Pasa el
tiempo y no es que todo siga igual, sino que va a peor. Israel actúa
con más impunidad, frente a la indiferencia de Occidente. Mientras, el
pueblo palestino sufre el auténtico genocidio al que le somete los
gobiernos israelíes. Desde 1948, las vidas de la población de
Palestina han pasado por situaciones críticas y convulsas. En estos
días se recrudece la represión y muertes.
Conocemos
que la Comisión Internacional Independiente de Investigación de
Naciones Unidas sobre el Territorio Palestino Ocupado, que incluye
Jerusalén Occidental, determina que la ocupación israelí en Palestina
es ilegal. Hay "motivos razonables" para alcanzar la conclusión de que
la ocupación israelí vulnera las normas internacionales. Han
transcurrido setenta y cuatro años desde el comienzo de este trágico
conflicto.
Ni Estados
Unidos, ni la Unión Europea, ni ningún país de occidente, que tan
beligerantes están siendo contra Rusia por la invasión de Ucrania,
enviando armas, dinero y apoyo de todo tipo, han hecho nada igual a
favor de la Palestina ocupada en esta larga historia. Esta situación
muestra el cinismo, cuando no la indecencia, ante situaciones cargadas
de crímenes contra la humanidad cometidas por Israel contra el pueblo
palestino. Cada día, cada hora, conocemos como actúa el ejercito
israelí en los territorios ocupados, que clama, cuando la violencia se
ejerce contra niños y niñas.
Hace demasiado tiempo que la ONU aprobó su
Plan para la partición de Palestina 1947.
Con supuesta buena fe, se pretendía dar respuesta al conflicto entre
árabes y judíos. La presión de la comunidad judía internacional y la
mala conciencia de los actores, por el holocausto de la Segunda Guerra
Mundial, hizo que el plan fracasase.
La partición de la zona en dos estados, no
contentó a ninguna de las partes. La Liga Árabe aprobó otra resolución
que rechazaba frontalmente la de la ONU, advirtiendo que para evitar
la ejecución del plan, emplearía todos los medios, incluyendo la
intervención armada. Reino Unido abandonó Palestina el 15 de mayo de
1948, un día después de que David Ben Gurión declarase la
independencia de Israel. Desde entonces
guerras, ocupaciones y sufrimiento. Una historia sin fin, que ha
dejado demasiadas muertes.
En 1948, el
pueblo judío celebró la independencia y la creación de un estado
judío, pero criticaron el plan que dividía en tres zonas separadas el
territorio asignado, poco viable y de difícil defensa. Los líderes
árabes se opusieron al plan argumentando que violaba los derechos de
la población árabe, que representaba el 67% de la población total,
criticando que el 45% de la superficie de todo el país se adjudicaba
al nuevo Estado judío, que solo representaba el 33% de la población.
Desde entonces se han producido diferentes
crisis, intifadas, incidentes armados y guerras abiertas. La
guerra árabe-israelí de 1948, conocida como
guerra de la Independencia, fue el primero de los conflictos armados
que enfrentaron al Estado de Israel y a sus vecinos árabes. Líbano,
Siria, Transjordania, Irak y Egipto, no conformes con el Plan de la
ONU, le declararon la guerra al naciente Estado de Israel e intentaron
invadirlo. La siguiente fue la
Guerra de Suez en 1956, en la que
intervinieron Israel, Reino Unido y Francia, atacando a Egipto por la
nacionalización del Canal de Suez.
El Derecho Internacional humanitario señala que
ocupar un territorio en tiempo de guerra debe ser una situación
transitoria, pero no priva al país ocupado de su condición de Estado
ni de su soberanía. Las declaraciones recientes del secretario general
de la ONU y numerosos Estados miembros han indicado claramente que
cualquier intento de anexión unilateral del territorio de un Estado
por otro Estado es una violación del derecho internacional y es nulo y
sin efecto. La ONU alude a la votación de la semana pasada en el que
143 Estados en la Asamblea General (Israel entre ellos) rechazaron que
Rusia se anexionara cuatro regiones ucranianas.
Israel
sigue cometiendo un genocidio contra los palestinos, implacable contra
niños, mujeres y viejos. Ha transcurrido demasiado tiempo desde la
ocupación ilegal e impunidad; uso desproporcionado de la violencia,
traslado forzoso de personas, confiscación de tierras, destrucción de
hogares y castigo colectivo; la tragedia no cesa.
