
cubano.
Y el
futuro a la puerta. El 24 de
febrero del 2018, Raúl
Castro se retirará y parece
que Miguel Mario Díaz-Canel
Bermúdez, discreto pero
influyente (Primer
Vicepresidente de los
Consejos de Estado y de
Ministros de Cuba; miembro
del Buró Político del
Partido Comunista de Cuba
desde 1997), es el llamado a
sustituirle. La pregunta es:
¿mantendrá el viejo orden?;
«es
la punta de un iceberg de
líderes completamente
nuevos, cuyo origen y
experiencia no tienen nada
que vez con la vieja guardia».
Ya es
tiempo de que los Estados
Unidos de la América del
Norte, den un giro a su
política y se alejen
definitivamente de la guerra
fría que dividía y mantenga
relaciones de amistad con la
totalidad de la comunidad
internacional. Dialogue y no
haga la guerra en ninguna
parte del planeta,
respetando las diferencias
en igualdad, soberanía e
independencia. Soy solidario
con el pueblo cubano y
respeto su derecho a
decidir; también
apoyo el rumbo hacia la
democracia participativa,
como el mejor modelo para la
convivencia en bienestar y
progreso.
Cuenta
la historia de las anécdotas
protagonizadas por Fidel
Castro, que en un encuentro
con reporteros, en el año
1973, el periodista Brian
Davis, de una agencia
inglesa, preguntó al
dirigente cubano: «¿Cuándo
cree usted que se podrán
restablecer las relaciones
entre Cuba y Estados Unidos,
dos países tan lejanos a
pesar de la cercanía
geográfica?». Castro le miró
fijamente y respondió bien
alto: «Estados
Unidos vendrá a dialogar con
nosotros cuando tenga un
Presidente negro y haya en
el mundo un Papa
latinoamericano».
Algunos periodistas se
rieron. Otros, incrédulos,
hicieron una mueca irónica y
ninguno de los que estaba en
la habitación creyeron la
predicción del Castro
Nostradamus. Sea o no
sea cierta la frase, lo
cierto es que se ha
cumplido.
Más del 70% de la población
cubana ha nacido bajo el
bloqueo y el atraso generado
en todas las áreas de la
vida, no es más que la
consecuencia de una acción
arbitraria que viola los
derechos humanos y el
legítimo derecho a la
autodeterminación económica
y política del pueblo. Solo
los cubanos que viven en la
isla y que disfrutan o
sufren cada día, deben ser
los llamados a reclamar
cambios radicales o
modestos. Al día de hoy,
parece que la mayoría no
está por los grandes
cambios, pero como sabios
que son, «prefieren lo bueno
del socialismo y los
productos del capitalismo».
Poner fin al bloqueo es
poner fin a la crueldad,
porque es injusto y viola
los derechos humanos. El
bloqueo contraviene el
principio de igualdad
soberana, principio de no
intervención, principio de
independencia y el derecho a
la nacionalización. Además
es inmoral porque lo sufre
el pueblo cubano en Cuba.