El
próximo día 8, se celebra el Día Internacional de la Mujer bajo el
lema: Para Todas las mujeres y niñas: Derechos e igualdad. El tema
de este año reivindica ampliar la igualdad de derechos, el poder y
las oportunidades para todas, con un futuro feminista en el que no
se deje a nadie atrás. El empoderamiento de la próxima generación es
el núcleo de esta idea, ya que la juventud, en especial las mujeres
jóvenes y las niñas adolescentes, serán las protagonistas de cambios
duraderos en el futuro.
Naciones
Unidas, pide que se actúe para involucrar a medios, gobiernos,
líderes de empresas y comunitarios, a la sociedad civil y la
juventud, y cualquier otra persona con la capacidad de ejercer
influencia y tomar medidas en nuestras comunidades. Pide a las
personas con liderazgo que tomen medidas e inviertan en la promoción
de los derechos de las mujeres y la igualdad de género, compartiendo
las historias y los mensajes en torno a este día en plataformas
digitales a fin de generar un diálogo e inspirar la acción.
Recordemos que durante la Revolución francesa,
las mujeres marcharon hacia Versalles, junto a los hombres,
reclamando igualdad social bajo el lema «libertad, igualdad y
fraternidad». Pronto, ellas tomaron conciencia de que la lucha de
clases no contemplaba su género, lo que significaba la negación de
la plena igualdad social de la mujer por la que debían luchar. Eso
devino en las primeras peticiones formales de derechos políticos y
ciudadanía. Así lo refleja la
Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana,
redactada en 1791, que copiaba en buena medida la
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano
del 26 de agosto de 1789, el texto fundamental de la revolución
francesa. Es uno de los primeros documentos históricos que propone
la emancipación femenina en el sentido de la igualdad de derechos o
la equiparación jurídica y legal de las mujeres en relación con los
varones.
Para el
89 por ciento de los Gobiernos, poner fin a la violencia contra las
mujeres se ha convertido actualmente en una prioridad, y 193 países
cuentan con medidas jurídicas para abordarla. Los datos disponibles
muestran que en los países que disponen de leyes contra la violencia
doméstica se producen menos casos de violencia contra las mujeres.
En la
mayor parte del mundo se ha logrado la paridad en la educación. Si
conseguimos superar la brecha de género en el acceso y la
configuración de la ciencia y la tecnología, eliminaremos los
cuellos de botella restantes a los que se enfrenta la igualdad de
oportunidades y crearemos tecnologías que sirvan mejor a las
personas y al planeta.
El número
de Estados que han reforzado sus servicios de cuidados ha aumentado,
y el 32 por ciento de los países del mundo promueven hoy en día
mejores condiciones salariales y laborales para las personas que
trabajan en el sector de los cuidados. Un total de 112 países
cuentan con un plan nacional para involucrar a las mujeres en los
procesos de paz y seguridad, lo que supone un incremento
significativo frente a 2010, cuando eran solamente 19 países.
En 1910, en la II Conferencia Internacional de
Mujeres Socialistas reunida en Copenhague, se reiteró la demanda de
sufragio universal para todas las mujeres
y, a propuesta de Clara Zetkin, proclamó el Día Internacional de la
Mujer Trabajadora, aunque no se estableció una fecha fija para su
conmemoración. La propuesta de Zetkin tuvo respaldo unánime por la
conferencia a la que asistían más de cien mujeres de 17 países. El
objetivo era promover la igualdad de derechos, incluso el sufragio
para las mujeres. Además de Zetkin, otras pioneras en la
reivindicación de sus derechos fueron Rosa Luxemburgo, Aleksandra
Kolontái, Nadezhda Krúpskaya e Inessa Armand.
Como
consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague, el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora se celebró por primera vez el
19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con
mítines a los que asistieron más de un millón de personas, que
exigieron para las mujeres el derecho de voto y el de ocupar cargos
públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la
no discriminación laboral.
Según
argumenta Naciones Unidas, celebrar el 8 de marzo el día de la mujer
está estrechamente vinculado a los movimientos feministas durante la
Revolución Rusa de 1917. Fue un 8 de marzo de 1917 (un 23 de
febrero, según el calendario juliano que se utilizaba en Rusia),
cuando las mujeres rusas se declararon en huelga, pidiendo Pan y
paz. Cuatro días después, el zar se vio obligado a abdicar y el
gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho de voto.
Las
Naciones Unidas han hecho un llamado a los Gobiernos de todo el
mundo para que actúen con firmeza y decisión en favor de todas las
mujeres y niñas. Para cerrar la brecha de género a escala mundial
para 2030 se requerirá una inversión anual de 360.000 millones de
dólares, pero el costo de la inacción es mayor.