Un crimen imposible de olvidar. Entre el 16 y 18
de septiembre de 1982, en plena guerra civil del Líbano,
la milicia falangista libanesa atacó los campos de refugiados
palestinos de Sabra y Chatila, asesinó a
cientos de civiles, niños y mujeres. Los campos estaban bajo la
supervisión del Ministro de Defensa Israelí Ariel Sharon. Todavía se
desconoce el un número exacto de víctimas. El gobierno libanés informó
de 450 muertos, el israelí entre 700 y 800 y Cruz Roja cerca de 2.400.
La población palestina fue violada, torturada y asesinada. Hay que
seguir recordando, para exigir justicia, castigar a los responsables y
no ser cómplices con el silencio.
El pueblo
palestino sigue sometido a los designios del Estado de Israel. Hace
más de dos mil años, quien estaba sometido al Imperio Romano era el
pueblo judío. Roma ejercía su poder exigiendo tributos para el
mantenimiento de las tropas de ocupación y envío de remesas a Roma. Lo
sobrante, como dicen en La vida de Brian, era para el alcantarillado,
la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación,
las carreteras y los baños públicos. Hoy es el Estado de Israel quien
somete, a sangre y fuego, al pueblo palestino, por lo que siento dolor
y vergüenza por ello.
En la
guerra de los Seis Días en 1967, Israel
conquistó la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, la península
del Sinaí y los Altos del Golán. El siguiente conflicto fue la
guerra de Yom Kipur en 1973, en la que
Egipto y Siria iniciaron el conflicto para recuperar los territorios
que Israel ocupaba desde la Guerra de los Seis Días. Tras perder la
guerra, embargaron el petróleo de los países que ayudaron a Israel y
con la subida de los precios, provocaron una desestabilización de la
economía internacional.
El conflicto ha dado lugar a
innumerables resoluciones de la ONU,
conferencias, acuerdos y pactos −incumplidos o con la amenaza
permanente de incumplimiento−. Después de todo, las principales
cuestiones siguen pendientes: la soberanía de la Franja de Gaza y
Cisjordania; la formación un estado palestino; el estatus de la parte
oriental de Jerusalén o Altos del Golán; el destino de los
asentamientos israelíes y de los refugiados palestinos. Difíciles
cuestiones que se anteponen al reconocimiento de Israel y Palestina y
su derecho a coexistir y convivir en paz.
La
UE, junto a la ONU, Rusia y EEUU, forma parte del Cuarteto de paz de
Oriente Medio, y consideran que la creación
de un Estado palestino independiente, viable y democrático va en
interés del propio Israel. En este conflicto encaja la definición que
se atribuye a Albert Einstein: "locura es hacer lo mismo una y otra
vez esperando resultados diferentes". Tras décadas de odio fratricida,
es hora de buscar nuevas vías. Los israelíes deberían apoyar un Estado
soberano para los palestinos, levantar el bloqueo a Gaza y las
restricciones de movimiento en Cisjordania y Jerusalén Oriental. Los
palestinos deberían renunciar a la violencia y reconocer el Estado de
Israel.
Lo que está pasando en Palestina es un crimen
contra la humanidad y los asentamientos constituyen un obstáculo para
alcanzar un acuerdo de paz justo y duradero. "Palestina
es como Auschwitz", dijo José Saramago.
Denunciar y apoyar la causa palestina es un deber. Los palestinos son
víctimas de crímenes cometidos por el gobierno de Israel, con el
aplauso de su pueblo y el apoyo de EEUU. Mantener viva la memoria de
Sabra y Chatila, es decir a los palestinos que no están solos y a los
opresores que no van a quedar impunes.
La razón por la que se incumple la ley
internacional es por la permanencia de las políticas de anexión del
Gobierno de Israel.
La comisión de Naciones Unidas ha señalado que ese principio
fundamental de la Carta de Naciones Unidas dejará de tener sentido si
no se aplica universalmente. Se revisaron
las políticas y acciones utilizadas por Israel para continuar con la
ocupación y anexionarse parte del territorio palestino.
La
ocupación israelí vulnera el Derecho Internacional; ignorando la
legalidad al establecer o facilitar el establecimiento de
asentamientos, y al transferir directa o indirectamente a civiles
israelíes a estos asentamientos. La ocupación ha producido un gran
daño silencioso y trauma psicológico, como resultado de la erosión de
los derechos económicos, sociales y culturales. La comisión de la ONU
ha evaluado el impacto de las políticas de anexión y ocupación israelí
especialmente en las mujeres y los niños.
Para
Israel, los asentamientos en territorio palestino son hechos
consumados. Las políticas y acciones dirigidas a la ocupación
permanente y la anexión pueden considerarse crímenes de derecho penal
internacional y como crimen de lesa humanidad la deportación o
traslado forzoso.