Al cerrar
la brecha digital de género, podrían ahorrarse 500.000 millones de
dólares a lo largo de los próximos cinco años. La tecnología debe
ser un motor de igualdad, no de exclusión. Es preciso apoyar el
Pacto Digital Global y poner en marcha políticas encaminadas a
superar la brecha digital de género, y garantizar la igualdad de
acceso a la tecnología y el liderazgo de todas las mujeres y niñas
en este ámbito.
Casi una
de cada diez mujeres vive en la pobreza extrema. Los servicios
públicos y la protección social amplían las oportunidades económicas
y la seguridad de las mujeres. Las mujeres también realizan al menos
el doble de trabajo de cuidados no remunerado que los hombres. Los
cuidados son la piedra angular de cualquier sociedad; una tarea que
suele realizarse sin pago o con un pago insuficiente. Pero eso no
tiene por qué ser así. Si se cerraran las brechas en la esfera de
los cuidados, se podrían crear 300 millones de empleos de aquí a
2035. Es necesario invertir parte de los presupuestos nacionales en
el fortalecimiento de la protección social y los servicios públicos
(en particular los de cuidados), a fin de combatir la pobreza y
ofrecer a las mujeres las mismas oportunidades de prosperar.
Una de
cada tres mujeres sufre violencia a lo largo de su vida. Si bien a
nivel mundial existen numerosas leyes, a menudo se implementan de
manera deficiente y hacen falta inversiones en estrategias de
prevención. Es preciso adoptar, implementar y financiar leyes y
políticas nacionales que dejen claro que la violencia contra las
mujeres no quedará impune en ningún caso, y apoyar a las
organizaciones locales de mujeres.
En todo
el mundo, las decisiones que afectan a la vida de las mujeres siguen
siendo adoptadas en su inmensa mayoría por hombres. Esto no solo es
injusto, sino que además es ineficiente. Es necesario implementar
leyes y políticas, así como medidas especiales de carácter temporal,
que permitan aumentar la cifra de mujeres en puestos de toma de
decisiones en la política, las empresas y las instituciones.
Más de
600 millones de mujeres y niñas viven cerca de conflictos armados,
mientras que la violencia sexual relacionada con los conflictos se
disparó un 50 por ciento solo el año pasado. Las organizaciones de
mujeres son las primeras en responder ante las crisis y las mayores
defensoras de la paz. Sin embargo, siguen estando infravaloradas e
insuficientemente financiadas. Es necesario adoptar planes
nacionales y dotarlos del financiamiento requerido para aumentar la
participación significativa de las mujeres en todos los aspectos de
la paz y la seguridad, así como financiar a las organizaciones de
mujeres en contextos de conflicto y crisis.
A medida
que la crisis climática y la pérdida de biodiversidad se aceleran,
las mujeres y niñas —en especial las que viven en comunidades
rurales e indígenas— sufren de manera desproporcionada sus
devastadores efectos; pero también son las primeras en aportar
soluciones. Prioricemos los derechos de las mujeres y niñas y su
liderazgo en la acción por el clima aumentando la inversión y
mejorando su acceso a empleos respetuosos con el medio ambiente, por
ejemplo en esferas como los cuidados, la agricultura sostenible y la
energía renovable.
Además,
este año marca el 30º aniversario de la Declaración de Beijing, un
documento clave en el avance de la igualdad de género que ha
conseguido mucho desde su adopción en campos como la protección
jurídica, el acceso a servicios, la participación de las mujeres y
los cambios en normas sociales, ideas y estereotipos enquistados en
el pasado.
En España, el 8 de marzo siempre ha sido y es
un espacio de rebeldía, indignación, provocación y propuesta. Un
espacio de alegría compartida, de complicidad, identidad inclusiva y
fuerza feminista.
Femiinistas.org ha convocado cientos de
concentraciones, manifestaciones y actos, con el lema Somos un
¡grito global¡. siendo conscientes de que no están todas las que
somos pero sí todas las que están, y comprometidas por derechos de
todas las personas.
Igualdad
en derechos e igualdad de trato. Igualdad en derechos ciudadanos,
sociales y laborales y la máxima protección como víctimas del
terrorismo machista. Máxima sensibilidad social y reconocimiento
institucional de primer orden. Máximo respeto. Tuve madre, hermana y
esposa, hijas, nietas y compañera. No entra en mi concepción ni se
me ocurre pensar que cualquiera de ellas hubiera tenido o tengan
menos derechos que yo o fueran mis esclavas ni de nadie.